Un equipo de investigación integrado por miembros del Instituto de Arqueología de Mérida (CSIC-Junta de Extremadura), la Universidad de Extremadura y el CICYTEX, ha logrado reconstruir el paisaje urbano del castro de El Raso, ubicado en Candeleda. Tal y como apuntan desde el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, dependiente del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, este trabajo «destaca por ofrecer una lectura conjunta de los nuevos resultados y las excavaciones previamente realizadas en esta zona arqueológica, para plantear una visión renovada del urbanismo de este asentamiento emblemático de la cultura vettona (siglos IV-I a.C)». Y es que gracias al uso de técnicas avanzadas de geofísica y teledetección, «ha sido posible obtener una visión más detallada y precisa de la estructura del poblado». La investigación, de hecho, «ha conseguido ampliar el conocimiento sobre su organización y ocupación, permitiendo valorar aspectos fundamentales como el cálculo de la población que albergaría».
De este modo, señalan desde el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, «se muestra el potencial de estos recursos tecnológicos para avanzar en la investigación sobre la historia, sociedad y economía de las comunidades de la Segunda Edad del Hierro en el interior peninsular». No en vano, estos son los resultados más relevantes de un artículo científico publicado por el citado equipo «en el su último número la prestigiosa revista científica Complutum, referente en la investigación sobre arqueología y patrimonio».
Tal y como apuntan estos investigadores, «uno de los mayores retos que afronta el estudio de la Segunda Edad del Hierro en Europa es la necesidad de definir la funcionalidad y naturaleza de las grandes aglomeraciones que caracterizan las etapas finales de dicho período». Un reto que pasa «por conocer, de manera detallada, la organización espacial interna de los espacios habitados». Esto incluye, prosiguen estos investigadores, «aspectos como la densidad y regularidad de estas tramas, la presencia de tipologías arquitectónicas diversas, la especialización funcional de determinados sectores de los poblados o la ausencia de construcciones en espacios englobados por los recintos amurallados». Y es que, señalan las mismas fuentes, «todos estos rasgos son claves para definir unos modelos de organización espacial que tienen importantes implicaciones desde la perspectiva de su lógica social».
Concretamente, en este trabajo, el objeto de estudio ha sido el castro de El Raso, ubicado en la falda Sur de la Sierra de Gredos, en el límite de las actuales comunidades autónomas de Extremadura, Castilla-La Mancha y Castilla y León. Se trata de un yacimiento que extiende sobre una superficie de unas 25 hectáreas, y «es uno de los asentamientos más emblemáticos y mejor conocidos de la cultura vettona al Sur del Sistema Central y una referencia esencial para el estudio de la Segunda Edad del Hierro en el occidente de la Meseta». El interés despertado por este yacimiento, recuerdan estos investigadores, «hace que se haya beneficiado de una labor continuada de excavaciones a lo largo de más de 30 años». Sin embargo, «dadas las grandes dimensiones del asentamiento, esto representaba apenas un pequeño porcentaje del total, lo que planteaba numerosas preguntas respecto a todo lo que permanecía oculto en las zonas no excavadas». Afortunadamente, indican, «en las últimas décadas, el abanico de herramientas metodológicas disponibles para la investigación se ha ampliado, siendo el mayor cambio en este sentido el gran desarrollo de los métodos no invasivos, como la teledetección, la prospección de superficie y la geofísica».
Tal y como recuerdan desde el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, el origen del trabajo concreto desarrollado en El Raso «fue el interés del Ayuntamiento de Candeleda por obtener un conocimiento más amplio del sitio, lo cual llevó al a requerir, en el año 2019, la colaboración del Laboratorio de Arqueología no Invasiva del Instituto de Arqueología de Mérida (IAM-Minarqlab)». Este fue el punto de partida «de una nueva etapa en la investigación sobre el castro, en el contexto de un proyecto financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación liderado por el IAM-CSIC y con participación de la Universidad de Extremadura y el CICYTEX». En concreto, la propuesta, continúan explicando, «se basó en el análisis integrado de los datos aportados por una amplia batería de métodos no invasivos, ampliando el rango de estudio a otros enclaves como Villasviejas del Tamuja (Botija, Cáceres), el Cerro de la Breña (Talaván, Cáceres) y otros castros del actual territorio de la Alta Extremadura».
histórico. Los trabajos de prospección, recuerdan las mismas fuentes, «se iniciaron en 2020 y se fueron desarrollando a lo largo de los tres años siguientes» y este estudio, actualmente, «se integra en un proyecto científico y patrimonial a largo plazo» que cuenta con el «apoyo» del Ayuntamiento de Candeleda y «ofrece amplias perspectivas de futuro». No en vano, las iniciativas que se han realizado a lo largo de los años para poner en valor este sitio «proporcionan una base fundamental para asegurar la máxima repercusión y aprovechamiento social de los resultados científicos».
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