«Nunca pude imaginar que aquí fuera a ser tan feliz»

Alberto Sánchez
-

Ángel Encinar cierra su etapa como futbolista en su casa, el Diocesanos. «Asentarme en Ávila fue la mejor decisión de mi vida. Pudo verse como un paso atrás en lo futbolístico, pero fueron tres adelante en mi vida»

Ángel Encinar, en los campos de fútbol de Sancti Spíritu. - Foto: David Castro

Era un adiós asumido,«algo que tenía ya muy naturalizado».Hacía tiempo que ÁngelEncinar había tomado la decisión y asumido una realidad, que no podía volver a los terrenos de juego.Al menos no como él quería hacerlo, en plenas condiciones. No quería estar por estar. «Soy una persona muy competitiva». Siempre, desde que empezó en esto del fútbol, tuvo claro que «no me arrastraría por los terrenos de juego». Y quien se ha visto perseguido por las lesiones –«me han operado cuatro veces»– entendía que «me iba a tocar despedirme antes que a los demás».Pero hacerlo a los 28 años es demasiado pronto, incluso injusto. Y aunque la herida, la emocional, esa que no se ve si no se mira a través de los ojos y las palabras, aún debe sanar, no quiere tomar el camino fácil para darse una respuesta a lo que ha pasado. «Sería ventajista decir ahora que he tenido mala suerte.Quizás también he hecho mal las cosas. A lo mejor en los momentos clave, cuando tuve la oportunidad de llegar al fútbol de elite, no hice las cosas como debía, no tomé las decisiones que debía tomar».

Anunció su retirada hace unos días, pero viene de lejos, de aquella lesión que sufría en el derbi ante el Real Ávila en elSancti Spíritu y la conversación con un médico de Valladolid en la que escuchó lo que ningún deportista quiere escuchar, «lo tienes que dejar». Sin operarse no había solución. «Los dolores no van a desaparecer» le dijeron. Haciéndolo, quién sabe. Aquel día se rompió. «Lloré mucho.Fue un golpe de realidad». Y aunque quiso dilatar el momento e intentar lo que le habían dicho que era imposible, «la verdad es que se me había acabado el fútbol».

Se termina una etapa. Mira atrás «y veo una persona que ha sufrido mucho en el fútbol, que se ha criado fuera de su casa, que se ha perdido muchas cosas, amigos, momentos, familia...Pero también veo a un Ángel Encinar que a sus 28 años tiene la madurez que tiene gracias al fútbol, a lo que ha vivido». Porque son muchos años alrededor del balón, para lo bueno y para lo malo. Ha entrenado con los primeros equipos del Atlético de Madrid, del RayoVallecano,  Alcorcón o Numancia. Ha jugado en el Zamora, Arandina, Rápido de Bouzas o Real Ávila, donde 'no' le dejaron ser lo que podía haber sido. Y ese camino lo cierra en su casa, en el Diocesanos. «Nunca pensé que aquí fuera a ser tan feliz». Regresó a Ávila y al Diocesanos buscando «una vida normal para un chico de 23-24 años.Asentarme en Ávila fue la mejor decisión de mi vida. Al final he conseguido ser feliz, rodearme de gente buena, abrir nuevos caminos profesionales y dar pasos personales. Puede que diera un paso atrás en lo futbolístico pero di tres adelante en mi vida y el Diocesanos ha tenido un papel muy importante».Cierra una etapa. Lo mejor, es que empieza otra.