«El taichí te ayuda a equilibrarte.Es armonía, bienestar»

M.M.G.
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Si usted es aficionado al taichí es más que probable que conozca a Juan Carlos Muñoz de la Cruz, maestro en Ávila desde hace décadas de una disciplina que conoce en profundidad y que anima a todo el mundo a practicar.

David González

La de Juan Carlos Muñoz de la Cruz (Ávila, 1973), nuestra cita de hoy en nuestras Conversaciones en el Lienzo Norte, no es una historia de esas que desde el comienzo se sabe cómo se van a desarrollar. De hecho, ni él mismo tuvo claro hasta bien andado su camino hacia dónde quería encaminar sus pasos. Unos pasos que, finalmente, le han llevado a encontrar una pasión que, además, ha podido convertir en su forma de vida: la enseñanza de técnicas como el taichi, el yoga o el pilates.

JuanCarlos se recuerda a sí mismo como un niño muy introvertido, «sensible, buen estudiante, vergonzoso», dice el cuarto de seis hermanos. Aquel pequeño disfrutaba, por ejemplo, quitándole a su madre su cámara de fotos para plasmar en aquellos carretes todo lo que le llamaba la atención. Y si bien esa afición le ha acompañado (y aún lo hace) durante toda su vida, no terminó siendo su principal ocupación.

Porque a día de hoy, Juan Carlos imparte clases a mayores en EO Espacio Intergeneracional. Y está encantado. «Mira, es curioso, he acabado volviendo al barrio», reflexiona sobre las vueltas que da la vida y que, en este caso, le han llevado de vuelta a las calles de la zona norte de Ávila, donde creció rodeado del cariño de su familia.

JuanCarlos dio sus primeros pasos en el m, Juan Carlos los dio en el ámbito del comercio. A los 17 años dejó de estudiar y comenzó a trabajar en una zapatería, estando en contacto con la gente, y siguiendo así, en cierta medida, la tradición familiar. «Aprendí entonces a tratar al público», considera ahora cuando echa la vista atrás y evoca los primeros años de una carrera que le llevó también a Toledo, para trabajar como encargado de una tienda de ropa. «Acumulé mucha experiencia cara al público, pero siempre sentía que tenía que hacer algo más», dice.

Porque Juan Carlos seguía entonces buscando su camino. «Empecé a formarme en cosas y me apunté a clases de pintura, de diseño de interiores...», sonríe cuando recuerda aquella época.

La vida le devolvió a Ávila y mientras ejercía como responsable de una zapatería de nuevo, comenzó a formarse en el taichí. Cuenta que era un campo que siempre le había llamado la atención. Y que, en cierta medida, la tristeza que le supuso el fallecimiento de su padre le llevó a acercarse a esta disciplina. Lo hizo de la mano de la que aún llama su maestra, Pepa, cuyas aulas estaban, curiosamente, frente a la zapatería en la que trabajaba.

Lea la entrevista completa en la edición impresa del Diario de Ávila.

¿Qué es lo primero que le viene a la cabeza sobre Ávila?

Las murallas y su cielo azul,  misticismo, historia, frio y silencio por las calles del casco histórico.

¿Qué es lo que más le gusta de Ávila?

Puedo ir caminando prácticamente a todos los rincones de la ciudad; de hecho, no tengo coche. Esto me permite disfrutar de pequeñas maravillas cotidianas, como el canto de los pájaros o la vista de los árboles en los parques mientras me dirijo al trabajo.

¿Y lo que menos?

Sobran coches para el tamaño de la ciudad, lo que complica la movilidad. Además, es clave mejorar el transporte con otras ciudades y pueblos. También faltan apoyos para el emprendimiento, dificultando el desarrollo local.

Un lugar de la ciudad para perderse.

Hay muchos, un paseo mañanero en primavera por el parque del «El Soto» o al atardecer por el camino Campo Azálvaro.

Un recuerdo de su infancia.

Recuerdo con cariño los ensayos con mi hermana y una vecina, cantando una canción de Enrique y Ana una y otra vez. Íbamos a participar en un concurso de canciones infantiles de RNE. Qué divertido fue compartir esos momentos.

Un personaje abulense que le haya marcado.

Más que marcar, me hubiese encantado haber charlado largo y tendido con San Juan de la Cruz, jejej ...E incluso haberle invitado a participar a una de mis clases 

El mayor cambio que necesita Ávila es…

Más que transformarse, es necesario que evolucione para adaptarse a los nuevos tiempos. Debe atraer a gente joven, aprovechando el potencial natural de la provincia y promoviendo el ecoturismo como motor de desarrollo. Esto implica apostar por la sostenibilidad y un estilo de vida más equilibrado, con el objetivo de ofrecer mayor calidad de vida para todos.

Y tiene que mantener…

Pasear tranquilamente por la ciudad, disfrutar del encanto de la provincia , y sumergirse en la cultura y las raíces que conectan profundamente a los abulenses.

¿Qué le parece la ciudad hoy en día?

Es una ciudad ideal para disfrutar de la tranquilidad. Vivir aquí significa evitar el estrés de las grandes urbes, ya que los desplazamientos son rápidos y sencillos.

¿Cómo ve la ciudad de Ávila en el futuro?

Una ciudad cómoda, sostenible, vibrante y rica en cultura. Además inclusiva donde jóvenes y adultos mayores convivan en armonía, compartiendo espacios diseñados para el disfrute y el bienestar de todas las edades.

¿Qué puede aportar a la ciudad?

Aporto bienestar físico, mental y emocional a la comunidad, promoviendo un estilo de vida saludable y ayudando a las personas a encontrar equilibrio y tranquilidad en su día a día.