Da igual si uno está en Salamanca o en Cáceres o en Málaga. Cada vez más, las calles comerciales parecen todas iguales porque en las últimas décadas las grandes cadenas y firmas han ido ganando terreno a los negocios tradicionales a los que les cuesta sobrevivir en un entorno cada vez más competitivo. De hecho, muchas tiendas de las de toda la vida han ido cerrando sin relevo generacional dando paso a establecimientos de grandes marcas. Por eso, cada vez quedan menos negocios locales veteranos. Uno de los pocos que en Ávila puede presumir de haberle ganado, de momento, la batalla a la globalización es El Arco Iris, una tienda de las de toda la vida y probablemente también de las más antiguas de la ciudad teniendo en cuenta que está a punto de cumplir un siglo de vida.
Eduardo González, zamorano, y Marcelina Mozo, abulense, fueron los fundadores de este negocio que abrió las puertas en 1924 en el número 16 de la céntrica calle Reyes Católicos, el mismo emplazamiento en el que hoy, un siglo después, continúa en funcionamiento. Eduardo ya había trabajado con anterioridad en comercio y conocía la profesión ya que su familia tenía tienda en la localidad segoviana de Coca, lo que animó al joven matrimonio a abrir un establecimiento en Ávila, de donde era ella.
Telas, mercería, lanas, ropa de hogar.... en poco tiempo El Arco Iris se convirtió en un comercio referente en la ciudad al que acudían tanto vecinos de la capital como de la provincia que los viernes, aprovechando el día de mercado, venían a la ciudad y hacían parada en la tienda de Eduardo y Marcelina. «Una semana se les tomaban medidas y a la siguiente volvían para recoger el pantalón, la falda o la chaqueta», recuerdan Ana y María José Pindado, dos de las nietas de los fundadores de El Arco Iris y hoy propietarias de este negocio de carácter familiar en el que también están sus tíos Enrique y Carmen, dos de los cinco hijos que tuvieron Eduardo y Marcelina. «En la tienda se han hecho desde vestidos de novia hasta uniformes para las internas de La Milagrosa», cuentan quienes hoy son la tercera generación de este negocio familiar que ha conseguido llegar a los cien años gracias, en buena parte, a la buena relación de la familia que, pese a las dificultades, siempre ha tenido claro que la tienda tenía que seguir adelante «como homenaje» al esfuerzo de Eduardo y Marcelina y de sus hijos.
Si no lo encuentra en el Arco Iris, no lo hay en ningún lado - Foto: Isabel GarcíaDe hecho, en un momento u otro de su vida, todos los hijos de la pareja trabajaron en este negocio familiar donde, apuntan dos de las actuales propietarias, además de ofrecer «género de calidad y de producción nacional», algo que sigue siendo así, se daba una atención personalizada hasta el punto que dependientes y clientes establecían una relación de amistad. «Teresa, mi madre, y el resto de mis tíos se sabían no solo el nombre de los clientes y del pueblo que eran sino también cómo estaban sus hijos y las cosas que ocurrían en sus familias», pone como ejemplo María José de esa relación cercana que sus abuelos y después sus tíos y progenitora mantenían con la clientela de El Arco Iris que de forma fiel acudía a este comercio de la calle Reyes Católicos en busca de prácticamente cualquier artículo textil. «Vendían de todo, desde alforjas, trajes de agua para el campo, monos de trabajo o manteles para restaurantes», dice Ana Pindado que reconoce que tal era la oferta con la que contaba este comercio que en Ávila empezó a acuñarse una frase que todavía hoy se sigue diciendo: «si no lo encuentras en El Arco Iris, no lo encuentras en ningún lado».
Con el tiempo, el comercio fue evolucionando y también El Arco Iris, que introdujo la confección tanto de caballero como de señora que se sigue trabajando en la actualidad junto con textil de hogar, ropa interior, corsetería, pijamas y camisones, ropa especial para residencias, mantillas y trajes tradicionales. De hecho, apuntan Ana y María José, probablemente El Arco Iris sea la única tienda de Ávila donde se pueden adquirir las distintas prendas del vestir tradicional de esta provincia como pueden ser fieltro, picado, falda, pañuelos, medias o mantones.
incluso unos almacenes El Arco Iris se hizo tan popular y ganó tanta confianza entre los abulenses que en 1978 la familia abrió una nueva tienda, en este caso a modo de grandes almacenes, por detrás del Ayuntamiento, en la plaza de Zurraquín, con tres plantas dedicadas, respectivamente, a textil de hogar, confección de caballero y señora. Este comercio, que en la época causó sensación por su tamaño y variedad de género, cerró hace unos años, quedando solo la tienda que en su día abrieron Eduardo y Marcelina y que hoy atienden detrás del mostrador Mariano Bayón, que lleva 45 años trabajando para El Arco Iris, y Soraya Gutiérrez, desde hace ya 15.
«Mantener una empresa pequeña cuesta mucho pero el corazón pesa mucho», reconoce María José Pindado para explicar por qué estos días sobre el balcón que hay encima de El Arco Iris los Reyes Magos saludan a los abulenses junto a una pancarta en la que se lee '100 navidades contigo' y se dan las 'gracias' a todos los abulenses, tanto de la capital como de la provincia, que con su fidelidad han contribuido a que El Arco Iris siga en funcionamiento. «Es un homenaje al trabajo y al esfuerzo de mis abuelos y de mis tíos y mi madre, a la vez que una llamada de atención para que la gente sepa que seguimos aquí y que los comercios pequeños necesitamos apoyo y que se nos recuerde», apuntan estas dos hermanas propietarias de esta tienda emblemática que ya forma parte de la historia del comercio abulense.