Pocas acciones hay más altruistas que participar en un servicio de voluntariado en el que poder mostrar valores como la generosidad, el altruismo, la empatía o la solidaridad. Son muchas afortunadamente las organizaciones no gubernamentales que tienen en su razón de ser el trabajar por los demás de manera desinteresada, lo que aumenta el valor del trabajo que las personas que están implicadas en ellas vienen realizando desde hace muchos años. Ser voluntario, además, suele tener una duración bastante destacada porque dicen quienes los son que una vez que te entra ese gusanillo ya no puedes escapar de seguir ayudando a los demás.
Ejemplos en la provincia abulense tenemos de sobra de este tipo de actividades, porque además si hay algo que siempre se ha destacado de los habitantes de esta tierra es el ser reconocidos como generosos con nuestros semejantes más cercanos.
Sin ir más lejos, este fin de semana ha habido dos citas en las que los voluntarios han sido protagonistas. Una de ellas ha tenido lugar en Navaluenga, con la concentración de agrupaciones de Protección Civil de la provincia, y otra en la capital, con la Gran Recogida por parte del Banco de Alimentos.
Las agrupaciones de voluntarios de Protección Civil están presentes siempre en cualquier acontecimiento tanto de la capital como de la provincia en donde su participación se le requiere ya sea en actividades sociales, deportivas o también implicándose en sucesos.
Sus colaboraciones son siempre agradecidas y bien recibidas por parte de las autoridades que tienen, con en este servicio, cubiertas algunas de sus obligaciones en ese tipo de actos, lo que permite un ahorro de personal y económico que Protección Civil también otorga con su labor, una cuestión más por la que ensalzar su trabajo.
Teniendo en cuenta tales circunstancias y lo que supone el ser voluntario en Protección Civil, es importante tener en cuenta desde el resto de la población dos cuestiones. La primera el atender a las llamadas en caso de que sea necesario reforzar la plantilla de estas agrupaciones, y la segunda, aunque esto depende más de las autoridades, el dotar de los medios necesarios para que su trabajo, que recordemos que es completamente desinteresado, se pueda realizar de la mejor manera posible. Ya que no cobran nada por dedicar su tiempo a los demás, por lo menos que tengan facilidades para desempeñar la labor a la que se dedican de manera altruista.
De esta manera será más fácil convencer a quienes se estén pensando en si dar el paso o no de entrar en un servicio del que, a buen seguro, no se arrepentirán de prestar por el reconocimiento propio y personal que supone el poder hacerlo.