El arevalense Javier Gómez lo ha vuelto a hacer. Su cita con los Sanfermines es sagrada, como también lo son las Angustias en Arévalo, así que en este julio tampoco ha faltado a los encierros más famosos del mundo, y ya van 22 años. En esta ocasión, además, lo hizo con una 'bandera' especial. El pasado fin de semana corrió delante de los toros con una camiseta blanca en la que podía leerse 'Maldita valina' para ayudar a visibilizar la lucha de Ibai, un pequeño de su pueblo, Aldeamayor de San Martín (Valladolid), que padece una enfermedad 'ultrarara' relacionada con la proteína de la valina y de la que los casos en España se cuentan con los dedos de una mano. Festejo taurino y causa social se unieron en un arevalense que no olvida sus raíces, no en vano siempre corre con la camiseta roja del Arévalo CF. También lo hizo este sábado: «la llevaba debajo».
Cuando hace semanas TVE se puso en contacto con él para hacerle una entrevista, por su condición de clásico en la fiesta de Pamplona, se le ocurrió focalizar su intervención en el caso de la familia vallisoletana, que es vecina. Los agradecidos padres de Ibai participaron en la intervención televisiva y, de hecho, llegaron a emocionarle, algo que casi hace tambalear su concentración previa a la carrera. Pero su preparación, su responsabilidad (la noche antes está en la cama a las diez) y la experiencia juegan a su favor y la carrera del sábado delante de los toros de José Escolar volvió a saldarse sin incidencias, aunque todavía recuerda que en el 2019 recibió un susto y salió «en ambulancia». El secreto, «ponerte en medio de la calle Estafeta, correr y no apartarte, aguantar y cuando venga la manada estar en la cara lo máximo posible», nos cuenta hoy ya desde su pueblo, donde es concejal de VOX. Eso y «tener la cabeza en su sitio, no hay más, porque te estás jugando la vida».
Su idilio con Sanfermines empezó en el año 2000 y se mantiene, hasta el punto de que allí ha hecho grandes amigos que son casi familia. Este año no pudo ir toda la semana, solo la recta final, y eso le permitió acudir a otra de las fiestas marcadas en rojo, las de San Victorino de su querido Arévalo. Allí empezó su afición por los encierros y los recortes y, de hecho, acaba de estar en el concurso de cortes sub-21 junto a otras 'leyendas' locales.