Cuando un miembro del equipo del flamante presidente de Estados Unidos le presente el listado de los líderes de todos los países y dirigentes de partidos que le han facilitado por convertirse en el cuadragésimo séptimo inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump podrá observar que la primera lideresa española en alegrarse por su nuevo cargo es la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Si el mandatario se detiene en su nombre seguramente no sabrá quién es y de donde procede, y, sin embargo, será la encargada de explicarle "personalmente" que España no es integrante de los BRICS -Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica- según ha manifestado la presidenta madrileña. Si Trump, como ha ocurrido con otros presidentes estadounidenses, no saben ubicar la situación geopolítica de nuestro país, quizá, le cueste aún más situar la Comunidad de Madrid, esa estructura política que le ofrece estrechar lazos como si fuera otro país.
Y no será porque la presidenta madrileña no haya intentado hacerse notar, porque fue la primera dirigente del PP, antes incluso que el líder de su partido, Alberto Núñez Feijóo, en felicitar a Donald Trump, incluso antes de que hubiera jurado su cargo. O sea que ahí está Isabel Díaz Ayuso tomándole la delantera a su jefe y dispuesta a plantarse en Washington para explicarle a Trump que España es un país de la Unión Europea y socio en la OTAN, aunque sea uno de los que menos fondos aportan a la defensa occidental, y que su desconocimiento se debe a que durante los últimos siete años el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha llevado a cabo una política aislacionista que ha conducido al país a la irrelevancia.
La invitación del presidente de Vox, Santiago Abascal a la toma de posesión de Donald Trump no ha sentado nada bien en la calle Génova, por la elección del líder ultraderechista como su interlocutor en España. Pero Isabel Díaz Ayuso también ha marcado a su partido el camino por donde tiene que transitar su política de alianzas, que no tiene otra orientación que buscar el acuerdo con Vox, el único partido con el que puede alcanzar la mayoría para llegar a La Moncloa.
A Isabel Díaz Ayuso, como al resto de su partido no le ha gustado nada la sustitución del presidente de José María Álvarez-Pallete al frente de Telefónica por Marc Murtra en lo que ha calificado como una "operación brutal" que busca dejar "en manos de Sánchez" el liderazgo tecnológico en España, pese a los resultados manifiestamente mejorables de la gestión el presidente saliente, de que la SEPI es el principal accionista de la compañía y de que la decisión fue adoptada por unanimidad del consejo de administración. Por no hablar de la colonización de empresas públicas realizada por el PP en otras ocasiones, con gestores muy próximos a sus posiciones ideológicas. Y una coda: Díaz Ayuso sospecha de que el relevo en Telefónica pueda estar relacionado con el caso del fiscal general del Estado y la filtración de los correos en los que el abogado de su novio reconocía que había cometido dos delitos fiscales. Otro detalle más de la 'operación de Estado' de la que se considera víctima, aderezada con los presuntos robos de material informático de los abogados que defienden a su pareja. Y desde luego la ofensiva de Sánchez contra la 'tecnocasta', le parece un despropósito cuando Estados Unidos es uno de los principales socios económicos de España.