Filtraciones interesadas a medios de información confidencial, presiones para manipular las actas de reuniones previas al 7 de octubre de 2023, chantajes a funcionarios y estratagemas legales para dilatar el proceso judicial abierto contra Benjamín Netanyahu por corrupción son los escándalos que han salpicado en las últimas semanas la Oficina del primer ministro israelí. Polémicas que ponen aún más en el punto de mira su discutida gestión.
'Bibileaks'
El Shin Bet (la agencia de seguridad interior) investiga si el Gabinete de Netanhayu coludió con oficiales de Inteligencia para difundir material clasificado a los medios para favorecer una opinión pública contraria a un acuerdo de rehenes con Hamás. La información estaba en poder de Defensa y no se sabe cómo llegó a manos de funcionarios de la Oficina del premier, que la habrían filtrado a medios pero con manipulaciones interesadas.
Un periódico alemán y otro británico publicaron el pasado septiembre información de Inteligencia fabricada, según la cual el difunto líder de Hamás Yahya Sinwar conspiraba para escapar junto a los rehenes de Gaza por el corredor Filadelfia, la divisoria entre la Franja y Egipto, lo que el líder hebreo usó para insistir en la necesidad de que Israel mantenga indefinidamente el control militar de esa frontera y no firmar una tregua con los terroristas. La publicación inglesa retiró su artículo tras quedar desacreditado.
Hay cuatro sospechosos detenidos por este caso en prisión preventiva: Eli Feldstein, portavoz de Netanyahu y asesor cercano, dos funcionarios de Defensa y un cuarto oficial militar de menor rango. La fiscal general israelí, Gali Baharav-Miara, ha solicitado investigar también al primer ministro sobre estas filtraciones.
Netanyahu, por su parte, criticó recientemente que los apresados lleven más de dos semanas en la cárcel, «sin poder ver a un abogado», algo que, según comentó, se está haciendo como presión para «conseguir declaraciones falsas» contra él. Su oficina calificó este caso, conocido como Bibileaks, de «caza de brujas».
Actas manipuladas
El jefe del gabinete del premier israelí, Tzachi Braverman, fue acusado hace una semana de extorsionar con un vídeo comprometedor a un oficial de la Secretaría militar de la Oficina del dirigente para que alterara las actas de las discusiones mantenidas en las horas previas al ataque de Hamás, el 7 de octubre del año pasado.
Aparentemente, oficiales de alto rango del estrecho círculo de Netanyahu recibieron información de la Inteligencia del Ejército sobre movimientos sospechosos de comandantes de la organización paramilitar dentro de la Franja esa madrugada y la activación de cientos de tarjetas SIM hebreas dentro del enclave.
Los detalles del caso están bajo secreto de sumario, pero algunos medios locales apuntan a que Braverman no atendió llamadas esa noche cuando intentaron avisarle; además de los chantajes posteriores, para alterar las actas de esas reuniones y que, de esa manera, no quedara constancia alguna del grado de información que llegó a la oficina del mandatario antes del ya conocido ataque.
Investigación del 7-O
Una investigación estatal e independiente sobre los fallos que permitieron el ataque de Hamás del 7 de octubre sigue pendiente, a pesar de los reclamos de la oposición, la fiscal general o del exministro de Defensa, Yoav Gallant, destituido la semana pasada por Netanyahu por desacuerdos.
Más de un año después, el Ejército tampoco ha publicado sus pesquisas internas sobre lo ocurrido y las dudas sobre el grado de conocimiento previo de las autoridades, incluido el primer ministro, siguen creciendo.
Juicio por celebrarse
La defensa legal del primer ministro ha pedido otro aplazamiento de su vista para testificar en el juicio que enfrenta por corrupción desde 2020. Sus abogados solicitaron al Tribunal de Jerusalén un nuevo retraso de más de dos meses para su testimonio, alegando no han tenido tiempo de prepararlo debido a los conflictos en Gaza y el Líbano.
«Los tiempos planificados para preparar su testimonio se cancelaron por necesidades urgentes de seguridad o diplomáticas», aducen.
Su declaración debía haber comenzado en noviembre de 2023. En julio, su equipo legal solicitó aplazar esa vista para marzo de 2025, pero el tribunal lo rechazó y fijó la fecha para el 2 de diciembre, asunto que el dirigente trató de posponer, pero que el organismo vetó recientemente. Netanyahu está acusado de fraude, cohecho y abuso de confianza en tres casos separados y se le imputa la recepción de regalos a cambio de favores y supuestos tratos de favor para recibir una cobertura positiva de los medios.