Música, danza y palabra a 1.700 metros de altitud, en el mismo Cerro de la Mesa, en Navarrevisca, que el 26 y el 27 de julio acogerá el Festival Lo Sagrado en su tercera edición, en el que participarán destacadas figuras de estas disciplinas artísticas, que brillarán con otra luz al esceneficarse en los entornos paisajísticos y arqueológicos sagrados de ese municipio del valle del Alberche, donde los conciertos y espectáculos que podrán disfrutarse han sido concebidos expresamente para ese espacio.

El III Festival Lo Sagrado, organizado por el Ayuntamiento de Navarrevisca en colaboración con la Diputación Provincial de Ávila, acaba de presentarse en el Museo Nacional Tyssen-Bornemitsza, pretende indagar en la espiritualidad ligada al paisaje, al patrimonio y a las artes.  Y surge en torno a "lo sagrado" como territorio común de una zona, de una población que posee un interesante, pero todavía desconocido, patrimonio sacro y que sufre una despoblación severa. Al tiempo, se quiere dar a conocer los importantes hallazgos arqueológicos del Cerro de la Mesa de Navarrevisca, para los arqueólogos probable "lugar de los Santos" que, según la documentación medieval, albergaría el templo de San Pedro, gótico del S.XIV, y otros dos dedicados a Santa Marina y Santa Coloma, uno de ellos de época visigoda (SVII), recientemente excavado.

En esta tercera edició, el Festival Lo Sagrado ofrece de nuevo importantes propuestas como la que se articulará en torno al concierto-performance del Dúo Anmar, formado por Marisa Manchado y Ana Vega Toscano, que presentaran en estreno absoluto su obra 'Ritual'; será en su jornada inaugural, el viernes 26 de julio, en una jornada que se completará con la danza contemporánea de Luz Arcas-La Phármaco y la música celta de The Three Irishmen.  Al día siguiente, el sábado 27, el Cerro de la Mesa será testigo de la palabra de Javier Expósito Lorenzo, acompañada del flautista Raúl Balbuena, y la música inteligente, vibrante y con todos los colores del swing, de Raúl Márquez Project que nos adentrará en auténticos paisajes sonoros inspirados en los sonidos de la naturaleza.

Los recitales programados en el propio Cerro de la Mesa serán con entrada libre, pero con acceso restringido a un máximo de cien personas para preservar el ecosistema. Asimismo, las actividades previstas en la plaza de Navarrevisca serán igualmente con entrada libre, hasta completar aforo.

El lugar está rodeado de montañas y con una enorme peña sacra, con erosiones naturales, en torno a la cual se articularía este probable monte sagrado con ritos animistas desde la Prehistoria, después sacralizado por la iglesia, de ahí que resulte difícil encontrar un lugar con mayor carga espiritual.

Para la organización, Lo Sagrado es un festival que "estimula y promueve un turismo cultural, ávido de experiencias sensoriales únicas, que conecta el arte y el patrimonio artístico con la naturaleza en un enclave paisajístico de gran singularidad que presenta rasgos de una sacralidad continuada en el tiempo".

"Llevamos mucho tiempo trabajando en distintos lugares arqueológicos de la provincia de Ávila, pero cuando hace apenas cuatro años el Ayuntamiento de Navarrevisca nos planteó este proyecto, a mí me dejó perplejo, porque ese lugar, el Cerro de la Mesa, es mágico, sagrado, por muchas razones, entre ellas los restos que contiene y por el entorno natural que le rodea, de ahí que enseguida decidiéramos apostar por este festival con una inversión importante", apuntó el presidente de la Diputación durante su intervención.

Y es que, en tan sólo tres años, Lo Sagrado se ha consolidado como una de las grandes citas estivales de la provincia de Ávila; un festival que pone en relación patrimonio arqueológico, naturaleza y arte, con la espiritualidad como hilo conductor. 

En las pasadas ediciones el festival ha contado con los grupos de música medieval, Egeria y Musicantes, la folklorista Vanesa Muela, el grupo de música sufí-arábigo-andaluza, Al Firdaus-Ensemble, la música contemporánea del Dúo Arcadia y las creaciones de la flautista Trinidad Jiménez y el grupo Menhir, también con la poesía de Rosana Acquaroni. Todo ello con la danza de Omos Uno y de Jesús Rubio Gamo.