Y España salvó al fútbol

Diego Izco (SPC)
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Luces y sombras de un campeonato mediocre en el juego, riguroso en lo táctico y discreto en lo físico

Olmo se dispone a abrazar a Carvajal tras el pitido final del encuentro por el título frente a Inglaterra - Foto: Lee Smith / Reuters

La Eurocopa terminó con unas sensaciones extrañas para cualquier aficionado de buen paladar: los de España acabaron contentos, pero los neutrales no. El fútbol, en general, bajó al terreno de la mediocridad. Muchos de los favoritos apostaron por 'lo conservador', quizás porque los jugadores llegaron muy castigados al final de la temporada, quizás porque las preparaciones de los clubes contemplan que las últimas gotas de sudor caigan a finales de mayo, quizás porque el rigor táctico pretende devorar al talento… Fuese lo que fuese, el mejor combinado levantó el trofeo y salvó al fútbol de sí mismo en un campeonato con más sombras que luces.

Lo mejor

Colectivamente, el conjunto de De la Fuente sacó muchos puntos de ventaja a todos. De principio a fin: siete victorias y 15 goles (récord de un solo equipo en una edición de la Eurocopa). Individualmente, ha sido el torneo de la juventud (la explosión de Nico y Yamal como figuras de talla mundial), de la confirmación (Rodri, 'MVP' de la Euro, consagrado como mejor centrocampista del planeta) y, especialmente, el de 'outsiders' como Dani Olmo o Fabián. El primero termina con tres tantos y dos asistencias y la 'salvada' de la final; y el segundo, con dos goles y dos asistencias, fue el motor que nadie esperaba: el que más kilómetros recorrió en España (69,1), el segundo que más disparó (17) tras Yamal, el tercero con más pases completados, el quinto con más balones recuperados… 

Y sería injusto pasar por la nómina de individualidades sin hablar de Laporte: el defensa del que todos sospechaban y que se ha elevado como el mejor central del campeonato. O sin nombrar a Cucurella, con el que nadie contaba por el temporadón de Grimaldo… y ha terminado convertido casi en 'icono pop' de la afición. 

Se pueden rescatar 'cositas' de la subcampeona Inglaterra a pesar de su racanería futbolística, como poco su resiliencia: llegó a la final remontando un marcador adverso en todas las rondas. Y en el plano individual, la consagración de Rice como uno de los mejores 'tractores' del planeta: arando el campo incansable (nadie ha corrido más que él: 85,7 kilómetros en siete partidos), líder de recuperaciones (46) y el centrocampista con más pases (530) de la Eurocopa. 

Curiosamente, algunos de los partidos más entretenidos estuvieron en las botas de selecciones 'menores' que, paradójicamente, elevaron el nivel del torneo. Tal vez Turquía estuvo a la cabeza de todas ellas con Güler y Kadioglu en modo estelar, y el Turquía-Georgia (3-1) de la primera jornada fuera el duelo más entretenido y caótico de la competición: 38 disparos (15 a puerta), 108 jugadas de ataque… En los georgianos, Mikautadze sorprendió a propios y extraños con tres goles y Mamardashvili se consagró como uno de los mejores porteros modernos: se fue de Alemania con 29 paradas en cuatro partidos.

En lo colectivo, poco más. Quizás Suiza, que tumbó a Italia y asfixió a Inglaterra hasta la tanda de penaltis, despuntando como uno de los equipos más sólidos de la 'Europa emergente', o Austria y Eslovaquia en la 'Europa desconocida', bloques tácticamente estupendos que apretaron a los grandes favoritos sin suerte. En lo individual, pinceladas de Musiala o Gakpo, que se marchan con tres goles por cabeza, o la tanda de penaltis de Diogo Costa ante Eslovenia, deteniendo los tres que metían a Portugal en cuartos. 

Lo peor

El nivel global merecería un análisis más profundo, pero, en particular, el de las dos grandes favoritas, Francia e Inglaterra. El 'resultadismo' ha sido su peor aliado: como ganaban o alcanzaban finales, el crédito de Deschamps o Southgate parecía inagotable… pero España, con un fútbol atrevido y atractivo, los ha desnudado. Los galos apenas lograron cuatro goles y solo uno de ellos llegó en jugada: dos en propia puerta y uno de penalti. Los 'pross' apenas ganaron tres de sus siete encuentros (con un sistema de 'puntaje', habrían sacado solo 12 de 21 posibles). 

En lo individual, Mbappé terminó con una diana de penalti (en 24 disparos, el que más de la Eurocopa) y una asistencia, y la sensación de que estaba agotado, Harry Kane (a pesar de sus tres goles) mantiene intacta su maldición y sigue a cero títulos, y Cristiano Ronaldo lastró la apuesta de Portugal (el equipo que más atacó, 379 veces, y el que más posesión tuvo, un 64,8 por ciento) con cero goles en 23 intentos. Tampoco se fueron precisamente contentos dos excompañeros suyos, Toni Kroos y Luka Modric, que disputaron sus últimos minutos con sus selecciones saliendo por la puerta trasera -en el caso del alemán, en cuartos, con una actuación dudosa (nueve faltas) en la que lesionó a Pedri-. Ni Lukaku, 'maldito' en grandes citas desde sus errores en Qatar'22, con tres goles anulados por el VAR. 

Italia no superó los octavos (derrotada con justicia por Suiza) y, bajando la mirada, quizás Escocia fue la peor de las 24 selecciones. Apenas 16 disparos y masacrada desde el principio, con un rendimiento muy similar al de Polonia o Serbia (con un gol, la menos realizadora de toda la Eurocopa).