Gracias a la política de vivienda de la Junta de Castilla y León, diez familias han encontrado residencia en el medio rural abulense. La rehabilitación de las antiguas casas de los camineros de El Barco de Ávila permitirá a sus nuevos inquilinos disfrutar de su nuevo hogar con vistas a la Sierra de Gredos (ahora nevada), un lujo que no está al alcance de todos. 

Se trata de dos conjuntos de casas unifamiliares adosadas (seis en un módulo y cuatro en el otro) que se estructuran en dos plantas de altura con cubierta a dos aguas. La planta baja está distribuida en el porche, distribuidor, comedor, aseo, cocina y salón, mientras que en la planta alta se ubican tres dormitorios, un baño, un pasillo y una terraza. Además, en la parte trasera de cada vivienda se dispone de un pequeño patio para uso de los inquilinos. En total, cada una cuenta con una superficie útil de entre 93 y 96 metros cuadrados. Las instalaciones de generación de calor se suministran a través de calderas comunitarias que se abastecen de biomasa forestal, lo que les permite tener la calificación energética A.  

Las obras de rehabilitación consistieron en la mejora de las condiciones térmicas, acústicas y de habitabilidad, además de la mejora de la envolvente térmica, la renovación del tejado y las carpinterías, lo que ha permitida tener unas viviendas modernas y eficientes adaptadas al Código Técnico de Edificación (CTE). 

Unos hogares que, de acuerdo a la política de la Junta de Castilla y León, se asignaron priorizando a los jóvenes menores de 36 años. «Nos han pedido muchos papeles, como justificantes de ausencias de deudas o un contrato de trabajo en la zona. Porque estas viviendas ayudan a fomentar el trabajo de los jóvenes en esta zona», explicó uno de los nuevos inquilinos, quienes deberán pagar 350 euros de alquiler además de la comunidad y el canon de la calefacción de biomasa. Las vistas de su casa bien lo merecen.