La amenaza ya es una realidad. Al cierre de este suplemento, los aranceles impuestos por la administración estadounidense ya están en vigor, aunque haya que estar pendientes de la veleidad de Donald Trump y del trabajo de la Unión Europea (UE) para evitarlos o, al menos, paliarlos de alguna manera. Pero el caso es que, de momento, todas las exportaciones comunitarias con destino a Estados Unidos van a tener que afrontar una tasa de un 20%, que algunos casos se une a otros tributos ya en vigor.
Este canon, que el Gobierno de España intentará suavizar con 14.000 millones en forma de créditos ICO y otras herramientas (no parece que vaya a haber ayudas directas), pueden suponer un duro golpe para producciones agroalimentarias tan importantes en España como el vino, el aceite de oliva o el queso. Ese 20% más puede suponer la cancelación de pedidos por parte de los compradores, que no van a querer o no van a poder trasladar la tasa a sus clientes; o en el mejor de los casos, implicará una subida de precios que, a la larga, tendrán que asumir los consumidores y los propios productores. La cosa no pinta bien.
Este miércoles, el mismo día que han entrado en vigor los aranceles, una reunión en Bruselas de la que aún no se sabe nada al cierre de Cultum trataba de decidir que contramedidas se van a imponer. Sobre este asunto, la organización agraria ASAJA ha instado a la Unión Europea a que no incluya productos agroalimentarios en su respuesta las tasas estadounidenses. Así lo ha expresado el director de ASAJA en Bruselas, José María Castilla, quien además ha exigido al Gobierno de España que reclame a la Comisión Europea un refuerzo urgente de los fondos destinados a la promoción exterior del sector.
Castilla ha subrayado la necesidad de que el Ejecutivo español esté preparado para activar ayudas de Estado «en cuanto se constate una distorsión o un impacto real» sobre el campo como consecuencia directa de los nuevos gravámenes estadounidenses. «No se trata de escalar la guerra de aranceles», ha señalado, «sino de que Europa presente ya un plan de choque que permita amortiguar los efectos que estas medidas puedan tener sobre nuestro sector agroalimentario».
El representante de ASAJA ha recordado que la organización siempre se ha opuesto a que la UE utilice productos agroalimentarios o agroindustriales como moneda de cambio en disputas comerciales. En su opinión, esa estrategia ya demostró ser contraproducente cuando, tras el anuncio europeo de un arancel al bourbon, la administración Trump respondió con una amenaza de gravámenes del 200% a las bebidas alcohólicas europeas.
«El sector agroalimentario no tiene ninguna culpa en este conflicto, pero siempre acaba siendo el más castigado», ha lamentado Castilla. Como ejemplo, ha mencionado que productos como el queso europeo, que actualmente paga un arancel del 10% para entrar en el mercado estadounidense, pasarán a soportar un 30%. «No queremos más aranceles. No queremos una guerra. Queremos comercio», ha sentenciado.
Para COAG, la guerra comercial iniciada por Trump es un despropósito sin sentido que no va a beneficiar a nadie, empezando por los propios consumidores estadounidenses. Según la organización, los aranceles del 20% para los productos de la UE van a afectar directa e indirectamente a nuestros agricultores, especialmente a los productores de vino y aceite de oliva, cuyas exportaciones al mercado de Estados Unidos suponen en torno a mil millones de euros anuales. En ese sentido, COAG reclama a la UE y al gobierno español firmeza para desplegar todas las herramientas diplomáticas a su alcance y normalizar cuanto antes las relaciones comerciales entre Europa y EEUU.
Además, la organización agraria lanza un aviso a navegantes: «No vamos a tolerar que ningún eslabón de la cadena agroalimentaria especule con esta situación y utilice de manera injustificada los aranceles para presionar a la baja los precios pagados en el campo».
Por otra parte, piden «un ejercicio de realismo y responsabilidad. El perfil del consumidor americano de aceite de oliva y vino español tiene poder adquisitivo suficiente para absorber el impacto de los aranceles. Además, valora la calidad y las propiedades saludables de nuestro aceite por encima del precio». En 2024, con niveles de precios altos en aceite de oliva, España ha ganado un 4% de cuota de mercado al aceite italiano en EEUU. Por lo tanto, «hay preocupación por la incertidumbre generada pero no podemos magnificar los efectos».
El secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), Cristóbal Cano, ha apostado por «explorar nuevas vías comerciales» para buscar «aliados más fiables».
Cano ha asegurado que «una traba comercial no es nunca una buena noticia», pero ha valorado que, tras el anuncio de Trump, «por lo menos ya tenemos la certeza de la realidad a la que nos enfrentamos porque hasta ahora reinaba la incertidumbre y había provocado también movimientos en los mercados y nunca buenos».
«Ahora nos enfrentamos a esta nueva realidad con el convencimiento de que Estados Unidos ha dejado de ser un socio fiable a corto y a medio plazo», ha añadido el líder de UPA, que ha advertido de que productos como el aceite de oliva no pueden «descuidar un mercado como el americano a pesar de estas trabas comerciales porque es el principal destino de nuestro aceite de oliva envasado».
Las mismas cartas.
Cano también ha destacado el hecho de que los aranceles anunciados por Trump no planteen una «segmentación por países», lo que permite que «al final en la UE todos vamos a jugar con las mismas cartas» a la espera de «ver en detalle qué aranceles se imponen o no a otros países fuera de la UE como Túnez, Turquía o Marruecos». En su opinión, tanto la Unión Europea como España deben «trabajar en nuevos mercados con valor» como Mercosur, «que hay que decidir que realmente sea una oportunidad», y países como India, Australia o China, que pueden «dar salida a nuestras producciones que son seguras, sostenibles, a precios competitivos y muy diversas».
Cooperativas Agro-alimentarias de España, por su parte, ha calificado como muy preocupante la imposición de aranceles por parte de Estados Unidos. «La relación comercial entre el país norteamericano y la Unión Europea, y en el caso español en particular, ha sido especialmente beneficiosa para ambas partes en las últimas décadas, permitiendo la especialización de las producciones, la eficiencia y un intercambio comercial intenso y de gran valor estratégico», sostienen desde Cooperativas.
«En el sector agroalimentario europeo, la introducción de aranceles adicionales amenaza con perturbar las cadenas de suministro mundiales, incrementar los precios y limitar el acceso al mercado de los agricultores y las cooperativas agroalimentarias, tanto de Estados Unidos como de la UE». Por eso, Cooperativas Agro-alimentarias de España insta a la Comisión Europea «a agotar la vía diplomática y negociadora con el gobierno estadounidense, intentando evitar el desencadenamiento de una escalada de hostilidades que derivaría en pérdidas para ambas partes. El sector agroalimentario no quiere formar parte del paquete de represalias comerciales que estaría estudiando la UE».
Diferentes afecciones.
El presidente de al Asociación Nacional de Ganaderos y Ganaderas en Extensivo (Anggex), Felipe Molina, ha afirmado que a los ganaderos españoles, «en principio, no les afectan» los aranceles. Molina ha aclarado que será preciso estar pendientes de cualquier novedad en este campo, porque «claro, esto de los aranceles cambia de un día para otro», y «aquí mañana nos cambian coches por corderos y nos suben el arancel».
Sin embargo, el responsable de Anggex ha insistido en que ahora mismo no afectarán a los ganaderos españoles los aranceles, porque resulta que «Estados Unidos no es un gran productor de ovino, por ejemplo, y se están intentando abrir mercados hacia allí». En consecuencia, «no hay, de momento», problemas para la exportación de productos de este sector a Estados Unidos, de modo que, según ha subrayado Molina, «nosotros no podemos quejarnos, porque no nos han puesto grandes topes», pero también es cierto que está «todo tan en el aire» que en cualquier momento puede cambiar la situación.
Sin embargo, los comerciantes de cereales y soja -materias primas deficitarias en España- temen que la guerra arancelaria promovida por Estados Unidos desencadene inflación y una «tormenta perfecta» en el mercado europeo, con un alza de costes para la producción alimentaria y ganadera. El secretario general de la patronal de comerciantes mayoristas Accoe, José Manuel Álvarez, ha declarado que hay mucha preocupación por los aranceles y por las represalias de la Unión Europea, que podrían afectar a la soja.
Álvarez ha señalado que España y la UE son «muy dependientes» de las importaciones de soja para la fabricación de piensos y que el primer borrador que dio a conocer la Comisión Europea sobre las contramedidas a los productos de EEUU incluía los envíos de esa materia prima.
Aunque en el suministro de cereales hay menos tensión que en la soja, Álvarez ha advertido de que cualquier escalada en la inflación tiene un efecto general. Por ello, ha pedido que la UE «piense mucho» qué contramedidas va a aplicar a Estados Unidos, para «no pegarse un tiro en el pie» y que los perjudicados sean los productores y comerciantes comunitarios.
Por lo que respecta al Ministerio de Agricultura, el ministro Planas ha dejado claro que tanto la UE como España defenderán a los productores afectados por los aranceles con la vista puesta en la apertura de nuevos mercados. «Defenderemos nuestros intereses con rigor y con firmeza», ha aseverado. Ha abogado por «diálogo y negociación» con Estados Unidos, ya que «entrar en una guerra comercial no le beneficia a nadie». No obstante, también ha indicado que «habrá que tomar medidas» si la Administración Trump rechaza la vía del diálogo y la negociación.
Planas, además, ha señalado la apuesta del Gobierno por mantener y diversificar mercados, como el reciente acuerdo con Mercosur, pendiente de ratificación, que supone una excelente oportunidad. «Tenemos certidumbre de que vamos a continuar avanzando y ampliando mercado para llevar nuestros excelentes alimentos a todos los rincones del mundo», ha recalcado.
El ministro también ha mencionado a China y Vietnam, países a los que viaja esta semana con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como posible salida para hacer frente a los aranceles estadounidenses. Con esta visita se busca «profundizar las relaciones comerciales» con ambos países, ampliando contactos y consolidando los ya existentes, especialmente en el ámbito agroalimentario, según el ministro. También nombrado otros posibles destinos para los productos españoles, como Canadá, Japón o Corea del Sur.