Desde el Servicio Territorial de Sanidad definen el 2023 como un año «razonablemente tranquilo» en lo que a intoxicaciones alimentarias se refiere.Lo normal es que se registren entre 15-20 intoxicaciones en esos 12 meses, pero este año han sido 'sólo' siete.
Destacaba el jefe de este servicio territorial, Luis González Maroto, que de esas siete, dos han sido en campamentos juveniles. Pocas, teniendo en cuenta que son lugares en los que suelen producirse bastantes más. Sería lo normal ahora que hemos recuperado la situación previa a la pandemia. El caso es que esas dos intoxicaciones provocaron por un lado la hospitalización de un niño por gastroenteritis en uno de los casos y tres traslados al hospital de Talavera. En definitiva dos intoxicaciones en campamentos y cuatro personas afectadas. Los otros cinco brotes, por así decirlo ocurrieron en una residencia de mayores, que se saldó con mayor número de afectados, 36, pero que no requirieron hospitalización; y los otros cuatro en bares, restaurantes y hostales. Precisamente en un hostal se dio una de las intoxicaciones más conflictivas por aquello del número de afectados, que fueron 16, pero sin hospitalización.
Este año ha sido diferente también en cuanto a las causas de las intoxicaciones alimentarias pues sobre todo en campamentos las afecciones tenían una causa mayoritaria y era el hecho de que los jóvenes y niños al beber de fuentes y manantiales y dado que su flora mcirobiana no estaba acostumbrada desembocaba en cuadros de gastroenteritis. En este punto «desde Sanidad se suele incidir y mucho en los campamentos para evitar que se beba agua no embotellada precisamente porque los niños no están acostumbrados y al ser agua natural contiene microorganismos que si la flora no está acostumbrada deriva en esos cuadros». Diferente es el caso de los vecinos de la zona que suelen beber de allí y no tienen ningún problema gastrointestinal cuando lo hacen porque su flora les protege.
El caso es que este año las advertencias parece que han funcionado y las intoxicaciones llegan de otro lado, de las salmonelosis. Generalmente es por «salsas o mahonesas que no se han conservado en las situaciones óptimas de temperatura». También es cierto que las intoxicaciones en ocasiones no llegan de las salsas sino del manipulador de alimentos que sin saber que está afectado lo transmite. De ahí que González Maroto incida en respetar las condiciones de higiene: ese lavarse y desinfectarse bien las manos de manera frecuente y cada vez que se manipulen alimentos.
En cualquier casi al hacer balance el gerente aseguraba que aún siendo relativamente tranquilo Ávila ha registrado más intoxicaciones alimentarias que en el 2022 pero menos lógicamente que las que había en los años anteriores a la pandemia.
Sólo en campamentos decía suele haber en torno a ocho o diez, este año han sido dos, ahora bien sí que conllevaron hospitalización, una en la capital y tres derivados al hospital de Talavera.