Su mundo eran las motos. Lo siguen siendo, aunque ya no desde la adrenalina del asfalto, sino desde la paciencia del 'paddock', reconvertido a maestro donde no hace tanto Víctor Rodríguez había sido alumno. De piloto a 'coach' deportivo, 'rehabilitado' a la fuerza tras un grave accidente que se lo pudo arrebatar todo. «De repente te encuentras sin nada» de toque aquello que le había rodeado desde pequeño. Pero ante esa nada supo rehacerse para encontrar el camino a la felicidad.
«Horriblemente hiperactivo» se metió en esto de las motos de rebote. Su padre tiene un taller de coches «pero aquí nunca se hace nada de motos». Fue un amigo de la familia quien le puso una en sus manos y el sentido común lo que le llevó a probarla en un circuito. Le gustó «y se me daba bien». De moto en moto, de circuito en circuito, se probó en el Campeonato de Madrid. «Empezó siendo un juego. Era sencillo. Iba y ganaba...Me lo comía todo. Vimos que había potencial». De ser un hobbie a ponerse serio. Fueron aquellos años corriendo el Campeonato Británico de Velocidad, la European Talent Cup o el Mundial Júnior de Moto 3 –FIM CEV Repsol 2019– que le lanzaron a los ojos de todos antes de dar el salto al Campeonato del Mundo Supersport 300. Ya no sólo era cuestión de talento, del que iba sobrado, sino cuestión de dinero. Hay quien paga –no son pocos– por correr. «Esto es un negocio».Aún así sobrevivía y su buen cartel. Siempre había quien llamaba a su puerta.
La vida corría a toda velocidad, como las propias carreras, hasta que llegó aquel fatídico mes de mayo de 2022 imposible de olvidar por todos. «Yo por suerte no recuerdo absolutamente nada» se ríe. Se lo tuvieron que contar. Una caída múltiple le llevó al suelo, momento en el que uno de los pilotos le pasó por encima del cuello. Pudo ser fatal. 'Quedó' en un traumatismo craneoencefálico y torácico severo, siete costillas rotas y un neumotórax como consecuencia de una perforación de pulmón.Eso fue lo físico. Deterioro de la memoria, del habla, escritura... Lo cognitivo. «Para hacerlo vida normal, jode, pero vas adquiriendo tus trucos y habilidades para superarlo».Pero no para meterse en un circuito a competir. «Ni lo estoy ni lo voy a estar». Asumir eso con poco más de 20 años ni es sencillo ni se está preparado.
«Estas acostumbrado a una vida y de repente te encuentras sin nada. Entré en una especie de depresión. Tuve que parar, asumir que no volvería a competir». Debía reconstruir una nueva vida. Pusieron las primeras piedras su familia, su pareja Teresa... En ese punto apareció el Igax Team, un equipo de formación donde ejerce como 'coach' deportivo de un grupo de jóvenes pilotos. «No sabía como podía salir todo esto. Soy muy exigente conmigo mismo y me gusta serlo con quien me rodea». Salió bien. El 2023 acabaron como bicampeones de España en dos categorías. Valía para ello. «No dejo de ser un chaval de 23 años que está con pilotos de 17.No somos tan diferentes».Conecta con sus chicos, con los que este año lidera dos de las tres categorías del Campeonato de España en el que corren. «He visto que hay más mundo que las carreras de motos». ¿Eres feliz? «Sí lo soy». Eso también es un triunfo.