Como cada 16 d ejulio, festividad de la Virgen del Carmen, la comunidad carmelitana abulense vovía este martes a vivir uno de sus días más grandes del año.
Los religiosos y religiosas que habitan en el convento de San José y en el de La Santa, así como en el monasterio de la Encarnación, unieron sus oraciones a la Virgen del Carmen, cuya devoción surgió en el Monte Carmelo, y que es también la patrona de los marineros.
En la basílica de La Santa, la jornada arrancaba a las 7,30 de la mañana con el rezo del Rosario de la Aurora, tras el que se celebró una procesión con la Virgen del Carmen, antes de regresar al templo para la celebración de la conocida también como Misa de la Aurora.
Dos eucaristías más con novenas completaron el culto organizado por la mañana y que tuvo su continuación ya por la tarde con el rezo delRosario y con la misa presidida por el obispo de Ávila, Jesús García Rico.
Tras la misma, les fue impuesto el escapulario de la Virgen del Carmen aquellos que lo desearon. Ésta es una de las tradiciones más unidas a la Virgen del Carmen. Y es que el escapulario de la Virgen del Carmen es conocido en todo el mundo por las promesas que la Virgen María realizó para quienes murieran con el escapulario puesto. Así, la primera promesa se la hizo a San Simón Stock el 16 de julio de 1256 con las siguientes palabras: «El que muriere con el escapulario no padecerá el fuego del infierno». Y la segunda promesa se la hizo al papa San Juan XXIII. Mientras éste estaba rezando, se le apareció la Virgen y le dijo que sacaría del Purgatorio -el sábado después de la muerte- a aquel que muriera con el escapulario.
La celebración de la Virgen del Carmen también llegó, cómo no, al monasterio de La Encarnación, donde las religiosas pudieron asistir a la misa oficiada a primera hora de la mañana por el capellán, el padre Arturo Díaz.