El nuevo año se estrenará en Navalacruz con una mala noticia para sus vecinos, la del cierre de la farmacia. Un cierre que a nadie pilla de sorpresa pero que los vecinos, y el Ayuntamiento, confiaban en que no se materializara. De hecho, hace unos días el Consistorio había planteado una alternativa para evitar el cierre: ofrecer de forma gratuita el local donde se ubica la farmacia y también vivienda al farmacéutico que se quisiera quedar con este negocio. Sin embargo, el traspaso no será posible porque Sanidad ya ha resuelto la solicitud de cierre definitivo de esta farmacia presentada por la actual farmacéutica, que tomó esta decisión tras muchos intentos de traspasar el negocio, todos ellos sin éxito.
Este cierre definitivo de la farmacia de Navalacruz no tiene vuelta atrás, como apunta Inés Barco, presidenta del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Ávila, que explica que una vez que desde la Dirección General de Sanidad Pública de Castilla y León se autoriza el cierre definitivo la opción pasa por solicitar una nueva licencia lo que en el caso de municipios como Navalacruz no es posible porque la normativa actual dice que para abrir una nueva farmacia el municipio debe contar con al menos 2.500 habitantes, cifra de población que ni de lejos alcanza este municipio del Alberche donde están empadronados poco más de dos centenares de vecinos.
De hecho, en los municipios de menos de esa población donde hay servicio de farmacia lo hay porque esas aperturas se realizaron con anterioridad a la actual normativa que condiciona las nuevas aperturas a un mínimo de población, que en este caso es de 2.500 habitantes. Es más, apunta Barco que en pequeños municipios como Navalacruz las farmacias son «deficitarias» como negocio puesto que las ventas en núcleos de población tan reducidos son muy escasas. Es más, la de Navalacruz es una farmacia de las denominadas VEC (viabiliadad económica comprometida) de las que hay una veintena en Ávila y que debido al bajo nivel de ingresos que generan reciben una ayuda de la administración regional. Pero incluso con esa ayuda, asegura la presidenta del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Ávila, el negocio es deficitario hasta tal punto que estos farmacéuticos «llegan a ganar menos que si trabajaran para otras farmacias», sin contar, además, con la cantidad de horas que requiere la prestación de un servicio que también les obliga a hacer guardias nocturnas y de fin de semana. De hecho, los bajos ingresos de la farmacia y esa dedicación casi exclusiva al negocio suelen estar detrás del cierre de estas farmacias, como así ha ocurrido en el caso de la de Navalacruz. Un cierre que se suma al que en los últimos tiempos también se han producido en las farmacias de Solana de Rioalmar, San Martín del Pimpollar, Villarejo del Valle y San Martín de la Vega del Alberche y que, avisa Barco, «no serán los último» que se produzcan en la provincia de Ávila.
alternativa Pese al cierre de la farmacia en los pequeños municipios existe la opción de seguir prestando un servicio farmacéutico a través de la apertura de botiquines cuya explotación asume una farmacia cercana. En estos casos es el Ayuntamiento el que cede un local municipal para licitar el servicio de botiquín, que suele adjudicarse la farmacia más próxima que está obligada a dar servicio como mínimo cuatro horas a la semana en dos días distintos (en el caso de las farmacias están obligadas a un mínimo de 30 horas semanales), lo que normalmente se hace coincidir con las jornadas en las que en esa localidad se pasa consulta para que los pacientes puedan adquirir lo recetado.
En la provincia de Ávila hay once pueblos que cuentan con botiquín farmacéutico.