Austeridad a la fuerza

Diego Izco (SPC)
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A falta de un mes para que se cierre el mercado de fichajes veraniego, tan solo el Real Madrid realiza un gasto fuerte: LaLiga se empobrece

Austeridad a la fuerza - Foto: ETIENNE LAURENT

Aún queda un mes para el cierre del mercado de fichajes de verano, pero el Bournemouth (decimoquinto de la Premier League el pasado curso) ya ha gastado 70 millones de euros en reforzar su plantilla. No es el típico 'caso aislado' que engorda de forma cicatera una comparación: el Brentford lleva empleados 65, uno menos que el Burnley, 74 el Brighton, 88 el Aston Villa, 35 el Nottingham Forest… por no ir a las zonas nobles de Inglaterra: 230 el Arsenal, 112 el Chelsea y el Liverpool, 117 el United, 116 el Newcastle, y se contiene (de momento) el Manchester City con esos 29 pagados por Mateo Kovacic.  

Que España perdió hace tiempo la carrera con Inglaterra (y ahora debe competir con otros campeonatos) es un hecho. Pero, ¿realmente hay tanta distancia como la que dibuja el actual mercado de fichajes? Sin contar los movimientos que se hayan producido (en todo el mundo) este fin de semana, en España 'apenas' se han gastado 247,3 millones de euros en fichajes. Un balance muy pobre respecto a otras temporadas, más aún teniendo en cuenta que más de la mitad del gasto (51,75 por ciento) corresponde a los 128 millones invertidos por el Real Madrid en Bellingham (103), Güler (20) y Fran García (cinco). 

El fichaje de Oriol Romeu es la prueba 'de facto' de que LaLiga está en crisis. En los últimos cinco mercados, el Barça promedió 156 millones de euros de gasto. Se elevó hasta los 298 en la 19/20, cuando gastó solo 205 en Antoine Griezmann y Frenkie de Jong; e incluso el pasado año, tirando de 'palancas', invirtió 158 en Raphinha, Koundé, Lewandowski y Pablo Torre. Los 3,40 'kilos' que ha pagado por quitarle un mediocentro defensivo de 31 años al Girona son el dato concluyente del empobrecimiento del campeonato. Ya no hay más gasto (no se incluyen los 30+31 en variables por el brasileño Vitor Roque, ya que llegará cuando cumpla los 18 años) en el club azulgrana, que peina el mercado en busca de futbolistas libres como Gündogan o Íñigo Martínez. 

Crisis

La crisis económica ahoga a buena parte de los equipos españoles. La situación del Barça (con problemas sistemáticos para poder inscribir a sus futbolistas en la competición) es la más conocida, pero el Atlético de Madrid -que ha gastado 7,7 millones en Javi Galán y el uruguayo sub'20 Santi Mouriño- posee una deuda neta superior a los 550 millones de euros; el Sevilla reconoció a fecha 1 de julio una deuda de 90 millones y declaró transferible a toda la plantilla… y de momento el único gasto contable (12 millones por Badé) corresponde a un movimiento de la pasada campaña; el Villarreal ha podido 'birlarle' a Sorloth (10 millones) a la Real Sociedad porque ingresó 37 por Nicolas Jackson… 

La paradoja

Frente a esta situación, España tiene el fútbol más caro del planeta. Ver la Bundesliga (Sky Deutschland) cuesta 52€ al mes, con ofertas puntuales -captación de nuevos abonados- de 39€ mensuales durante el primer año (el sueldo medio roza los 3.800); la Premier (Sky) ronda los 90 euros, pero el salario es superior a 4.300; en Italia, ver el fútbol (DAZN y Sky) cuesta 65€ al mes y el sueldo superó en 2022 los 2.800; y en Francia, con 3.180 euros mensuales de promedio, todo el fútbol (Amazon y Canal+, en paquetes separados) costaría 40€. De las cinco grandes Ligas, en España tenemos los sueldos más bajos (inferior a 2.400€ brutos) y el fútbol más caro: más de 100€ mensuales en cualquier plataforma. 

Teniendo en cuenta esos mismos salarios, el precio promedio de una entrada de visitante cuesta 10€ en Francia (topado por los propios clubes), 15€ (también fijado) en Italia, 15,62€ en Alemania, 30 libras (aproximadamente 35€, topado también) en Inglaterra… y 35,12€ en España. El precio de las entradas para cualquier espectáculo es directamente proporcional a la categoría del mismo. A nadie le escandaliza pagar 90€ por un asiento en primera fila para el último montaje del Cirque su Soleil, aunque una semana antes hubiera pagado cinco euros en el mismo asiento por ver una función de teatro 'amateur'. 

Lo que le escama al aficionado al fútbol en nuestro país, al que sistemáticamente le suben los precios temporada tras temporada, es tener la sensación de que paga demasiado por lo que realmente le ofrecen… y no tanto el 'forofo' que se entrega a unos colores en el campo como el consumidor televisivo. 

Ninguna de las grandes ligas tuvo tantos 0-0 como la nuestra, ninguna tan pocos goles y todas, más minutos de juego real. Así, el desapego de la afición empobrece el producto.