EN estilo realista, abstracto o impresionista, al óleo, a la acuarela o al carboncillo, a todo color o en escala de grises, la paleta dominante, en clara sintonía con el día. Ávila volvió a protagonizar decenas y decenas de lienzos (cerca de 170) desde incontables perspectivas, tantas como ofrece «una de las mejores ciudades para ser pintada». El arte a contrarreloj volvió a tomar calles, plazas y rincones en una nueva edición del Certamen de Pintura Rápida, y van 23, un concurso organizado por el Hogar de Ávila en Madrid, en colaboración con el Ayuntamiento de Ávila, marcado este año, eso sí, por un ligero descenso en la participación.
El día, es cierto, tampoco acompañó. Con frío y amenaza de lluvia, un total de 167 artistas se dieron cita en el lugar de control, situado en el pórtico de San Vicente, para después ir tomando las posiciones que intuían más propicias para, pincel en mano, comenzar su tarea artística cronometrada. La hora tope, las 16,00, si se quería optar a algunos de los premios que, con descenso en la aportación institucional, repartieron un total de 8.900 euros.
Muchos, de hecho, optaron por no irse muy lejos y se quedaron al resguardo en San Vicente, pero no fallaron las vistas de la Muralla, desde el Mercado Grande, San Segundo o el Rastro, y también de los numerosos arcos de la ciudad, la Catedral o del Mercado Chico. Cualquier esquina era buena para, bien con imaginación o respetando fielmente la realidad, tratar de reflejar en un lienzo blanco lo que Ávila sugiere, que es mucho. Líneas, trazos gruesos, colores, estilos.... la variedad fue la nota predominante en los trabajos que iban avanzando a medida que pasaba la mañana, unos más originales, otros más clásicos, pero todos intentando aportar un plus que lograra encandilar al jurado.
Ganador del Certamen de Pintura Rápida. - Foto: Antonio Bartolomé
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