La risa tiene múltiples beneficios para la salud de la personas. De hecho, podría verse como un 'medicamento' natural por varias razones: favorece el descanso, mejora la capacidad cognitiva (ayuda a la memoria, la concentración, el aprendizaje y la creatividad), sube el ánimo, mejora la capacidad de socialización y, muy importante, influye positivamente en la salud mental (aumenta los niveles de serotonina y dopanima y permite reducir la ansiedad y la depresión). Por tanto, es normal que sean tendencia los talleres de risoterapia, ahora que la sociedad vive a todo trapo.
El Ayuntamiento de Ávila, a través del área de Servicios Sociales, organiza desde el mes pasado, además de talleres de cocina, de inglés práctico y de gestiones digitales, unas clases terapéuticas para mayores en el Centro Jesús Jiménez Bustos y en el Centro Vicente Ferrer, donde medio centenar de abulenses, repartidos en dos grupos (realizarán cuatro sesiones en total), ya están disfrutando de los beneficios sociales y saludables de la risa. "Queremos potenciar el bienestar físico, mental y, principalmente, social, y que vengan y disfruten mucho riéndose, que es lo que estamos consiguiendo", declaró la teniente de alcalde de Servicios Sociales, Paloma del Nogal. Cada sesión tiene una duración aproximada de una hora en la que los participantes realizan actividades y juegos con los que acaban riendo a carcajada limpia gracias a la sabia intervención del director teatral Juan José Severo, encargado de impartir los talleres. "Se trata de potenciar la calidad de vida. La risoterapia contribuye a aligerar la carga de preocupaciones que cargamos en la mochila a la vez que nos hacemos mayores", expuso. Las sesiones comienzan con una fase de calentamiento respiratorio y de los músculos de la cara, después ejercicios del llamado yoga de la risa para finalizar con juegos psicológicos para potenciar el sentido del humor. "Yo no soy un humorista, no vengo a contar chistes. Lo que hago es producir ejercicios y dinámicas para provocar la risa. De modo que conseguimos los mismos efectos que si estuviéramos viendo una comedia o un monólogo", explicó Severo.
La risa es contagiosa y los talleres de risoterapia son adictivos. Muchos de los mayores han repetido experiencia y se han convertido en habituales de estas clases. Es el caso de Priscila, que ya conocía los beneficios de esta terapia y decidió repetir en estos talleres impulsados desde el Consistorio. "La risa me está provocando muchos beneficios, porque reírme me sienta muy bien", afirmó. Lo mismo le sucede a Teresa, a quien le llamó la atención la denominación de risoterapia (terapia de la risa). "Cuando me río no pienso en otras cosas de la vida. Es un momento de relajación psicológica y de disfrutar mucho. Muchas veces nos vamos hasta con dolor de estómago de tanto reír", confesó. Para María Elena, una mujer muy dicharachera y graciosa, estas clases la están viniendo de perlas para reír y hacer reír. "Animo a la gente a venir y a participar en estos talleres, porque son maravillosos".
Unas sesiones que comienzan con una risa falsa, pero que, rápidamente, se acaba transformando en carcajadas reales, contagiosas y muy beneficiosas. De hecho, incluso puede provocar apetito sexual. Unas clases que permiten a nuestros mayores mejorar su calidad de vida y olvidar sus problemas durante un agradable rato y al que también deberíamos apuntarnos el resto de adultos, para combatir el estrés, la ansiedad y, en algunos casos, la depresión que domina esta sociedad actual.