Premio a la prevención

B.M
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La abulense Ana Casado fue reconocida por su proyecto 'Leucemia infantil de células B: preleucemia, estrés inmunológico y prevención', con un premio de 6.000 euros

Premio a la prevención

La abulense Ana Casado se convirtió en la ganadora de la primera edición del Premio Alumni–USAL 'Salud y Bienestar' impulsado por Espacio de Salud DKV Salamanca, con el trabajo titulado 'Leucemia infantil de células B: preleucemia, estrés inmunológico y prevención', con un premio de 6.000 euros.

Casado García es doctora en Biociencias: Biología y Clínica del Cáncer y Medicina Traslacional por la Universidad de Salamanca y actualmente trabaja como investigadora postdoctoral en el grupo de pediatría clínica en el Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca (IBSAL). El jurado valoró su trayectoria académica (recibió el Premio Extraordinario de Grado) y el gran número de publicaciones relacionadas con su tesis. Rosario García Gómez, mecenas del premio junto a Javier Jambrina Seco, destacaba la gran participación en esta primera edición y afirmó que «si hay algo mejor que curar una enfermedad es prevenirla, algo que sin duda trata de hacer el trabajo de Ana Casado García».

La participación en esta primera edición fue de 55 tesis candidatas, lo que pone de manifiesto, según explican desde la USAL, el alto nivel de interés y dedicación de los estudiantes de la Universidad de Salamanca hacia la investigación en ámbito de la salud y bienestar.

Pero entre todas estas tesis destaca el trabajo de Ana Casado, que trabaja en un laboratorio en el Centro de Investigación del Cáncer, donde se hace una «investigación en modelos animales, en ratones, para entender por qué se produce la leucemia porque la leucemia infantil es el cáncer más frecuente. Se sabe mucho a nivel genético de la enfermedad, es decir, de los cambios genéticos que hacen que algunos niños tengan esta enfermedad, pero no se sabe muy bien por qué solamente pasa en algunos niños y en otros no. Cada año se calcula que entre el 5 y el 10 por ciento de los niños que nacen pueden nacer con alguna alteración genética que predisponga a que sufran leucemia unos años después. Pero solamente un uno por ciento de esos niños con predisposición llegan a tener leucemia».

En la base está que no se sabe exactamente, aunque hay indicios, por qué en algunos niños esta transformación ocurre y en otros no. Y lo que ellos hacen es «mimetizar en modelos animales esa predisposición con la que nacen algunos niños y exponer a los ratones a distintos estímulos ambientales a los que los niños están expuestos normalmente para entender cuáles de ellos sí que tienen un papel en el desarrollo de la leucemia y cuáles no».

Para ello, por ejemplo, están utilizando la exposición a patógenos comunes porque se ha visto en estudios epidemiológicos una relación entre el número de veces que los niños sufren o tienen que acudir a urgencias por infecciones y aquellos que desarrollan leucemia.  Por eso es un factor que se mimetiza en el laboratorio con los ratones.

En resumidas cuentas, lo que hacen son distintas alteraciones genéticas y comprobar qué factores ambientales sí que tienen un papel en el desarrollo de la enfermedad y cuáles no. 

Entender por qué se produce esa transformación, por qué en algunos casos pasa y en otros no, según explica Casado, «es muy importante porque lo que queremos ver es si se podría evitar de alguna manera en desarrollo de la leucemia, porque es mucho más difícil tratar una enfermedad que prevenirla». Aunque es algo que puede resultar evidente, la propia investigadora recuerda que los tratamientos que hay en cáncer, no solo en leucemia, sino que en cáncer en general, son muy tóxicos. «Y muchos de ellos no son definitivos. Es decir, aunque tengas un tratamiento para un cáncer, y esa etapa del cáncer la superes, como es una enfermedad genética, nada te impide que en el futuro la vayas a volver a desarrollar. Y por eso lo mejor sería conseguir prevenir desde el principio esa enfermedad en lugar de tener que aplicar esos tratamientos», señala.

Es por ello que trabajan en entender «por qué se produce esa transformación del estado preleucémico, que consiste en tener solo la predisposición, al leucémico, que es tener la enfermedad». Y esa ahí donde se vuelve a ese papel que puede tener la prevención, porque si se entiende «cuál es ese punto, podemos establecer alguna estrategia preventiva. Porque sí que se sabe que los niños que nacen con predisposición, pero no desarrollan enfermedad, esa predisposición la tienen toda la vida. Entonces se sabe que es algo con lo que se puede vivir sin tener ningún problema. Y si conseguimos evitar esa transformación, se conseguiría evitar mucho».

Esta investigación despierta la duda de si a los niños se les hacen este tipo de pruebas genéticas al nacer para saber si hay esa predisposición. Al respecto, Ana Casado explica que en España es algo que no se hace rutinariamente pero sí en algunos países, sobre todo en Norte Europa, Noruega, Suecia o Suiza, que tienen bases de datos muy grandes y a casi todos los niños que nacen se les hace un cribado. De hecho, señala, es ahora cuando se está empezando a introducir este estudio en las familias. 

En su caso, colaboran «mucho» con Manuel Ramírez Orellana, que es jefe de diagnóstico de cáncer infantil en el hospital Niño Jesús, en Madrid, «y nos pasa muchos datos de pacientes y muchos proyectos que hemos empezado ha sido gracias a casos de él». Se refiere a casos, por ejemplo, como una familia que tiene tres niños y dos de ellos han desarrollado una leucemia y otro alguna enfermedad autoinmune. «Como la leucemia al fin y al cabo es un cáncer de la sangre, que es donde está el sistema inmunológico, una inmunodeficiencia y una leucemia a veces pueden estar relacionadas. Siendo la leucemia un cáncer tan poco frecuente, que en una familia aparezcan dos casos, ya es algo que llama la atención», explica. Por eso en esos casos se hacen estudios genéticos a los niños y a los padres y se ha podido llegar a descubrir que los dos padres tenían alguna mutación o alguna alteración genética que predisponía a la enfermedad. 

Pero sigue siendo algo que solo se hace en familias en las que ya se ha visto algún indicio, sin que haya un cribado general.

Lo que cuenta Ana Casado sirve para entender todo el trabajo que realiza y también la importancia de recibir un premio que para ella supone, a nivel personal, «bastante satisfacción porque la situación que tenemos en España los investigadores es bastante triste» dado que «hoy en día es muy difícil encontrar financiación para estabilizarte aquí. Ya es difícil encontrar un contrato para hacer la tesis doctoral y, una vez que pasas la tesis, se empieza a complicar todavía más», indica.