EL Domingo de Ramos, con permiso de la borriquilla, deja un protagonista claro en la provincia, Burgohondo. La localidad del Alberche no faltó a su cita con las 'Estampas de la Pasión', la representación teatralizada de los últimos días de vida y la resurrección de Jesucristo con una particularidad que sigue muy presente, la implicación de los vecinos.
Bajo la dirección artística de Candelas Pérez, alrededor de medio centenar de actores aficionados, todos ellos vinculados a la localidad y una veintena de ellos con texto, se pusieron en la piel de los protagonistas y los figurantes de esta historia milenaria para volver a arrancar aplausos y a emocionar a vecinos y visitantes. La consolidación de esta propuesta, que aspira a ser declarada de Interés Turístico Regional dado que en este año se tendrían que haber cumplido veinte ediciones (hubo dos años sin las estampas por la pandemia), ha convertido a Burgohondo en el centro de atención de toda la comarca en esta fecha tan señalada.
La Plaza Mayor, primero, y la Calle Mayor y la Abadía, después, fueron los escenarios naturales de una cita que, lejos de perder fuelle con el paso del tiempo, sigue más viva que nunca, como el sentimiento del camino de dolor y esperanza que se narra. Prueba de ello fueron los cientos de personas que, desde antes de las cinco de la tarde, se dieron cita en el centro neurálgico de la localidad para asistir a una tarde tan entretenida como emotiva reviviendo la Pasión de Cristo según Burgohondo.
El buen tiempo que todavía reinaba este domingo en la provincia también quiso sumarse a las 'Estampas de la Pasión', lo que sin duda animó a la asistencia de público de todas las edades, muchos de ellos niños que se divertían mientras anticipaban las vicisitudes de Jesús. Los cuatro escenarios de la primera parte de la propuesta se podían distinguir perfectamente en la plaza, con la barca de los pescadores, la mesa para la última cena, el huerto de olivos y las sillas donde, una hora después, iban a sentenciar al gran protagonista.
Y junto a la barca, precisamente, arrancó la acción, sin grandes novedades más allá de la incorporación al elenco de algún actor nuevo. Allí, Pedro, Juan y otros amigos de Jesús recordaban sus últimos días junto al nazareno y cómo fueron llamados por él para continuar su tarea.
Desde el principio se pudo comprobar que la música iba a ser un elemento más en la historia, al acompañar y realzar en los momentos más dramáticos, que los hubo, pero también en los más pausados.
La historia se trasladó entonces a la última cena, donde apareció por primera vez el personaje principal, Jesús, interpretado de nuevo por Juan Jesús Muñoz. También vimos al resto de discípulos incluido Judas, con su primer momento destacado. No faltó la famosa frase «antes de que cante el gallo me habrás negado tres veces», ni tampoco la llamada de Jesús a «amar como yo os he amado».
Con varios fotógrafos haciendo su labor de inmortalizar todos los pasajes llegó la escena de la oración en el huerto. Acompañado de tres de sus más fieles escuderos, Jesús ofreció uno de sus monólogos más dramáticos, ese en el que le pide a su padre, mirando al cielo, que le ayude a entender la razón de su muerte. No faltaron aquí, a la hora de hablar del sufrimiento de los inocentes, las referencias a los conflictos de la actualidad.
La detención de Jesús fue otro de los momentos culminantes, con su correspondiente puesta a disposición de los sumos sacerdotes Anás y Caifás, el rey Herodes y el gobernador romano Poncio Pilatos. Su compasión, como narra la historia, no fue suficiente y Jesús acabó sentenciado a morir en la cruz, previo paso por el camino del calvario.
Para ello la acción se trasladó a la Calle Mayor, preparada para la ocasión, en el recorrido hasta la Abadía, donde iba a tener lugar la última escena, la de la entrega de la vida, con las luces del atardecer empezando a caer sobre Burgohondo para poner el cierre a unas nuevas 'Estampas de la Pasión' que siguen en plena forma.