Parecía que el PP había renunciado hace un mes a la posibilidad de que el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, fuera investido por el voto de media docena de diputados del PSOE que convertidos en "socialistas buenos", como los calificó Vox, permitieran al candidato designado por el rey desalojar a Pedro Sánchez de La Moncloa. Pero al acercarse la fecha de la celebración de la sesión de investidura las llamadas al transfuguismo han vuelto a ponerse en circulación y no por dirigentes menores, sino por el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, o la mayor beneficiaria de un caso similar, la expresidenta madrileña, Esperanza Aguirre, a quien aupó "el Tamayazo". Con la conversación telefónica entre Feijóo y el presidente castellano–manchego, Emiliano García-Page, el PP no ha podido evitar que haya sido interpretada como un último intento de que anime a los diputados de su región a que se abstengan.

Juan Manuel Moreno considera que los diputados socialistas deben "rebelarse por sus principios", y Almeida cree que han de votar "por el interés general y en conciencia", haciendo caso omiso de que el transfuguismo es también una suerte de corrupción política. La concesión de la amnistía a los protagonistas del 'procés' supone poner en almoneda el sistema democrático y más si no hay contrapartidas por la parte independentistas que rechacen el 'lo volveremos a hacer". Pero al PSOE, una vez constatado el fracaso a priori de la investidura de Feijóo no se le ha ocurrido, ni se le ocurrirá, apelar a una serie de "populares buenos" que con su abstención hicieran innecesarios los votos de los independentistas catalanes y vascos, no solo para evitar la influencia de estos partidos, sino porque protestaran contra un acuerdo de su partido con otro, que como se ha demostrado, tampoco siente aprecio por muchos títulos de la Constitución, pretende acabar con las autonomías, cercenar la participación política, instaurar un 155 permanente en Cataluña, niega la violencia machista y ha comenzado a limitar las inversiones en los pilares básicos del Estado de bienestar. No lo harán por sus convicciones políticas en primer lugar, y luego porque lo que pretenden es llegar al poder, como la intención de Pedro Sánchez es permanecer en él. 

Antes de que pueda producirse un nuevo "Tamayazo", posibilidad que Esperanza Aguirre Aguirre aún cree posible, frente a la convicción de la dirigencia socialista de que eso no ocurrirá, el PP ha vuelto a realizar un giro táctico con respecto a la celebración del mitin contra la amnistía que se celebrará el domingo en Madrid, en el que finalmente si intervendrá la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, junto a Feijóo, Aznar y Rajoy, lo que probablemente volverá a crear confusión en el Partido Popular, porque cuando se escuchen los gritos de '¡presidenta, presidenta! al hacerse presente, no se sabrá si muchos la aclaman por su cargo institucional y como anfitriona del acto, o porque muchos la ven ya como la futura presidenta del partido y la candidata a la presidencia del Gobierno. Una vez más como en las últimas semanas de desbarajuste estratégico no se sabe si el PP acierta cuando rectifica o si rectifica incluso cuando acierta.