Fernando Jáuregui

TRIBUNA LIBRE

Fernando Jáuregui

Escritor y periodista. Analista político


Se inicia una semana mala, muy mala, para Sánchez

27/01/2025

Si aceptásemos que Pedro Sánchez ha unido su destino político al de 'su' fiscal general del Estado, concluiríamos que esta va a ser una semana mala, muy mala, para el presidente del Gobierno, porque lo va a ser para el fiscal, Alvaro García Ortiz y, en general, para la Fiscalía. Pero mi apuesta personal es que Sánchez dejará caer a García Ortiz y a sus 'dos manos derechas', la fiscal jefe de Madrid Pilar Rodríguez y el teniente fiscal de la Secretaría Técnica, Diego Villafañe, los tres responsables del Ministerio Público que han de declarar ante el Supremo estos días; los dejará caer* antes de permitir que su propia cabeza presidencial ruede por el patíbulo. De lo que no tengo dudas es del incendio que va a producirse, que se está produciendo ya, en el edificio de la calle Fortuny en el que la Fiscalía tiene su sede. Y eso es algo ciertamente no bueno para un Estado de derecho, ni para una democracia.

Deje o no caer a García Ortiz, que sin duda acabará cayendo, lo cierto es que Pedro Sánchez ha llevado muy lejos su férrea defensa del fiscal más polémico entre los muy polémicos fiscales generales del Estado que en España han sido, y que siempre han arrastrado la controversia con ellos. Digamos, como mínimo, que Sánchez no ha acertado en su designación de los fiscales, Dolores Delgado primero, Alvaro García Ortiz después. Y ahora ¿qué? Claro que, constitucionalmente, el jefe del Gobierno no puede cesar así, sin más, al fiscal, aunque quisiera; pero sí puede hacerlo el Tribunal Supremo, cuya Sala Tercera, de lo contencioso-administrativo, examina este martes, primera estación en el via crucis, un recurso de una asociación fiscal enemiga de García Ortiz contra su nombramiento.

Vaya usted a saber si nos encontraremos alguna sorpresa por este lado. O, segunda estación en el via crucis, por el lado de la Unidad Central Operativa, UCO, también enfrentada a García Ortiz. Una OCO que no ha dicho aún su última palabra, por lo visto, en lo relacionado con el presunto borrado de algunas conversaciones en el teléfono móvil de quien este miércoles ha de enfrentarse ante el juez del Supremo Angel Hurtado. Quien, por cierto, tampoco pasa por ser un gran admirador de García Ortiz precisamente.

Así, el 'affaire' de la presunta revelación por la Fiscalía de los secretos en relación con delitos fiscales del novio de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel García Ayuso, se encona y está creando un serio problema de Estado y un quebradero de cabeza para Pedro Sánchez. Hasta ahora, Alberto González Amador, el novio de Ayuso, gana a Alvaro García Ortíz por uno a cero. Gana, sin duda, el primero, que está utilizando todos los recursos legales a su favor para revolverse contra la 'filtración' de su caso, un delito fiscal admitido por él mismo.

Da la impresión de que el Gobierno, en general, trata de esquivar ante la opinión pública los coletazos de esta causa, hace dos semanas tan ardorosamente defendida, a favor del fiscal, claro, por el mismísimo ministro de Justicia, Félix Bolaños, que es uno de los principales soportes del Ejecutivo de Sánchez. Pero ni Sánchez, ni Bolaños, ni ningún otro miembro del Gobierno o de su entorno podrán evitar, tercera estación en el via crucis, la pena de 'paseíllo' o de 'telediario' que se le viene encima a García Ortiz, otro 'resiliente de tomo y lomo'... aunque sospecho que ya por no mucho tiempo. El escándalo, con o sin procesamiento de García Ortiz por un presunto delito, no puede seguir acompañando a la figura de nada menos que un fiscal general del Estado del Reino de España. Así, digámoslo una vez más, no podemos seguir.