El vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, ha destacado la desaceleración en la tasa de inflación de la zona euro, como reflejan los últimos datos "positivos", aunque estos no son suficientes para cambiar el rumbo de la política monetaria, por lo que "es prematuro hablar de una bajada de tipos".
"Cuando veamos que la inflación está claramente convergiendo de una forma estable hacia nuestro objetivo del 2%, entonces la política monetaria podrá empezar a modificar su signo. Pero todavía es pronto para eso", subraya el economista español en una entrevista con '20 minutos', recogida por Europa Press.
El vicepresidente del BCE defiende que los tipos de interés actuales, si se mantienen en el tiempo, van a permitir que la inflación se encamine hacia el 2%, aunque ha reiterado el mantra del 'guardián del euro' de ser dependientes de los datos.
"Estos han sido positivos, pero todavía no suficientes para modificar la política monetaria. Por lo tanto, es prematuro hablar de una bajada de tipos", advierte. En este sentido, si bien hay una desaceleración clara de la inflación porque los componentes de oferta y energéticos que afectaron negativamente han empezado a desaparecer y porque la política monetaria está funcionando, en la zona euro los salarios están creciendo de media por encima del 5%, pero la productividad apenas está mejorando, lo que hace que los costes unitarios laborales estén aumentando e incrementa las tensiones inflacionistas.
De tal modo, mientras que en 2022 los márgenes empresariales aumentaron mucho, este año el incremento es más moderado, en cierta medida porque las empresas están absorbiendo parte del aumento de los costes laborales, contribuyendo a una evolución moderada de la inflación, aunque Guindos alerta de que estos factores podrían retrasar la evolución de la inflación hacia el objetivo del 2%.
"Lo estamos siguiendo muy de cerca", añade. En cuanto a la evolución de la actividad económica de la zona euro, el vicepresidente del BCE recuerda que la institución "no prevé una recesión técnica", señalando que el problema principal es que la economía europea tiene un problema estructural para crecer, como reflejan las proyecciones del BCE y de la Comisión Europea, que auguran una expansión muy moderada, en el entorno del 1% hasta 2026.
"Este crecimiento potencial es bajo porque la productividad apenas aumenta. Europa debe importar más energía que otras economías del mundo y, por tanto, la crisis energética agrava aún más esos problemas de competitividad", explica el economista española, para quien, en ese contexto, son necesarias reformas estructurales.
"El objetivo de la política monetaria es reducir la inflación, pero para crecer, otros agentes deben entrar en juego", sostiene Guindos, añadiendo la importancia de completar la Unión Bancaria, así como de avanzar en la unión del mercado de capitales y en el mercado interior de la Unión Europea.