La mejor fama precede a Charles Villeneuve, arquitecto, diseñador y pintor francés considerado uno de los mejores acuarelistas del mundo. Y las elevadas expectativas de calidad artística que esa notoriedad levanta no se ven en absoluto defraudadas, más bien todo lo contrario, cuando uno se pone frente a su obra.
Ese privilegio, porque no es fácil conseguir una exposición de su obra, que además es muy generosa en piezas, puede disfrutarse en Ávila gracias al empeño de Fundación Ávila por traer a este gran artista a su Palacio Los Serrano, edificio que acoge 52 obras del artista francés, la mayoría de ellas acuarelas que se funden con otras técnicas, que evidencian la grandeza de un artista total. «En estas siete salas expongo gran parte de la obra que he hecho durante los últimos 15 años desde que dejé la arquitectura para dedicarme plenamente a la pintura», declaró Charles Villeneuve ayer en la inauguración de la muestra.
Recibe al visitante, nada más entrar en la sala girando la vista hacia la izquierda, a modo de agradecido detalle de Charles Villeneuve con la ciudad que acoge su obra, una recreación del Mercado Grande realizada con acuarela y tinta, pieza de pequeño formato que ya deja intuir la gran riqueza de las otras obras que acompañan a ese testimonio abulense.
La acuarela como arte plástico de excelencia - Foto: Isabel GarcíaLa muestra brilla allá donde se mire, repartida su excelencia en obras de pequeño y gran formato, en algunas de una relevante originalidad en el formato de las acuarelas y de los marcos que las contienen –una en forma de cruz para acoger la Piazza San Marco de Venecia, otra en esquina para adaptarse a un ángulo recto de la pared–, en cuadernos de trabajo que permiten ver no sólo la obra culminada sino también el proceso creativo que ha seguido el artista.
Roma, Florencia, París, Londres, Madrid, Milán… y ese pequeño homenaje a Ávila nacen sobre el papel que usa como soporte Villeneuve especialmente hermosas, espectaculares, colosales en las visiones panorámicas y en los pequeños o grandes detalles, fundiendo la acuarela con otras técnicas pictóricas como la tinta, el lápiz o la témpera para regalar también no poca variedad en esa homogeneidad en la que se percibe la presencia de un arquitecto, porque son los edificios sus principales puntos de atención. «La acuarela es una deformación profesional de mi oficio como arquitecto», apuntó.
Y, como ocurre con el arte de verdad, consigue el artista francés que en sus obras, cautivadoras todas ellas por igual, valga tanto lo que dibuja (a veces con una devoción absoluta por el detalle, otras prefiriendo que unas pocas líneas abocetadas cuenten casi tanto como la profusión de pormenores del modelo) como lo que desdibuja, lo que dice explícitamente como lo que insinúa.
Más riqueza añade a estas obras la exacta perspectiva que elige Villeneuve para que sus visiones sean las ideales (no solamente las adecuadas) para transmitir la grandeza de sus referentes y su lado más significativo o evocador, un juego de encuadres en el que también determina un papel importante su capacidad para jugar con la luz y para crear vacíos muy llenos de sentido, conjugando la 'areté' pictórica con un lirismo que consigue un conjunto que regala mucho disfrute y pide sosiego en la contemplación. Incluso su arte se refleja en el mobiliario, creado por él mismo. «Todo lo que he hecho en mi vida me sirve hoy. Los marcos, los muebles y las vitrinas son de mi propia cosecha», afirmó.
Pero la exposición no muestra al espectador solamente esa magistral obra de Villeneuve, que ya es más que suficiente argumento para acudir y repetir, sino que en una de las salas se funde el arte plástico del francés con el del diseñador Marcos Luengo –creador de ropa que viste, entre otras personas, a la reina Letizia–, en la forma de dos grandes dibujos realizados por el primero que han servido como inspiración para dos vestidos firmados por el segundo. El francés desveló que realizará otra colaboración con Luengo en 2025 en el Real Jardín Botánico de Madrid.
En la sala final, por si todo lo anterior no fuese poco, se invita al visitante a que utilice unas gafas de realidad virtual para visitar desde esa perspectiva el 'museo virtual' que ha creado también Villeneuve para dar la oportunidad de recorrer, desde esa atalaya de la simulación que permiten las nuevas tecnologías, hasta 70 de sus obras en un espacio que puede recorrer a su antojo. «Pensaba hacer un libro, porque no soy muy pro-tecnología, para mí es un mundo extraño. Pero cuando lo descubrí, vi muchas posibilidades», confesó Villeneuve.
La exposición, un éxito para Fundación Ávila (que cierra el año sumando a esta muestra tan grande la de escultura que protagonizaron recientemente los también maestros Javier Martínez y Teresa Guerrero) y un privilegio para la ciudad, puede visitarse en el Palacio Los Serrano hasta el 15 de febrero, de lunes a viernes de 11,00 a 14,00 y de 18,00 a 21,00 horas, y los sábados de 11,00 a 13,30 y de 18,00 a 20,00.