Adolfo Yáñez

Aquí y ahora

Adolfo Yáñez


Jóvenes, ciencia y empleo

25/01/2024

Aunque pueda parecer una perogrullada, creo que es bueno recordar con alguna frecuencia que Ávila está inserta en España y en el mundo. No somos una isla y nada de lo que afecta al mundo y a España deja de afectarnos a nosotros. Sería lamentable, por lo tanto, que nos negáramos a mirar más allá de nuestra pequeña realidad y de nuestras inveteradas formas de sentir, pensar y obrar. Sería un enorme error que, hipnotizados por el ayer del que venimos, viviéramos hoy en un laberinto de añejas autocomplacencias del que no encontráramos la forma de salir, permaneciendo al margen de la realidad global de ahora mismo e indiferentes a los modelos socio-económicos en los que se desenvuelve la humanidad entera. 
Tres son los factores que, en mi opinión, debe disfrutar una colectividad moderna para ganar no sólo el presente, sino el futuro: juventud, ciencia y empleo. Por desgracia, son factores de los que Ávila adolece. La natalidad aquí es muy baja y los pocos jóvenes de los que disponemos se ven imposibilitados de abrirse camino en la tierra que los engendró y formó, por lo que marchan pronto en busca de horizontes más prometedores. Por otro lado, la ciencia, la investigación y la tecnología se han convertido en el basamento del progreso actual. Nadie niega que, para sentirnos plenamente humanos, necesitaremos siempre valores como la filosofía, la mística, la música, el arte o la poesía, pero ¡ay de aquellos que, a esos valores, no sepan añadirles disciplinas que son las que en el siglo XXI dan trabajo y bienestar! No se trata de restar, sino de sumar. No se trata de olvidar a místicos y poetas para pensar sólo en inventores, empresarios o tecnólogos. De lo que se trata es de comenzar a valorar socialmente a estos últimos con idéntico fervor con el que valoramos a los primeros, porque la innovación, las industrias y las ofertas salariales son el tercer factor que necesita Ávila si deseamos salir del marasmo que padecemos.
¿Y quién debe proporcionarnos lo que nos falta, quién debe concienciarse de que urge buscar alternativas vitales y laborales que hasta ahora hemos descuidado? Considero que todos nosotros en la medida en la que cada cual pueda hacerlo. De un modo especial los que se postulan como líderes de los abulenses, ofreciéndose a representarnos en instancias locales, autonómicas y nacionales en las que se reparten entre los españoles el dinero o el olvido. Exaspera ver siempre a políticos catalanes, vascos, cántabros, andaluces o gallegos exigiendo para sus lugares de origen inversiones e infraestructuras mientras nos preguntamos dónde están los nuestros. ¿Por qué no se les oye? ¿Por qué no se desgañitan por Ávila en parlamentos y medios de comunicación con el fin de obtener lo que otros obtienen? Al pedirnos el voto, ¿buscaban sólo asegurar su salario? Tras llevar años y años presidiendo múltiples instituciones, pasando del Congreso al Senado y del Senado al Congreso, ocupando escaños en Valladolid o en Madrid, ¿qué sienten cuando se jubilan y constatan que no sabemos cómo es su voz ni en qué han empleado el tiempo ni si les duele mucho o poco, a la hora de poner fin a su «carrera», que sigamos siendo una provincia envejecida, pobre, vacía, con escaso futuro y escasa esperanza?