Alguien lo sabe? ¿Alguien se encarga aquí de planificar hasta dónde debe llegar a corto, medio y largo plazo nuestra provincia? Desde época inmemorial, en los barcos ha existido la costumbre de utilizar un cuaderno de bitácora en el que se anotaba el rumbo que debía seguir la nave y las incidencias, logros y reveses que acaecían a lo largo de cada singladura. ¿Quién o quiénes asumen entre nosotros la responsabilidad de diseñar una ruta para el conjunto de ciudadanos? ¿Quién o quiénes analizan los momentos de tormenta o bonanza, los aspectos vigorosos o débiles con los que cuenta este viejo galeón provincial en el que los abulenses encaramos el futuro? Acabamos de finalizar un año e iniciamos otro. Son fechas que siempre han servido para hacer balances, retocar tácticas o reafirmar estrategias. En las naves, desde el puente de mando. En las empresas, desde los despachos de dirección. En las familias, desde el paterno y materno anhelo de que en el hogar no haya día sin mejora ni problema sin solución. Aquí, en 2025, ¿hay alguien que ejerza el liderazgo efectivo de nuestro paso por la Historia? 
El caso es que no nos faltan personas e instituciones que se ofrecieron en su día a ejercer el caudillaje que necesitamos. Tenemos, por ejemplo, una Diputación y diputados provinciales. Tenemos senadores y parlamentarios en las Cortes de Madrid, una Subdelegación del Gobierno y numerosos partidos políticos que, en épocas electorales, juran y perjuran que sólo existen para trabajar por el progreso de esta tierra. ¿Les une de verdad a todos el servicio a Ávila y, diariamente, se esfuerzan para que el torrente de los años no nos arrastre donde el destino quiere, encargándose ellos de crear futuro, dominar contingencias, señalar horizontes a los que llegar porque son horizontes que cada momento exige? No nos basta con que sean personas que no estorben ni les dignifica pasar cuatrienios de puntillas y en silencio, cobrando salarios y asegurando su sillón legislatura tras legislatura hasta que, tal como hicieron otros cuyos nombres nos gustaría olvidar, les llegue el día de la jubilación y el "descanso".
Existen provincias que hoy se permiten sueños inalcanzables para nosotros. Aspiran a ser dueñas de su propio destino protagonizando modernidades tales como la inteligencia artificial, la potenciación del genoma humano, el aprovechamiento de la neurociencia y la computación cuántica… Los abulenses carecemos de dinero, de un entorno empresarial adecuado e incluso de energía suficiente en nuestros polígonos industriales para ocuparnos de temas tan extraordinarios como esos, pero ¿es mucho pedir que alguien se encargue de coordinar aquí la paulatina conquista de cotas tangibles de desarrollo, tecnología, puestos de trabajo, etc., de tal modo que dejemos de ser reserva juvenil de ingenieros y licenciados que emigran a lejanos lares para ganarse el pan y para dar a otros beneficios que le vendrían a Ávila muy bien?