A sus dieciséis años, Carlos Encinar fue seguramente el participante más joven en la II Carrera de Autos Locos Mozos de las Vacas, celebrada este sábado en las calles del entorno de ese populoso barrio abulense. El vehículo con el que compitió era, sin duda, el que más trabajado estaba desde el punto de vista estético. No en vano, era una réplica exacta de Mate, la vieja grúa protagonista de Cars 2. De hecho, este joven abulense se declara fan de la película de Disney, de ahí que en la preparación del vehículo haya dedicado la mayor parte del tiempo a que el parecido fuera idéntico al del original. «Lo he hecho con mi hermano y mi tío, hemos empleado quince días aproximadamente, sobre todo en darle forma, la pintura ha sido lo más difícil, porque el chasis ya lo tenía de antes, ya que participé en la Carrera de Autos Locos de Muñotello, aunque a esta de Ávila es la primera vez que vengo», nos contaba.
Junto al suyo, otros dieciséis autos de las más diversas formas, colores y velocidades participaron este sábado en la II Carrera de Autos Locos Mozos de las Vacas, alguno de ellos luciendo precisamente los colores de la bandera de la peña. «Hemos doblado el número de participantes del año anterior, así que para nosotros es un éxito», apuntaba Daniel Martín Galán, miembro de la peña y al frente de la organización de un evento que se desarrolló durante toda la tarde y atrajo numeroso público.
A medida que los diecisiete bólidos iban descendiendo por el recorrido con mayor o menor fortuna, con mayor o menor velocidad, incluso con algún reventón de rueda, el público aplaudía, divertido, al paso raudo y veloz de los autos y también de los pilotos, muchos de los cuales participaron disfrazados. Algunos se pusieron en la piel de Super Mario Bross y Luiggi, otros de Pedro Picapiedra y Pablo Mármol, también había algún súper héroe con su capa al viento ... Y muchos de ellos se protegían la cabeza con cascos de moto. No en vano, varios de ellos alcanzaban velocidades considerables.
«Casi todos los participantes son del gremio de los mecánicos, también hay torneros fresadores entre los pilotos», indicaba Daniel Martín Galán, según el cual además de Ávila las procedencias eran diversas pero todos de la provincia: El Barraco, El Fresno, Muñogalindo, ...
A lo largo de la carrera, que se desarrolló durante toda la tarde porque hubo mangas de prueba previas a la definitiva, los pilotos tuvieron que demostrar su destreza al volante ayudados en la mayoría de los casos por copilotos que, con su propio peso y algunos rozando el mismo suelo, contribuían a dar estabilidad a los bólidos durante el descenso, apurando en las curvas y desafiando las leyes de la física.