Novela negra con poso de experiencia

D. Casillas
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Enrique Zanella, policía de profesión, acaba de publicar su primera novela, una historia protagonizada por dos guardias civiles que investigan el crimen de una joven en una zona rural de Cantabria

Novela negra con poso de experiencia

Enrique Zanella, cántabro que se formó profesionalmente en Ávila y que ahora vive a caballo entre nuestra provincia y la de Segovia, acaba de publicar su primera novela, El crimen de Vejo, una mezcla de thriller y novela negra ambientada en un pueblo ficticio del norte de España para la que se ha inspirado libremente en hechos ocurridos en la comarca cantábrica de Liébana, de donde provienen sus raíces maternas y donde pasó gran parte de su infancia.

Aunque la localidad de Vejo sí existe, y de hecho es la aldea cántabra en la que nació su madre, para convertirla en el escenario de su novela, explica, «la he convertido en un pueblo ficticio, me he tomado las licencias que permite la literatura y he dado ese nombre a toda la comarca, en la que incluyo todo Liébana y parte de los Picos de Europa».

Para escribir este «thriller policiaco», que así lo define él mismo, Enrique Zanella optó por la fuerza narrativa de la primera persona, aunque hay momentos en los que también juega con la tercera, y desde esa perspectiva desarrolla la trama de la mano de un cabo de la UCO de la Guardia Civil que viaja a Vejo para investigar el crimen de una joven ocurrido en el mismo lugar donde desapareció en extrañas circunstancias obra chica veinte años atrás, acompañado por un teniente veterano a punto de jubilarse, «un poco al modo de la película Seven».

Para componer la historia, explicó, ha sumado «muchas referencias conocidas que de alguna manera han aportado algo cada una de ellas, porque yo me crié con el duro caso de las niñas de Alcaser, con el secuestro de la farmacéutica de Olot, con el asesinato de Marta del Castillo… y a modo de suma de todo ello, y también de la influencia de series de televisión y de películas como Fargo o Seven, o de novelas como El alquimista impaciente, de Lorenzo Silva, he hecho mi propia historia».

A escribir esta primera novela se ha aventurado Enrique Zanella después de haber escrito relatos cortos y guiones para cortometrajes, pero el esfuerzo ha sido «mucho mayor, lógicamente, y me ha llevado unos cuantos años terminar el libro», una trama llena de interés y de giros en la que, reconoce, «he encontrado inspiración también en mi trabajo de policía, labor que también me ha ayudado a que la historia tenga un aspecto más profesional, más técnico, fruto de la experiencia que he ido acumulando, algo  que también ayuda a que lo cuento sea más creíble porque de alguna manera es más real».

Muy satisfecho por la acogida que está teniendo la novela, que ya ha presentado en varios lugares y que está pendiente de presentación en otros varios (en Ávila tiene previsto hacerlo el próximo día 25), ya tiene Zanella «la idea de cuál va a ser mi siguiente obra, que también va a ser una novela negra que quiero ambientar en tres puntos, Santander, Segovia y Ávila, que digamos que son mis tres casas».