Hasta la capital se desplazaron agricultores y ganaderos de distintas zonas de la provincia para mostrar su indignación por la situación en la que se encuentra el sector primario. Asistieron desde personas que llevan toda su vida trabajando en las labores del campo hasta jóvenes que desde temprana edad saben lo que es ganarse la vida subidos a un tractor.
Este es el caso de Pablo Cuenca, de Espinosa de los Caballeros, que con tan solo 22 años se dedica a la siembra de huertas, una labor que lleva realizando desde «chiquitito» y que se ha ido trasladando dentro de sus generaciones familiares. «Venimos a reivindicar unos precios justos», aseguraba Pablo. Unos precios distintos a la hora de producir y vender que, según afirma Alfonso Cuenca, otro de los agricultores que acudió desde Espinosa de los Caballeros, tienen reflejo en que «cuesta sembrar una hectárea de trigo 700 euros y la tonelada está a 200 euros».
Además, Pablo afirmaba que las gestiones burocráticas exigidas «son demasiadas para la explotación» y que se sienten «muy poco respaldados» por las instituciones públicas, quienes, aseguró, que no les hacen «ni caso». Por otro lado, ambos denunciaron que los poderes públicos no les estaban dejando cultivar lo que ellos quieren y que les «obligan a sembrar otros cultivos», a lo que Alfonso añadió que les están haciendo «sembrar flores para que anden los grillos por ahí», y reclamó que les dejen «sembrar cebada y trigo, y no pidan tantos papeles».
Más de 60 años lleva dedicándose a la agricultura Ángel, que asistió a las protestas desde Muñoyerro, y declaró que espera que «Bruselas ponga un poco de orden en el campo, porque con la burocracia, tenemos que echar más tiempo sentados en el ordenador que lo que se trabaja en el campo». A todo eso se le suma que los agricultores cuentan con «unos gastos impresionantes y los beneficios son muy cortos». La diferencia de precios con otros países hace que Ángel afirmara que en España «no podemos competir con otros países» y reclama ayudas para que se pueda competir contra ellos.
La agenda 2030 es uno de los principales puntos que los agricultores quieren conseguir cambiar y Mariano, de Vicolozano-Brieva, y Carlos, de Herreros de Suso, aseguraron que lo que están consiguiendo con ella es ponerles «trabas». Además, también sobre las diferencias entre países, Mariano añadió que «no es justo que haya países que puedan estar metiendo productos en nuestro país utilizando en ellos productos y medicamentos que aquí están prohibidos». Sobre los precios que se encuentran en los supermercados, Mariano aseguró que «no repercuten las cosas al precio del ganadero».
Mariano defendió las manifestaciones que se están realizando en varios puntos del país y aseguró que lo que están haciendo solamente es defender «el pan que comemos y el pan que come todo el país, no solo nosotros». Unas palabras que han asumido agricultores y ganaderos para convencer a la población de la necesidad que tienen estas protestas, a lo que Carlos añadió que «esto es un principio y si no se toman soluciones habrá que tomar otras medidas».
Desde Herreros de Suso también llagó Alfonso, dedicado a las ovejas de leche y la agricultura. Una labor en la que empezó desde cero, al comprar una explotación antigua y con las dificultades propias de comenzar con un nuevo negocio. También se mostró en contra de los «muchos problemas burocráticos» y aseguró que tienen que dedicar «tres días a la semana haciendo papeles», lo que les obliga a trabajar cada fin de semana porque, si no, «no da tiempo» a realizar el trabajo establecido.
«Cuanto más tenemos más dinero perdemos», afirmó Alfonso, que se ha ido construyendo su explotación agrícola y ganadera poco a poco y se ha visto salpicado por todos estos inconvenientes.