Los topillos tienen presencia en 100.000 hectáreas en Ávila

Sergio Jiménez
-

La zona más afectada es el norte de la provincia, en La Moraña, donde en marzo se alertó de la proliferación de los roedores en Madrigal y Blasconuño de Matacabras

Los topillos tienen presencia en 100.000 hectáreas en Ávila - Foto: Isabel García

Otro verano más, los agricultores abulenses se enfrentan a un viejo conocido: los topillos. La enorme presencia de estos roedores en los campos de labor vuelve a preocupar a los productores tras otra nefasta campaña, en la que la sequía, el pedrisco y ahora los topillos han dejado una paupérrima producción. Ante esta situación, las tres Organizaciones Profesionales Agracias (OPAS) más importantes de Castilla y León (Asaja, UPA-COAG y UCCL) han alertado de la  problemática a la que se enfrentan  una vez más.

En Ávila, la zona más afectada por los topillos es el norte de la provincia, es decir, la Comarca de La Moraña, la mayor región productora de nuestro territorio (también se han visto topillos en algunas zonas del Valle Amblés, como El Fresno o La Colilla). De hecho, la alianza UPA-COAG ya alertó en el mes de marzo del panorama que se vivía en los municipios de Blasconuño de Matacabras y de Madrigal de las Altas Torres. Obviamente, pasados los meses, la plaga ha ido en aumento (están llegando a las proximidades de la capital e incluso han entrado a los propios pueblos) y, según algunas estimaciones de Asaja, los topillos están presentes en casi toda la superficie de cultivo abulense (unas 100.000 hectáreas). «Son unas 100.00 hectáreas donde tienen una presencia mayoritaria. Eso no quiere decir que sean necesariamente 100.000 hectáreas de cultivo afectadas, porque muchas ya están cultivadas», matizó Joaquín Antonio Pino, presidente provincial de Asaja.

Por suerte, los campos de cereales ya están cultivadas, pero ahora la preocupación se encuentra en los cultivos de regadío. «El daño va a ser grande. Algunos productores han empezado a sacar patatas y han visto que hay bastante daño. Otro están haciendo rastreos en sus parcelas y ven bastantes patatas mordidas y, obviamente, una patata mordida por un topillo no es apta para el consumo humano», comentó Francisco Robledo, presidente de UCCL Ávila. Lo mismo ocurre con las cebollas, las remolachas y otros productos similares.

La cuestión es que la proliferación de los topillos aún no ha llegado a su pico más alto, que se espera para las próximas semanas, y que podría juntarse con la próxima campaña cerealista. «En dos meses estamos sembrando nuestros cereales. ¿Quién se va a disponer a hacer un gasto de la siembra de cereal si nos sabemos si los topillos lo van a permitir ni siquiera nacer?», se cuestiona Ventura González, secretario general de UPA Ávila. Las buenas temperaturas y la presencia de alimento provocan que la presencia de los topillos pueda extender más tiempo de la cuenta en el terreno. «La Junta tiene que considerar esta situación como una plaga», reclama Robledo que, aunque cree que la situación no es tan extrema como en 2007, «la cantidad es desmesurada».

medidas. En el mes de septiembre, la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural de la Junta de Castilla y León emitió una serie de recomendaciones hacia los agricultores para prevenir la plaga. Entre esas medidas se encontraban  el arado de las tierras de labor, la instalación de cajas nido para las aves rapaces o el uso de productos fitosanitarios. Actuaciones que, pasado el tiempo, se han demostrado insuficientes.

Robledo reclama a la Junta que les permita realizar otras actuaciones que ayuden a acabar con la proliferación de los topillos: «Pedimos la limpieza de cunetas y colectores, bien con máquinas motoniveladoras o bien con quemas controladas, que también pedimos que se hagan en las parcelas donde se vea una gran actividad por parte de los topillos. Y también que nos permitan hacer labores en el campo». Unas viejas peticiones con las que se podría frenar el avance de los topillos.