Hablar de Zona de Bajas Emisiones (ZBE) en la ciudad de Ávila nos parece ridículo. A todo el mundo, cuando oye mencionar esto, así de primeras, echa la vista al cielo en busca de esa polución que hemos visto en grandes ciudades y nos damos de lleno con el azul característico del cielo de la ciudad. Y encogemos de hombros. Así tendrá que ser. No hay lugar para la duda, tenemos mas de 50.000 habitantes y quienes desarrollaron la ley no contemplaron otro supuesto para ciudades de nuestro tamaño.
Hay que calzar una ZBE, y se hace. Pero hay varias cosas llamativas. Por un lado, que hasta la fecha nadie nos ha explicado qué niveles de contaminación arrastra la ciudad de Ávila. Independientemente de que haya que delimitar una ZBE porque así lo indica la norma, no estaría mal saber en qué niveles nos movemos, porque sería una manera de educar a la sociedad. Paradójicamente, la escasez de industria, y la que hay absolutamente controlada y con una gestión de residuos impecable, ayudará a que esta no sea una ciudad especialmente contaminada.
Por otro lado, a pocos meses de que concluyan las prórrogas para delimitar esa ZBE, sorprende que se sigan dando pasos sin llevar a cabo una paralela concienciación de la ciudadanía, explicando los motivos por los que se toman unas u otras decisiones.
La precipitación en estos casos suele ser mala compañera de viaje, y tanta improvisación al final lo que propicia es desconcierto e incomprensión. Y entre tanto, da lugar a debate estéril sobre la conveniencia o no de aplicar una norma, cuando eso ha de estar por encima de cualquier discusión.
Para un cambio tan importante como el que se supone que va a favorecer la creación de esta zona, sería conveniente que hubiera un modelo de ciudad de antemano, en el que se permita la conjugación de los espacios patrimoniales con servicios modernos de este siglo. Si no, ¿hacia dónde vamos? ¿Cómo será la ciudad que dejemos a las generaciones venideras?
Así, de primeras y sin profundizar mucho. Con la eliminación de aparcamientos en el centro, como ya se está haciendo, ¿qué alternativas se han dado para que podamos tener un centro atractivo? Y no solo para el turista, sino también para el vecino, que pueda encontrar una hostelería acogedora, un comercio atractivo… al fin y al cabo, una ciudad patrimonio que invite a visitar su núcleo porque da servicios que corresponden con la demanda de la población.
A ver si en los pocos meses que queda, empezamos a tener cosas claras, aunque no dejará de ser un parche más, y no un modelo de ciudad.