Anuncia ahora el Ministerio de Transportes y de Movilidad Sostenible, que en las últimas décadas ha demostrado sordera crónica ante las necesidades que pudiera tener la provincia abulense –tanto cuando ha gobernado el PP como cuando lo ha hecho el PSOE–, que está estudiando cómo será el tráfico sin peajes cuando en 2029 la autopista que nos une con Madrid deje de ser de pago.
Tras la condena que para la economía abulense supuso el castigo de dilatar la concesión del peaje de la AP-6, una demora nunca bien explicada que no se aplicó en otras muchas autopistas que cuando llegaron a su fin estipulado pasaron a ser autovías –por ejemplo la cercana Burgos-Vitoria–, ahora el Ministerio se pone a estudiar cómo será el tráfico sin peajes, como si después de tantos años de poner a muchas empresas difícil o casi imposible que se instalasen en Ávila, por el enorme coste añadido que significaba para ellas el lastre de un peaje tan oneroso, ahora esa previsión viniese a solucionar algo.
Las no pocas empresas que sopesaron instalarse en Ávila y optaron por no hacerlo por culpa de ese peaje, con el daño que eso significó para una castigada sociedad a la que en paralelo se la privó del tren de alta velocidad y se la redujeron los servicios ferroviarios antes existentes, no van a venir ya a esta capital o esta provincia, porque tuvieron que buscarse otros polígonos donde no pesase ese castigo impuesto a Ávila.
Si ahora el Ministerio tiene verdadera preocupación por saber cómo afectará la supresión del peaje a Ávila, debería comenzar por asumir las consecuencias y también la culpa de ese enorme y largo perjuicio y buscar alternativas para de alguna manera mitigarlo o revertirlo, por muy difícil que sea por esa razón de que lo que nosotros perdimos lo ganaron otras provincias a costa nuestra.
Por muy sostenible que presuma el Ministerio de ser, lo que es y ha sido insostenible para la provincia de Ávila –y la evidencia está en la constante pérdida de población, de industria y de capacidad de influencia a raíz de ese abandono– son tantos agravios en campos tan variados, aunque ahora nos centremos en el del transporte, porque tiene algo de milagro que habiendo estado tan olvidados por la Administración central a lo largo de tantas legislaturas no estemos peor de lo que estamos.
Siempre tienen margen para cuidar de verdad a esta provincia y esta capital que han tenido tan descuidada, aunque cada vez sea menor porque las oportunidades perdidas no van a volver y hay que trabajar en crear otras nuevas, y estas escasean. Es cuestión de voluntad y también un poco de saber ser reivindicativos con eficacia, algo esto último que tampoco hemos sabido o querido hacer cuando hemos tenido oportunidad... y quizás también de una ética política que hasta ahora se ha echado mucho de menos.