UEn el Mercado de Abastos de Ávila conviven dos carnicerías en funcionamiento. Una de ellas es la de Eduardo Benito que, desde el año 2013, apostó por el comercio online de sus productos como una manera de adaptarse a los nuevos tiempos. "Unos clientes que vinieron de fuera de la ciudad me pidieron que si se lo podía enviar a su lugar de origen. Empecé con este tipo de envíos durante un tiempo hasta que creamos la web en el 2020", explica Eduardo. Así, años antes de que la venta a distancia se pusiera de moda, los tres empleados de esta carnicería abulense ya vendían sus productos a través de Internet. Sus principales clientes allende las fronteras de Ávila son, principalmente, de la zona mediterránea (Andalucía, Región de Murcia, Comunidad Valenciana y Cataluña) y del centro de la Península Ibérica, quienes les solicitan chuletones, solomillos y entrecots de una calidad suprema. "Fuera de España no vendemos, porque necesitamos otro tipo de licencia. Pero si podemos, lo valoraremos para poder hacerlo", comenta.
Obviamente, la mayor parte de los ingresos del negocio proceden de la venta física, la de toda la vida, hacia sus clientes de la zona centro. Sin embargo, el porcentaje de ingresos que perciben gracias al comercio online está en ascenso. Eduardo estima que un 10% de las ganancias de su carnicería (hay meses con más demanda, otros con menos) vienen de esta vertiente. Es algo natural, porque la sociedad demanda cada vez más esta clase de venta. "Es el futuro, porque la gente lo que busca es aprovechar el tiempo libre con el ocio. Así es mucho más cómodo, porque lo puedes pedir en cualquier momento y, al día siguiente, tienes el envío en la puerta de casa", argumenta. Por tanto, el futuro de las tiendas físicas está en peligro, porque las ventas online cada vez van a más. "En los lugares de costa comercializarán pescado y marisco, y las poblaciones del interior, carne y legumbres. Pero sí, el futuro es la venta online", sentencia Eduardo.
Esto acabará, seguro, con la cercanía y la relación vendedor-consumidor, pero la calidad del producto se mantendrá. Porque la primera vez el cliente duda de si lo que va a recibir es lo que pidió. Pero una vez se pasa la prueba de fuego, los usuarios se fidelizan con el negocio y con la venta en línea. Como le ocurre a Eduardo Benito y su carnicería.