Mucha actividad, tal y como estaba anunciada, llenó el viernes la Feria del Libro de Ávila en el Mercado Grande, con numerosas citas para que los lectores tuviesen un aliciente más a la hora de pasear entre las casetas que ofrecen una amplia y variada oferta de títulos, con el lógico protagonismo de la autoría abulense.
Una hora después de la apertura de las casetas, con los libreros, los autores y los editores satisfechos con la respuesta del público abulense en el día inaugural (el jueves) y manteniendo sus buenas expectativas, comenzaba el programa de encuentros con la literatura 'en vivo' con la lectura del libro solidario de Fundabem Derramando rosas, conversión de la escritura en voz que protagonizaron varios de los protagonistas de ese casi medio centenar de relatos escritos por usuarios de la Fundación Abulense para el Empleo, sus familiares y miembros de la Asociación La sombra del ciprés.
Esta reunión para su lectura compartida, igual que ha hecho el libro durante los meses que lleva en circulación, evidenció que el proyecto (coordinado por Gustavo Garzón, el psicólogo del centro, a raíz del éxito del taller literario que en su momento realizaron los usuarios), es muy capaz de conseguir que «todos expresen sus pensamientos y sus sentimientos».
A continuación, en esa misma línea de fundir la cultura con la solidaridad a través de cauces nuevos, se presentaba en la Feria la Audiolibrería de Luismi, un proyecto inclusivo para personas con discapacidad intelectual que ha tomado la forma de una biblioteca virtual de audiolibros donde descargar y disfrutar de cuentos clásicos adaptados a través de la locución, la música y los efectos sonoros.
Este proyecto, que consigue llevar a cabo el objetivo de que el acceso a la literatura no debería tener barreras para ninguna persona, invita a sentir, disfrutar y vivir historias clásicas que forman parte de nuestra cultura, pero mostradas desde el prisma innovador de que los héroes de estos cuentos tienen capacidades diferentes.
por la tarde. La jornada vespertina se abría a las cinco con el protagonismo del Grupo de Observadores Astronómicos de Ávila (GOAA), que escogió este día para presentar el libro Paraje de Estrellas (Un viaje por el universo), un volumen que llenan quince relatos cortos, todos ellos escritos por miembros de la asociación, en los que con afán didáctico abordan temas sobre astronomía que ellos les despiertan curiosidad y que consideran atractivos para cualquier aficionado a ese mundo sin límites.
Estaba previsto que, en paralelo con la presentación de ese libro, desde las cinco hasta las ocho, el GOAA regalase a los asistentes a la Feria la posibilidad de realizar una observación solar, una mirada al sol que pudo hacerse sin riesgo ninguno y aprendiendo no poco gracias los dos telescopios llevados hasta allí, pero finalmente las densas nubes que poblaban el cielo hicieron imposible que pudiese desarrollarse esa interesante observación.
Al mismo tiempo, entre las seis y las siete, la ocupada carpa instalada por el Ayuntamiento como apoyo a la actividad de las casetas acogía una charla sobre poesía a la que acompañó un taller de poesía para niños que impartió Serafín Sánchez.
La caseta de la Asociación de Novelistas La Sombra del Ciprés acogió, a partir de las siete de la tarde, una presentación conjunta de media docena de libros escritos por seis de sus asociados, trabajos muy diferentes en su temática y en su estilo que demuestran la variedad que llena esa agrupación cultural abulense.
Julio Veredas presentó El plan de Albano, un libro que ha escrito y también ilustrado y en el que cuenta la historia de superación un joven que lucha por alcanzar un sueño que le saque de una realidad muy gris, a veces incluso amenazante. Patricia Vallejo hizo lo propio con Elisa y Ariel, una historia de amor a veces cercana al ensayo protagonizada por dos personajes que hablan de literatura, de arte y de las dificultades de la vida, cuestionan sus acciones y buscan un sentido a una realidad que viven intensamente.
Félix Jiménez presentó Las últimas balas de la Gran Guerra, una novela cuya génesis arranca de la existencia de un librito hallado por casualidad cerca de una trinchera de la Primera Guerra Mundial. Alfredo González habló de su Urko el vettón, la obra en la que ha convertido las sugerentes piedras de la montaña abulense en personajes que dan vida a una trama de ficción que lleva a la prehistoria más cercana.
David Sánchez compartía con el público el libro La revolución puritana, una continuación de su trilogía anterior en la que funde periodismo con historia, y Librado Casero hablaba de Malpartida, un pueblo, trabajo esencialmente etnográfico en el que descubre cómo vivían, vestían, comían, hablaban, jugaban y sobrevivan unos antepasados que aunque son del siglo XX nos parecen muy lejanos por lo mucho que ha cambiado el mundo.
El programa de citas puntuales del día se cerraba con una mesa redonda sobre poesía que comenzaba a las ocho, un diálogo con lecturas que tuvo como protagonistas a tres poetas abulenses, José Pulido, Daniel Zazo y José María Muñoz Quirós, los cuales, además, presentaron sus últimos libros; el acto estará acompañado por la música de Javier Gutiérrez.