Las primeras horas de Donald Trump como recién investido presidente de Estados Unidos no han pillado a nadie por sorpresa. El dirigente republicano llevaba semanas -meses, incluso- anunciando un aluvión de decretos nada más asumir el poder, en su firme deseo por volver a hacer la nación norteamericana «grande de nuevo». Dicho y hecho. Porque el conservador cumplió sus promesas al dar luz verde una decena de medidas, en una intensa jornada inaugural del que es su segundo mandato.
Apenas unos minutos después de jurar el cargo en el interior del Capitolio, la actividad institucional se trasladó rápidamente al Despacho Oval, donde el magnate neoyorquino firmó 10 órdenes ejecutivas sobre migración, incluida una destinada a «cerrar» la frontera con México mediante el despliegue de militares y otra para declarar como grupos terroristas a los cárteles del narcotráfico y bandas criminales como la Mara Salvatrucha y el Tren de Aragua, prohibiendo así cualquier tipo de asistencia o colaboración con ellos.
Además, admitió otro decreto para reinstaurar el programa quédate en México, que obligaba a las personas en situación irregular y a los solicitantes de asilo a permanecer en territorio mexicano mientras se resolvían sus trámites para entrar en Estados Unidos. Esta iniciativa, oficialmente conocida como Protocolos de Protección a Migrantes, entró en vigor en enero de 2019 durante el primer mandato de Trump (2017-2021) y continuó aplicándose en los primeros meses del Gobierno de Joe Biden, hasta que fue eliminado en agosto de 2022.
Otra de las medidas de su nuevo Gabinete busca eliminar la ciudadanía por nacimiento para los hijos de sin papeles, un derecho protegido por la Constitución, que establece que toda persona nacida en territorio estadounidense obtiene automáticamente la nacionalidad, sin importar el estatus migratorio de sus padres. Sin embargo, aunque el dirigente conservador emita una orden ejecutiva sobre este tema, no está claro qué efectos legales tendría, ya que modificar este principio podría requerir un cambio constitucional, un proceso mucho más complejo.
Por si no fuera suficiente, según desgranó su equipo en una llamada con periodistas previa a la toma de posesión, los decretos también instruyen al Gobierno federal a que reanude la construcción del muro en la frontera con México, una de las promesas clave de la campaña de 2016, cuando resultó ganador.
Todo ello mientras se espera a que el republicano lleve a cabo -tal y como prometió- la mayor deportación de migrantes que se recuerda en la Historia de EEUU. Mientras, miles de personas desafiaron sus amenazas al partir en una gran caravana desde la frontera sur de México hacia el sueño americano.