"El ascenso fue una liberación"

Alberto Sánchez
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Entrenador y líder de un Real Ávila que pasará a la historia por el campeonato y ascenso en el año del Centenario, Miguel de la Fuente repasa los entresijos de una temporada con el mejor desenlace posible pero un guion demasiado enrevesado

"El ascenso fue una liberación" - Foto: David Castro

Su rostro es una mezcla de tranquilidad y orgullo. Ambas cosas por lo mismo, por un campeonato y ascenso a Segunda RFEF que ya forman parte de la historia club, como su nombre, Miguel de la Fuente, el entrenador que llevó al Real Ávila a lo que tanto deseaba y no conseguía. Lo hizo en el año más especial para el club, el año del Centenario. Cumplió el encargo que le hicieron, aquello para lo que le contrataron, pero en esto del fútbol no existen los cuentos de hadas, ni siquiera cuando el final aguarda con el mejor de los desenlaces posibles. Porque esta temporada 2023-2024 ha sido un ejercicio de funambulismo y pulso entre bambalinas. «Lo raro es que con tantas divergencias lo hayamos conseguido» reconoce abiertamente un técnico que estuvo más fuera que dentro cuando el equipo perdió en Las Salinas ante el Atlético Tordesillas, que se resquebrajó ante los medios cuando el liderato nos emborrachaba a todos por el éxito sin dejarnos ver lo que Miguel venía gritando desde hacía tiempo y que tuvo miedo a ser recordado como «el entrenador que perdió el ascenso en el año del Centenario habiendo tenido 15 puntos». A todo eso se sobrepuso. Entrenador y defensor de los 'suyos', de su bloque, a los que ha defendido y los que han dado la cara cuando hubo que conjurarse para ser campeones. Muchos hablan de un 'milagro' sospechando cómo se ha cocinado todo. «Cuando ganas 23 partidos no hay milagro pero sí diría que no ha sido la mejor fórmula para conseguirlo». Yaún así, lo han logrado. Algo bueno habrán hecho los que ahora esperan la llamada de un Real Ávila obligado a encontrar el equilibrio entre lo que quiere y lo que debe hacer.

Hace casi un año empezaba todo esto...

Empezó con una llamada de mi representante para decirme que el Real Ávila quería reunirse con nosotros.Me dijo le daba buenas sensaciones, que era gente de Valladolid, que estaban detrás personas como Luis Perote, Gonzalo Arguiñano y que querían escucharme, ver la idea que tenía, cómo haría las cosas...

"El ascenso fue una liberación" - Foto: David CastroSin embargo esa primera llamada no fue un flechazo a primera vista. Tuviste muchas dudas.

No fue algo rápido. Lo cierto es que no me despertaba buenas sensaciones, percibía que podía ser un sitio complicado de gestionar. Había una nueva propiedad, un equipo de Ávila pero con mucha gente de fuera, con poco sentimiento de pertenencia... Además, había sido un año convulso.Habían empezado con Borja Rubiato y terminado con 'Chino Zapatera. Y aunque habían jugado playoff, entre los jugadores se escuchaba de todo. Si he de ser sincero, de inicio no lo veía con buenos ojos pero mi representante insistió. «Por escuchar no perdemos nada» me decía. Nos reunimos casi cuatro horas.Hablamos de fútbol, de partidos, de jugadores, de cómo veía la categoría.

Ni siquiera había empezado el mes de junio.

Era aún muy pronto. Yo acababa de terminar el playoff con el Tordesillas. De hecho, el playoff aún no había terminado y la verdad es que yo no quería firmar tan pronto. Por un lado quieres, porque ya tienes equipo y estás tranquilo, pero por otro lado te cierras puertas.

Pero firmaste...

Luis Perote y Gonzalo Arguiñano me dieron sensación de fiabilidad, de que iban en serio.Hicieron una propuesta a la que había que dar forma.Nos dimos 48 horas. Pusimos todo en la balanza. Por un lado lo que podíamos esperar a que saliera  y no que quizás no salía. Aquello que podíamos o queríamos esperar podía tardar demasiado y cerrarnos muchas puertas, por lo que en 48 horas estaba de nuevo en casa de Luis Perote con Gonzalo y Joan.

Todo esto empezaba marcado con aquella famosa frase y exigencia de ascender como primeros y que ha estado presente toda la temporada...   

Fue una presión innecesaria y en un momento irreal, cuando aún ni siquiera sabíamos si el Salamanca UDS  iba a seguir en la categoría.

¿Fue acertado decirlo?   

No sé si acertado o no, pero yo no lo hubiera dicho.Era innecesario cargar con esa presión desde el principio de temporada. El objetivo era ascender y si tú asciendes nadie te va a cuestionar si lo has hecho siendo campeón, con un playoff, con un penalti en el último minuto... El objetivo era ascender y ascender. Así empezó todo.

De ahí a una pretemporada larguísima. Fue un quebradero de cabeza para preparar al equipo.  

Fue larguísima, con muchísimos jugadores, muchos partidos, desplazando a cada uno casi 25 jugadores... Mi preocupación era no poder asociar en el campo minutos de pretemporada a los que yo consideraba que iban a tener que llevar el peso del equipo. Además, no hay que olvidar que llevas el nombre del Real Ávila y los primeros partidos eran ante equipos como la Segovia, Arandina, Adarve,Fuenlabrada... Si te das un batacazo en pretemporada el proyecto queda en entredicho.

Hubo un momento de pretemporada en el que nos preguntamos –cuerpo técnico– dónde íbamos. Así no. Ni estábamos decidiendo cosas, ni estábamos planificando como queríamos, ni a nivel físico estábamos haciendo lo que nosotros entendíamos que había que hacer. Era un camino que no sabíamos muy bien a dónde iba a llegar. No entendíamos  nada.

Y ese camino desemboca en un inicio de temporada con derrota ante el Becerril. ¿Hubo dudas?

Muchas. Llega la primera jornada, no jugamos para perder pero perdemos. Un balón de Campos al palo y ellos se adelantan con un gol que podía ser achacable a Álvaro, que era lo más fiable que tenía en la plantilla. Ese día se quedaron fuera Alberto Martín y Marqués y no les vi ayudando como suplentes. Es más, les vi enfadados.  

Fue el peor viaje de vuelta...

Nos planteábamos muchas cosas.Una pretemporada mala, un primer partido así, los que pensábamos que eran más nuestros dentro del vestuario a las primeras de cambio no responden... No me dejó buenas sensaciones. Fue una semana fastidiada.

De aquella derrota el equipo se recuperó...

El calendario  fue un poco benévolo. Nos venía un Laguna en proceso de formación, con muchas bajas... Ganar un partido 6-0 te reafirma en todos los sentidos. Luego ganamos en Bembibre, uno de los equipos entonces llamados a estar arriba, en el último minuto, que parece una alegría mayor. Y el grupo sale más reforzado. Luego venían el Villaralbo y el Cristo Atlético, uno de los recién descendidos y uno de nuestros mejores partidos. Empiezas a coger confianza, velocidad... Después de una pretemporada que había sido un terremoto y de perder en Becerril, de repente al mes todo cambió.

Cuando ganáis al Salamanca UDS en el Helmántico es cuando, de verdad, todos empiezan a ver al Real Ávila como candidatos. ¿Vosotros también os visteis así?

Si. Nos habíamos rehecho de una derrota en la primera jornada, habíamos ganado al Cristo Atlético, al Salamanca y  alAlmazán con uno menos durante mucho tiempo.Después de esas tres jornadas nos lo dijimos. No éramos el equipo que mejor fútbol hacíamos ni el más vistoso pero aquellas señas de identidad de equipo difícil de ganar, con calidad arriba, con muy buena transición, con mucho compromiso defensivo, de esfuerzo, con buen banquillo... Aquello funcionaba. Después de esos tres partidos sí que empezamos a pensar que aquí estamos –liderato– y aquí nos queremos mover.

Fueron los primeros pasos de una racha de 19 partidos sin perder, siendo el equipo en España menos goleado. Sin embargo tú ya llevabas tiempo avisando que había problemas. ¿Los árboles no dejaban ver el bosque?

Era una situación totalmente irreal. No era un momento angustioso pero había una necesidad de reforzar la plantilla. Se había lesionado Ivi del menisco, había venido Velasco y se fracturó el pie el primer día de entrenamiento, se había marchado Nabil por motivos técnicos y por motivos suyos. El equipo ganaba, pero la realidad es que cualquier rival nos podía ganar. Éramos endebles, acabábamos los partidos cerrados atrás... Lejos de ser nuestro mejor momento era el preámbulo de lo que nos iba a pasar.

Y el inicio de la crisis fue una victoria, aquel triunfo en el último momento ante el Bembibre en el que tu muestras públicamente esa angustia...

Totalmente. Desde principios de enero estábamos diciendo que el equipo necesitaba refuerzos pero el hecho de ir ganando escondía la necesidad. Mientras yo insistía en los refuerzos el equipo no paraba de ganar.

Se ganaba por inercia, por esa 'suerte' del campeón...

La gente tenía razón cuando decía que no jugábamos a nada, que los equipos venían al Adolfo Suárez y nos dominaban. El Mirandés B, el Santa Marta o el Bembibre hicieron aquí fases de partidos de sentirnos dominados, de no dar para más físicamente, deno tener más en el banquillo... Pero el equipo ganaba y yo me preguntaba si nadie se daba cuenta.

Aquella tarde, tras ganar al Bembibre, pasó 'algo' en el vestuario. Una persona del club os echó y te echó en cara que el equipo no jugaba a nada...  

Aquí –vestuario del Adolfo Suárez– hubo una conversación y yo me sentí muy solo. Omás que solo, sentí mucha falta de comprensión. Me preguntaba por qué nadie me escuchaba.Lo que teníamos lo podíamos perder.

¿Es lo que llaman la soledad del entrenador?

Puede ser. Veía que nadie me escuchaba. Mi frase en aquella rueda de prensa fue «ojo, que como se nos vaya este ascenso va a ser un drama para todos». Yo lo veía como algo real. Teníamos 15 puntos ventaja pero conozco la categoría, los rivales y veía que podía ser un drama como al final pudo haber sido.

De no parar de ganar, a una crisis de juego, resultados y sensaciones hasta llegar a esa derrota ante el Tordesillas que se convierte en el momento más delicado de la temporada.

El equipo era un sí pero no. Tuvimos un punto de inflexión ante el Almazán. Ante el Tordesillas no fue un partido en el que estuviéramos mal pero... El Salamanca se colocó a dos puntos, el Tordesillas cinco. Ahí empieza una sensación de liga nueva en la semana del Atlético Astorga en el Adolfo Suárez.

Tuviste una reunión en Valladolid en la casa de los propietarios y en el propio campo de Las Salinas hubo quien ya te hubiera cesado. ¿Te viste fuera?

Yo creo que sí. Cuando te llaman a una reunión y te preguntan si te sientes seguro, si el equipo está contigo... Cuando te hacen ese tipo de preguntas es que tienen dudas. Hay una parte que entiendo, pero también es cierto que no era una situación de la que no hubiera avisado.

La semana y la final ante el Atlético Astorga...

Aquella semana recuperábamos a Dani Marqués y Alpha, veía que Shergo ya estaba en forma o que Adilson estaba recuperado para la causa. Era un jugador nuevo alejado del entorno y centrado en no perder el año. Era la semana clave. Entrenamos todos los días pero distinto. Busqué ayuda en todos los sitios, incluso con el psicólogo del Athletic de Bilbao al que conocía. Nos recomendó hacer dinámicas de grupo, que los jugadores se rieran. Llegamos a hacer juegos de orientación en el Adolfo Suárez, disfrazarse, con globos de agua... Les costó. Lo entiendo. Que según estábamos viniera yo con esas historias... A partir de esa actividad hubo más comunicación, nos hablamos, nos dijimos las dudas.El equipo cogió confianza, asumió que empezaba una liga nueva, que éramos los primeros y entendió que el hecho de depender de uno mismo era oro.

Os agarrasteis a eso, a depender de vosotros para alcanzar el objetivo.

El equipo salió ante el Astorga a comernos al rival. Recuerdo que tras meter el primer gol el equipo quería ir a por el segundo. Creo que ganar ese partido, después de la semana que habíamos tenido, fue clave. Aunque pueda sonar mal nos dijimos que por qué no nos olvidamos de que estábamos en el Real Ávila, de que era el año del Centenario y hacerlo por nosotros mismos. Porque por delante quedaban partidos para proclamarse campeón y en una situación así sabíamos que nosotros no fallábamos. Y no fallamos. Nadie se lo esperaba.Hicimos cinco de cinco y ahí lo tenemos.

Hicimos piña el cuerpo técnico, sabíamos que contábamos con un grupo de jugadores muy nuestros. Fueron días de mensajes personales, de ánimo... Aquí hemos tenido situaciones de mucha tensión pero al final era trabajar por nosotros más que por lo que podía suponer al club. Fueron días de pensar que el éxito era nuestro, aunque llevara implícito otras cosas. Tengo mucho que agradecer a Tena, Ivi, Campos, Toper... A gente que iba a lo personal, que te transmitía tranquilidad.

Un ascenso que fue una alegría pero también un alivio...   

Tuve sensación de liberación.Me pesaba mucho el año. Más que lo que suponía ascender, temía la sensación de lo que podía suponer no ascender. No quería ser el entrenador que dejó escapar una ventaja de 15 puntos en el año del Centenario.

Yo venía de perder un playoff de ascenso en una prórroga contra diez. Dicen que tienes que hacer caso a lo que dice la gente pero una persona me hizo un comentario: «Ten cuidado, que como no asciendas este año más que por lo que consigues se te va a empezar a recordar por lo que no consigues». Eso me hizo mucho daño. Por eso la sensación que tuve fue de liberación. El día que más lo sentí fue en Santa Marta. Era un campo en el que nunca había ganado, pero ese día vi que esto ya no se escapaba.

Esa celebración con la camiseta de los 'Cazafantasmas'    

Fue un momento de liberación, saliendo por la puerta, rodeado por tu gente. Desde el respeto, sin querer ser más que nadie pero queriendo seguir el juego de somos el fantasma que viene a asustar y a comeros y al final somos los que hemos cazado al fantasma, los que de momento –por el ascenso– lo hemos conseguido.Soy muy supersticioso y era una celebración que había que prepararla. Pero era el momento de hacerlo.  

Tu te has rodeado de un grupo de jugadores muy tuyo, de tus '14'.Estaba muy claro quiénes eran.

Siempre es necesario tener un grupo de jugadores que remen en la misma dirección y que ante la mínima grieta saquen la cara por ti, pero también había otros que no eran tan míos pero que han sido muy profesionales como Alpha, Doumbia... Había un grupo que merecía mucho la pena y eso me ayudó mucho.

Has tenido que defender a 'tus' jugadores para mantenerlos aquí durante la temporada.

Mucho, porque había jugadores que no contaban con la confianza de... Yo contaba con la ventaja de conocer su mejor versión, por eso los quería traer aquí. Tuvimos que hacer mucho trabajo, mucho teléfono, muchas llamadas, muchas visitas a sus sitios de origen en Navidad, hacer de entrenador, de padre, de hermano...Llámalo como quieras.Todo para mantener  el grupo lo más unido posible.

Eres un entrenador de morir con los tuyos...  

Yo no hubiera hecho una alineación en la que se quedaran fuera aquellos que más sentimiento de pertenencia tenían.Los podía cambiar de puesto, haber colocado a Álvaro de delantero, a Tena de portero o Garrosa de lateral, pero tenía muy claro cuál era el núcleo de jugadores que iba a sacar esto adelante. Hemos sumado a la causa a Shergo y Adilson, a Álex Moreno, a Paco y su competitividad, nos inventamos un carrilero largo comoToper, suma el carisma que tiene Llorián que es como sacar al campo al Cid Campeador... Ha habido un momento en el que teníamos los mecanismos y un equipazo.Teníamos 14 tíos que lo iban a sacar.

Tiene que haber sido una locura bajar a los entrenamientos y ver cada día una cara diferente...

La locura no era ver una cara diferente, la locura era no saberlo. Ha sido uno de los grandes problemas que hemos tenido. No se puede preparar un entrenamiento al milímetro, con cada jugador en cada puesto, medidos los tiempos y las tareas para 22 jugadores y que aparezcan 24... Si hay que dar cabida a jugadores,  si es la forma y modelo de negocio que tienen los propietarios, se hace. Yo lo que quiero es que el equipo trabaje bien, que el equipo sea competitivo. Que me tengo que adaptar a ciertas cosas, me adapto, pero tiene que haber comunicación. Por aquí han pasado 62 jugadores. La locura era no saber  cada día qué íbamos a tener para trabajar. Muchos días te tocaba improvisar con un equipo al que querías hacer campeón.

Con todo ese sufrimiento que cuentas, la tensión, la exigencia... ¿Te compensa ser entrenador de fútbol siendo fisioterapeuta?

Es el trabajo al que más tiempo dedico. Cuando el otro día me preguntaban si volvería a firmar por el Real Ávila el 'sí' no era rotundo.He dejado de hacer muchas cosas, lo he pasado mal, he discutido con gente...Incluso he tenido la sensación en ocasiones de estar haciéndome peor persona. Tengo pensamientos negativos hacia cosas o gente que yo no sabía que podía tener. Es verdad que una vez que ganas o asciendes puede que todo compense pero esa no es la vida real del entrenador. La vida real del entrenador no es ganar todos los años. Tienes que aprender a relativizar, a no llevártelo a casa. Ahora mismo no veo fútbol, con lo que a mi me gustaba.Si sigo es porque me compensa, porque crees que puedes llegar a más y repetir un año más consiguiendo el objetivo, pero el proceso de esta temporada no se lo deseo a nadie. Somos un campeón de liga con toda esa presión añadida, tantas jornadas de primero, pensamientos tan diferentes con la dirección deportiva, teniendo que salir a dar la cara por el club... Si sigo aquí es que compensa. Cuando ves la reacción de la gente te das cuenta de la dimensión que ha tenido este ascenso.

¿Ha tenido un poco de milagro conseguir el campeonato y el ascenso de esta manera?

Yo no lo llamaría milagro pero la realidad es que no es la fórmula –buena comunicación, plantilla amplia, equipo filial– que todo el mundo entiende para conseguirlo. Como que la fórmula para el ascenso no es la que teníamos aquí. Algo hemos tenido que hacer muy bien para sacarlo adelante. Milagro no, porque cuando ganas 23 partidos no puede ser un milagro, pero no es la mejor fórmula. Cuando te lees los manuales de dirección deportiva, de entrenadores, de coaching, de gestión... Te dicen cosas que aquí no se han dado. Si seguimos aquí vamos a ver cómo podemos hacer mejor las cosas para llevarlo a buen término y salir a competir en Segunda RFEF como se merece el club.

«Si queremos seguir de la mano hay cosas que no pueden volver a pasar»

 

Nunca mejor dicho, ahora os toca sentaros y hablar porque habéis tenido pareces muy diferentes

El problema es que no nos conocíamos. Igual si nos hubiéramos conocido mejor nunca se hubiera firmado ese contrato. Ahora que nos conocemos y sabemos de qué pie cojeamos es el momento de decir los problemas que hemos tenido. Este proyecto lo hemos llevado a equipo campeón, lo hemos ascendido. Si queremos seguir de la mano esto no puede volver a pasar. Lo raro es que con tantas divergencias lo hayamos conseguido.

Después de haber logrado el ascenso te apetece seguir como entrenador en Segunda RFEFpero ya has dejado muy claro por tus palabras que no a cualquier precio.

Posibilidad de entrenar en Segunda RFEFya la tuve el año pasado.No es una cuestión de llegar a Segunda RFEF para poner tu nombre y ya está, es hacer un buen papel, hacer las cosas como hay que hacerlas y es que aquí se dan unas condiciones para que, si se hacen las cosas bien, poder ser un club asentado en esta categoría y poder aspirar a más. Conociéndonos todos, sabiendo el contexto en el que estamos, estando a tiempo porque ya hemos terminado, estamos a tiempo de hacer las cosas bien y que a partir de ahí seguir en el Ávila puede ser una prioridad, pero si no se dan las condiciones pues... bueno, pues igual no sería una mala forma de decir adiós y esperar a mi momento para volver aquí. Vamos a poner todos de nuestra parte pero si no se diera, fíjate qué manera de haber estado aquí y dejar la puerta abierta, porque antes o después seguramente se darían las condiciones para volver.