Portada abulense para un libro 'gótico' sin fronteras

D. Casillas
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Una romántica recreación de la calle de la Cruz Vieja realizada por Óscar Sacristán es elegida por la editorial Valdemar para presentar el libro 'Las extrañas aventuras de Solomon Kane'

Portada abulense para un libro ‘gótico’ sin fronteras

Una romántica recreación de la calle de la Cruz Vieja de Ávila, llamada también de La muerte y la vida a modo apócrifo que insinúa sucesos misteriosos, ilustra uno de los últimos libros publicados por la editorial Valdemar, especializada en literatura de terror, aventuras y misterio, un volumen titulado Las aventuras de Solomon Kane que reúne reúne los ocho únicos relatos protagonizados por ese personaje de ficción que publicó en vida el escritor 'maldito' Robert E. Howard, uno de los maestros de ese género gótico, respetando su escritura original y lejos de los «arreglos» que sufrieron en ediciones posteriores.

El dibujo elegido por la editorial para ilustrar la portada de esta reedición de Las aventuras de Solomon Kane es obra del artista Óscar Sacristán, un trabajo a tinta que éste realizó en su participación en el Concurso de Pintura Rápida Ciudad de Ávila del año 1992 y que recrea la calle de la Cruz Vieja en su vista más conocida, teniendo como protagonista a esa vetusta cruz que la da nombre y a los célebres bajorrelieves en granito de la pared de la Catedral que muestran a la calavera y la joven que dan ese 'segundo' nombre a la estrecha, retorcida y simbólica vía.

En el centro de la imagen pero en la zona de abajo, compartiendo sutil protagonismo con la Cruz vieja, la calavera y la joven, situó Óscar Sacristán, como una silueta apoyada sobre el muro opuesto a la pared Sur de la Catedral, un espadachín que parece que espera al contrincante con el que habrá de batirse en dramático duelo.

Portada abulense para un libro ‘gótico’ sin fronterasPortada abulense para un libro ‘gótico’ sin fronterasEsa visión idealizada de la calle de la Cruz Vieja, con la notable fuerza añadida que para dotarle de un halo de misterio le da el hecho de ser un dibujo a tinta en el que sólo hay blanco, negro y gradación de grises, es ideal para presentar esa colección de relatos protagonizados por el aventurero Salomon Kane, un sombrío puritano de los tiempos de Isabel I de Inglaterra –justiciero misterioso, solitario y de métodos expeditivos– que vive sus tenebrosas aventuras por Europa y África (un continente entonces inexplorado, lleno para imaginaciones exaltadas como la de Howard de ciudades perdidas, caníbales y horrores sin cuento), en las cuales lo sobrenatural (desde espectros a razas vampíricas) no sólo está presente sino que a menudo forma parte fundamental de sus tramas.

Explica Óscar Sacristán, muy satisfecho y agradecido por la elección por parte de Valdemar de esa tinta suya para ilustrar uno libro muy significativo de su colección de relatos góticos, que «aunque las aventuras de Solomon Kane transcurren lejos de Ávila», lo cierto que esta portada abulense es perfectamente coherente con el espíritu del aventurero, ya que «tratan de un espadachín, como los que se batían detrás de la catedral, en la calle de la Cruz Vieja, según cuentan...».

Además, añade el artista, también «he encontrado otras conexiones entre Ávila y uno de los personajes creados por Howard, acaso el más célebre de todos ellos, Conan el cimmerio», ya que, recuerda, «en el año 1981 se rodaron en la provincia de Ávila, cerca de La Hija de Dios, Robledillo y Solosancho, algunas escenas de la película Conan el Bárbaro, protagonizada por Arnold Schwarzenegger».

Pero, informa también Óscar Sacristán, no es la de este libro la primera portada con una obra suya inspirada en Ávila que la editorial Valdemar ha elegido para una de sus publicaciones, ya que en 2004 escogió como 'escaparate' para la antología de relatos Malos Sueños, uno de sus libros más vendidos, una especie de silueta siniestra que reproduce un curioso hallazgo que él realizó en nuestra provincia.

Ese dibujo a modo de simplificación en sus líneas básicas y con contraluces de una imagen fotográfica, explica, tiene como origen «una foto que hice en los alrededores de Navacepeda de Tormes, en un bosque de robles en el que encontré una corteza de árbol con un rostro quasi humano», entre triste y amenazante, que se ofrece como una mirada inquietante al convertir todo ello en un juego siniestro de sombras tras el que se esconde, seguramente, algo que temer.