Con los ojos puestos en la impresionante vista de la puerta del Alcázar tocando un cielo claro con alguna nube fueron saliendo este Sábado Santo las Damas de La Soledad de la iglesia de San Pedro para acompañar en procesión a la Virgen a la que deben su nombre. De riguroso luto, tocadas de peineta y mantilla, se sumaban en profundo y devoto silencio a la pena de la Madre tras la muerte del Hijo en la cruz.
El numeroso público asistente a la procesión del Sábado Santo, sobre todo al inicio, se colocó ordenadamente a ambos lados del Mercado Grande formando un corredor que fue recorrido en primer lugar por una de las dos bandas que pusieron el acompañamiento musical, dominado por las marchas fúnebres. Los miembros de la Cofradía del Santísimo Cristo de los Estudiantes y Nuestra Señora Sede de la Sabiduría, que también tienen su templo en la iglesia de San Pedro, procesionaron en un lugar destacado de la comitiva ataviados de túnica y capirote morado, capa negra y cíngulo dorado, todos con una biblia en sus manos.
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