«Parece que como soy mujer no puedo ser la entrenadora»

Alberto Sánchez
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Profesora de Secundaria en el IES Aravalle, Ingeniera Agrícola, estudiante de CAFYD... Pero por todos conocida como entrenadora del ÁvilaSala, una labor desde la que Mercedes Gómez 'Peke' reivindica el papel de las entrenadoras

Mercedes Gómez 'Peke' - Foto: Isabel García

Hay apodos que son para toda la vida. Le pasará a Mercedes Gómez Jiménez. Siempre será 'Peke' para quienes la conocen dentro y fuera de los terrenos de juego. «En mi casa siempre me han llamado 'Chiqui' porque soy la pequeña, pero cuando empecé a jugar al fútbol ya empecé con 'Peke', porque había otra Mercedes y yo era la más pequeña». Y así hasta hoy, camino de los 40, incansable, bajo esa imagen y sensación, como ocurre con muchas de las personas que forman parte del deporte abulense, de que sin ella 'esto' se derrumba. «Si te haces indispensable, malo» lo tiene claro, aunque ahora lo sea. Quizás por eso no para, aunque lo lleva de serie. La primera carrera que se sacó fue la de Ingeniera Técnica Agrícola –estuvo durante un tiempo como comercial de productos agrícolas– en Salamanca. Después comenzó a estudiar Obras Públicas «pero no lo acabé». Un profesor la planteó hacer la Superior de Agrícolas. «Justo la pusieron en la UCAV» donde curso Agrónomos y Ambientales. No conforme con ello se sacó el Máster en Educación a través de una beca de la Casa Social. «La educación siempre me había gustado». Ahora ejerce en el IESAravalle de ElBarco de Ávila como profesora de matemáticas. Esto no acaba. «Me quedaba la espinita del INEF, ahora conocida como CAFYD».Por eso este año se ha matriculado en la Universidad de Burgos. «Me puede ayudar a complementar la faceta de entrenadora».Lo que queda claro es que «soy incansable, siempre busco un reto más».

Su parcela profesional y académica ya sería suficiente, pero todos conocen a 'Peke' por el fútbol y el fútbol sala, aunque sus inicios fueron en el voleibol durante el colegio, elReina Fabiola. «Entonces teníamos mucha cultura de voleibol». El Caja de Ávila - Casa Social Católica estaba en auge. «Aún recuerdo aquellas tardes de voleibol de ir a ver al equipo jugar competiciones europeas, la Copa de la Reina... Era un espejo donde mirarse» y en ese espejo se miró. Entrenada por Nines, guarda grandes recuerdos de una etapa que terminó «por una rabieta» propia de «la inmadurez» y de quedarse fuera de un Campeonato de España de Voleibol al que, entendía, que debía haber ido. «Reconozco que era un deporte que me gustaba mucho». Del voleibol, una referencia del deporte femenino en Ávila, al fútbol, un deporte minoritario entonces entre las chicas pero que en Ávila tenía una referencia –«en ese momento quizás no lo valoramos tanto»– como era el Casa Social Católica. Fue tras un primer año jugando con El Fresno en la Liga Provincial en la tierra de los anexos del Adolfo Suárez, allí donde hoy se levanta la Multiusos. Tras la llamada de Rodrigo Zamorano –«al principio dudé»–  comenzó su andadura con las verdinegras. Llegó tras el ascenso. «Comencé en un equipo nacional. Era un hobbie. Viajabas, jugabas, te divertías... Ahora es otra cosa, es más profesional». El empujón al fútbol femenino ha sido muy fuerte en los últimos años. «Antes no nos dábamos cuenta, no lo valorabas, pero cada 15 días viajábamos, hacíamos noche... Nunca he pagado por jugar al fútbol y ahora eso es casi inviable. Lo disfrutabas, no lo concebías como ahora lo hacen muchas niñas, que lo ven como una salida profesional. Para nosotras era un hobbie. Estudiábamos fuera, no te perdías ningún entrenamiento, jugabas el fin de semana». Todo ha cambiado mucho. Un cambio en el que Ávila perdió la oportunidad, como lo perdió en otros ámbitos, por no tener quien apostara por un deporte en el que tenía un claro referente. «Era una cuestión también federativa».El apoyo al fútbol femenino no era el que es hoy en día. «No era una apuesta tan fuerte como ahora».

Si su salto del voleibol al fútbol fue una rabieta, del césped al banquillo fue «un rebote». Llevaba entrenando desde los 18 años pero lo cierto es que pasar a la zona técnica «nunca me lo había planteado». Estudiando en Salamanca «empezamos a entrenar equipos de niños pequeños con una amiga, Nena, y después conMayte. Nos propusieron dirigir la Selección Provincial de Ávila. No teníamos titulación, lo hacíamos por que nos gustaba». Se sacaron el nivel 1 y 2 de fútbol «y siempre me quedó la espinita del nivel 3. Compaginarlo con los estudios era difícil. No me podía permitir un mes en Valladolid para sacarme el título». Aquello quedó aparcado pero «era un ciclo que quería cerrar». A través de la Escuela de Entrenadores de Ávila decidió retomarlo. Tuvo que empezar desde el inicio. «Yal empezar, como estaban sacando el del fútbol sala pues...» Otra cosa más. Desde 2016 ya tiene el nivel de 3 de Fútbol y Fútbol Sala. Dos deportes diferentes. Se queda con el fútbol sala. «Me parece mucho más emocionante.Además, creo que ya estoy un poco obsoleta en el fútbol.Ahora mismo podría plantear un entrenamiento de fútbol, pero no con el mismo conocimiento como pueda tener la gente que está en el día a día».

Desde hace ocho años es entrenadora de fútbol sala. «He entrenado niños, pero nunca a un equipo masculino en una categoría exigente y competitiva. Es una experiencia que me gustaría». Y es que los banquillos es una de esas fronteras en las que el deporte aún tiene mucho por avanzar. Hay hombres entrenando equipos femeninos al máximo nivel, pero no al contrario. En ocasiones, ni siquiera hay entrenadoras en equipos femeninos cuando la exigencia de la categoría alcanza lo más alto. «Es esa falta de apuesta por parte de los clubes. Me gustaría que hubiera más oportunidades.Es difícil incluso ver entrenadoras en el fútbol sala femenino. Es paradójico. Cada vez hay más –por suerte– y las que están es porque las apasiona y realmente les gusta».Porque en los banquillos «te dejas tu vida en ello». La pasa a Mercedes Gómez. «Mi hobbie es más mi trabajo que mi hobbie». Tiene claro que encasillar entrenadoras en el deporte femenino y entrenadores en lo masculino es un error. Y en ese encasillamiento, una anécdota.  Ya la ha pasado varias veces. «Yo tengo el título de entrenadora, aparezco en el acta como entrenadora pero no es la primera vez que se dirigen a mi como delegada. Creo que es algo que se ha interiorizado tanto que hay que cambiarlo, parece que como soy la mujer no puedo ser la entrenadora del equipo. Y siempre se dirigen a Paco como si fuera el entrenador».

Profesora interina, «casi siempre pongo las provincias de Ávila ySegovia para estar cerca y poder compaginarlo» con lo deportivo. El año pasado estuvo en Navaluenga, ahora en El Barco de Ávila, en el IESAravalle. Del ámbito de las ciencias, este año enseña matemáticas, otros años ha sido física y química. «Es más complicado enseñar que entrenar. Hoy en día la educación es complicada.Uno –en referencia a los chicos y chicas– entrena por gusto y aunque en un momento dado puedan dar cierta guerra, no es lo mismo que estar en clase, que están obligados a estar».

Educación y deporte son dos ámbitos muy relacionados. Se ríe mientras lo asume. «Muchos días cuando estoy entrenando con ellas –ÁvilaSala– les digo que me siento como si siguiera en mi clase de adolescentes porque, depende del día que tengan, pues... Pero ahora en serio,  el deporte te enseña muchas cosas. Es muy educativo, sobre todo en edades muy tempranas porque creo que les hace tener una disciplina, que en su día a día tengan una rutina que les ayuda a una mejor organización. Y a mí me ha pasado. Yo he estado estudiando, estudiaba y trabajaba, entrenaba, sigo estudiando, trabajo y entreno... O tienes cierta disciplina o es muy difícil compaginarlo todo». Hay una parte deportiva, educativa pero también personal. «Yo digo que soy muy madre. Ser entrenadora es como tener al cargo 13 niñas que ya son adultas». Sus vivencias, sus problemas, sus situaciones...

Como muchos, comenzó a hacer deporte en los Juegos Escolares, ahora muy de bajón. «Era muy bonito y a nivel educativo  favorecía mucho a los niños. Antes conocías el deporte porque tenías los Juegos Escolares, pero ahora hay deportes que o los explicas en el colegio o no los conoces. Se ha centrado todo en el fútbol. Es muy difícil competir con ello». En su caso lo están 'sufriendo'. Son el ÁvilaSala, están en la Segunda DivisiónNacional de FútbolSala Femenino y son el equipo de más alta categoría de la ciudad. «Lo de las categorías es muy relativo. Estamos recibiendo mucha visibilidad pero somos una disciplina muy pequeña. Todavía nos falta.Es complicado llegar a generar esa visibilidad. Somos deporte femenino y somos fútbol sala. No puedes compararte a una disciplina masculina, por mucho que queramos».La sociedad te arrastra. «Es evidente.Nosotras no podemos llegar a ciertos niveles».Y pone como ejemplo el Real Ávila. «Está resurgiendo.Hacía tiempo que no se veía el estadio como se está viendo ahora».

De momento se ve en los banquillos, aunque cada temporada que pasa, cueste un poco más . «Reconozco que me cuesta. Son muchos años y te ves un poco obligada a estar porque si no, no sale. Me gustaría que hubiera personas que estuvieran dispuestas a asumir el reto, pero no es fácil». No sólo es la titulación para entrenar, es el sacrificio que supone. Lo que tiene claro es que «no podemos ser eternos. Igual que las jugadoras están de paso, las entrenadoras también.Tengo claro que esto es una etapa. Ojalá cuando llegue ese momento de dejarlo el fútbol sala femenino continúe. Si no, pues habremos dejado una huella bonita».