Miles de vencejos sobrevolando veloces los cielos de Ávila y más de 500 personas dipuestas a no perder detalle de sus idas u venidas.Si hay que dar cifras de la tercera edición del Festival de los Vencejos de Ávila, éstas podrían ser la dos primeras: números que reflejan el «éxito» de una nueva cita en la que el patrimonio histórico y artístico de la ciudad se ha dado la mano con el patrimonio natural, representado en esta ocasión por estas pequeñas aves, medio africanas, medio abulenses, y tan queridas por todos.
Durante los tres días que ha durado el festival, los participantes en las diez actividades programadas por el Ayuntamiento de Ávila, han profundizado en la fisiología y costumbres de unas aves que buscan refugio cada verano en los pequeños huecos de la Muralla, San Vicente, el paredón de Santo Tomás o el convento de las Gordillas y que se dejan ver (y oír), sobre todo, al amanecer y atardecer de cada día.
De ellas han aprendido mucho los niños que han tomado parte en las actividades infantiles del programa, quizá las más concurridas del mismo. Pero también los adultos que llenaron las rutas guiadas organizadas en El Soto y en la ribera del Adaja el sábado y el domingo.
Cuando el patrimonio y la naturaleza se dan la manoMucho éxito tuvo también la observación al atardecer organizada el sábado en el paseo del Rastro. En la misma, el ilustrador de la naturaleza Nacho Sevilla sorprendió a los participantes con sus trabajos en vivo, auténticas joyas con los vencejos como principales protagonistas.
Y el vermú pajarero sirvió el domingo, un año más, para cerrar una cita de la que la concejala de Medio Ambiente, Cristina García, destaca su alta participación, y de la que Felipe Nebreda,responsable de la programación, hacía un balance muy positivo.