Una crecida histórica del Adaja y el Chico inunda la zona sur

Eduardo Cantalapiedra
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El agua anegó varias zonas del sur de la capital y a las 6 de la mañana, la Junta declaró el nivel 2 del Inuncyl. La alerta se mantiene activa ante la continuidad de las precipitaciones

Una crecida histórica del Adaja y el Chico inunda la zona sur

La fuerte crecida de los ríos Adaja y Chico volvió a poner en jaque a la ciudad de Ávila que este viernes vivió un nuevo episodio de inundaciones, el segundo en apenas dos semanas, pero con una intensidad que no se recordaba desde los años 40 del siglo pasado. Carreteras cortadas, garajes de viviendas anegados y locales cerrados fueron solo algunas de las consecuencias de ese aumento del nivel de los ríos que llevaron al alcalde, Jesús Manuel Sánchez Cabrera, a declarar a mediodía el Estado de Emergencia, tras acuerdo del CECOPI.  

La subida del nivel del río Adaja a su paso por la ciudad llevaba a la Confederación Hidrográfica del Duero a establecer el aviso rojo, y a las cuatro de la mañana quedaba cortada la carretera AV-900, entre las glorietas de la plaza de toros y de Derechos Humanos; una hora después, con la situación sin remitir, la Subdelegación del Gobierno cortaba al tráfico el tramo urbano de la carretera N403 (puente del Papa), y media hora más tarde se hacía lo propio con la pasarela peatonal sobre el río Chico entre las calles Santo Tomás y Radio Nacional de España… la pasarela que sobre ese mismo río lleva desde la Avenida Juan Pablo II hasta la plaza de toros estaba a esa hora completamente tapada por el agua.

A las 6 de la mañana, el delegado territorial de la Junta de Castilla y León en Ávila, José Francisco Hernández Herrero, declaraba el nivel 2 del Plan de Inuncyl por importantes avenidas en la provincia y el desbordamiento de los ríos Chico y Adaja en la capital y a las dos del mediodía, el alcalde de Ávila declaró el Estado de Emergencia, en orden a paliar los efectos de las inundaciones.

También fueron cortadas al tráfico la calle Obispo Acuña y aledañas, así como la avenida de Juan Pablo II en el entorno del parque de la Tropicana (junto al colegio Juan de Yepes), aunque esta última se reabrió poco antes de las diez de la mañana.

En buena lógica, siendo la explanada donde se lleva a cabo una piscina inesperada con más de un palmo de agua, el mercadillo de los viernes no se celebró.

El alcalde de Ávila informaba que de madrugada fueron alertados todos los vecinos de las zonas inundables del entorno de la plaza de toros para que pudieran evacuar los vehículos de los garajes y zonas bajas, y «también para que estuviesen en preaviso por si fuera necesario evacuar la zona», al tiempo que confirmaba que había habido que atender a personas con movilidad reducida.

«Es un episodio extraordinario, es algo  que no ocurre habitualmente en la ciudad de Ávila, aseguraba el regidor, quien añadía que «sí que verdad que podemos tener otro episodio de inundaciones,  que puede ser de menor medida que este, pero el desbordamiento con tanto caudal de agua del río Adaja, del río Chico y del arroyo Gemiguel no es habitual».

La madrugada del viernes se desató la alerta, y según explicaba Sánchez Cabrera, «aproximadamente a las tres de la madrugada el río se acercaba a los 2,70 de altura en la estación de aforo de la Confederación Hidrográfica de Duero. En ese momento, todos los medios que estábamos en preaviso nos pusimos en marcha, comenzamos a trabajar coordinadamente Policía Local, Policía Nacional, Bomberos y Protección civil para estar pendientes de la crecida». 

«A medida que iban pasando los minutos -prosiguió- nos acercábamos a los tres metros y ya se tomó la decisión de cortar el puente del Papa en la N-403, para evitar cualquier tipo de riesgo en el mismo y luego posteriormente fuimos adoptando medidas de cortes de calles y avenidas en la ciudad de Ávila».  

Recordó el alcalde que «la zona que se ha inundado está declarada como zona inundable» por lo que a su juicio «cuando en el año 98 se tomó la decisión de que esta zona fuera urbana, no debería haberse tomado porque se producen inundaciones, lógicamente, porque el terreno está por debajo del nivel del río. Pero en su día se tomó la decisión, hay muchos abulenses que, de manera inocente, sin conocer, compraron las viviendas, y nosotros lo que hemos hecho es avisar rápidamente a todo el mundo,  a todos los que viven en zona inundable, para que supieran que podía llegar la inundación a sus inmuebles, y de hecho ha llegado»

La gente, según detalló Sánchez Cabrera, pudo sacar los vehículos y afortunadamente no hay que lamentar ningún daño personal.  Se han atendido distintas incidencias, sobre todo de gente mayor que estaba asustada o gente que tiene alguna persona con movilidad reducida, a la que Protección Civil atendió rápidamente en sus viviendas y sobre todo dándoles cariño, comprensión y tranquilidad de que estaba controlado». Y es que, como indicó el alcalde, fue «una crecida sostenida, no una riada. Fue creciendo poco a poco el nivel del cauce, aunque más rápido que en otras ocasiones por el deshielo, que es lo que ha causado esta inundación».  

Entre esas incidencias, además de los garajes y sótanos de las viviendas frente a la plaza de toros anegadas o los comercios de la zona que también tuvieron que permanecer cerrados al entrar el agua en sus negocios, hubo un grupo de niños de un centro de educación teresiano de la ciudad de Sevilla que se alojaba en la residencia de monjas situada frente al Soto, que hubo de recibir ayuda de la Policía Local y Protección Civil para salir de donde estaban alojados, ya que todo el recinto estaba inundado. Desde la Junta se apuntó que se evacuó, con la ayuda de Protección Civil, a más de 40 personas. 

Y aunque no hubo que desalojar a nadie de sus viviendas, sí apuntó Sánchez Cabrera que varias personas que tienen casas en la zona de las Sanguijuelas se habían quedado aisladas, aunque «se encontraban bien, sin ningún problema» ya que se encontraban en la parte superior de las viviendas.

Por la tarde volvieron las lluvias y con ellas la preocupación para los vecinos de la zona sur, con la mirada puesta en el Adaja y el Chico.