El poeta cacereño Basilio Sánchez, un 'notable' de la lírica española contemporánea, volvió al Aula de Poesía Juan de la Cruz para compartir su más reciente creación con el público abulense, un foro en el que estuvo en 2022 y al que regresó «encantado y agradecido» para presentar su último poemario, titulado El baile de los pájaros.
Recordó Basilio Sánchez que su poesía, que en este caso bien puede encontrar a raíz del título del poemario un evidente paralelismo con el 'pájaro solitario' de Juan de la Cruz, «entronca con una corriente de poesía meditativa, reflexiva, que tiene que ver con la naturaleza y la espiritualidad», una línea inspiradora que en este caso tiene mucho que ver con la realidad del momento de escritura de los versos, creados «inmediatamente después de la pandemia, en la que yo tuve que participar de forma especialmente intensa como responsable del servicio de una unidad de Cuidados Intensivos, y en aquellos durísimos momentos la vida empezaba justamente al regresar del hospital y llegar a mi casa, en cuyo jardín los pájaros bailaban y piaban como si no estuviera pasando nada», contando, como condensa uno de sus versos, que «la poesía es el baile de los pájaros frente a la comitiva de la boda». «En medio de nuestro sufrimiento, incertidumbre y desesperanza existía, siempre existe, un elemento natural que persiste y que nos hace ser pacientes, constantes, perseverantes», y eso «es lo que he querido cantar en este libro, ese baile de los pájaros que está por encima de nuestras pequeñas vicisitudes», añadió.
Su apuesta en este libro, que nacido en un momento de dolor compartido quiere ser un canto de alegría, fue «hallar la forma de escribir sobre la pandemia sin que apareciese la pandemia, como si la vida empezase justo al regresar a casa, a tu jardín, donde todo permanece inamovible y donde en su inmovilidad los y los pájaros, y eso fue lo que suscitó la escritura de los poemas».
Escribir «dejándose llevar sin más por las verdades que uno cree leer en sí mismo, o por las intuiciones que va teniendo durante el proceso de escritura», acaba generando una «poesía que tiene algo de salvadora», fruto del intento de que sea «una luz de mano que acompaña al que la escribe y que acompaña al que la lee. Uno puede enfocar los avatares de su experiencia de muy diversas maneras, y yo la interpreto siempre como salvación, como consuelo, como compañía, como una forma de ayudarnos a vivir lo que tengamos que vivir, pero de una forma humana, sensible, que nos permita ser conscientes de lo hay a nuestro alrededor y nos ayude a vivir con intensidad esta vida que nos ha tocado el suerte».
En ese «lugar idóneo para leer poesía» que es el Aula Juan de la Cruz, Basilio Sánchez regaló a sus «escuchantes» un puñado de poemas con los que defiende, en la teoría y en la práctica, que «la poesía es una forma de honestidad, no es un artificio, es ser testigo de lo que vive», una opción que le lleva al convencimiento de que «la poesía requiere trabajo, experiencia, lecturas, formación, cuidado, todo eso y algo más, pero luego uno tiene que intentar dirigir todo eso hacia una expresión de veracidad, de honestidad y hasta de un sentido moral», para que su «significado, su hondura y su intensidad sean los máximos».