Adiós a una joyería emblemática

E.Carretero
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Quique Joyeros, negocio que abrió sus puertas junto a unas casas adosadas a la Muralla y que actualmente, y con la segunda generación, está en la calle Doctor Fleming, echará el cierre tras 53 años siendo un establecimiento referente en el sector

Adiós a una joyería emblemática - Foto: Isabel García

Quique Joyeros, una de las joyerías más antiguas y destacadas de Ávila, echa el cierre tras más de medio siglo. En concreto después de 53 años que son los que lleva en funcionamiento este negocio que en su día puso en marcha Francisco Muñoz, hijo de Francisco y Francisca y al que todos llamaban «Quiquín porque sus padres eran el tío Quico y la tía Quica». Así que cuanto tras aprender el oficio de manos del joyero Narciso, cuyo taller estaba ubicado en la calle Leales, y tras trabajar unos años en la joyería Ángel, Francisco decidió abrir su propio negocio lo llamó Quique Joyeros sin que por aquel entonces hubiera ningún Enrique al frente del taller. Ahora sí lo hay, su hijo, que empezó a trabajar en la joyería familiar con 16 años y quien en 2005 tomó el relevo de su padre al frente de un negocio que en los próximos meses echará el cierre. 

«No es la falta de clientes», como reconoce Quique Muñoz Berrón, lo que le ha llevado a tomar la decisión de cerrar la joyería que en 1971 abrió su padre en la calle San Segundo, en una de las casas adosadas a la Muralla, y que después se trasladó a la calle Don Gerónimo donde él aprendió el oficio de manos de su progenitor. En aquella joyería, en cuyo escaparate durante muchos años hubo un reloj de bolas gravitatorias que ejercía un efecto hipnotizador tanto en grandes como en pequeños, aprendió Quique, que ya sí era Enrique, una profesión con mucho de artesana y también de artista que ha sido la suya hasta ahora, cuando con 52 años ha decidido que «es el momento» de un cambio laboral. 

El avance de las compras on line pero sobre todo el anticiparse a unos cambios que, entiende, tarde o temprano iban a afectar a su negocio y a la forma en la que él entiende la joyería, la que desde los 16 años ha sido su profesión, son los  motivos que han llevado a Quique a tomar una decisión que nada tiene que ver con la falta de  ventas sino más bien con el querer ser fiel a sí mismo y a su idea de entender este oficio. «Ha cambiado el mercado, el mundo, la ciudad...», enumera el propietario de la popular joyería un contexto que entiende incompatible con su objetivo profesional que ha sido siempre el de «trabajar con la mejor calidad posible». Y es que, reconoce, a día de hoy el mundo de las compras está cambiando con «tiendas de súper lujo que no paran de crecer, las de gama media que tienden a desaparecer y las de gama baja, a perdurar», reflexiona al hablar de un escenario futuro al que ha decidido anticiparse. «La situación me obliga a retirarme», reconoce. 

muchos cambios. Su oficio, apunta Quique, ha cambiado mucho en los últimos años con avances en joyería que llegan incluso a la impresión en 3D de unas piezas que antes eran más artesanales. Y aunque él nunca ha renegado de esos cambios también reconoce que esa joyería artesanal, de taller, siempre le ha encantado y guarda en el recuerdo el diseño de «joyas espectaculares» que en estos años han salido de su taller y que él ha fabricado con piedras preciosas que sus clientes traían de viajes exóticos. «De aquí han salido piezas increíbles», reconoce quien ha disfrutado muchísimo con esa parte artesanal de su profesión. 

Esa decisión coincide, además, con la puesta en marcha de dos proyectos profesionales desvinculados de la joyería por los que Quique entiende es el momento de apostar. «Es el tiempo de hacer otra cosa», dice quien de momento no adelanta nada de lo que tiene entre manos pero quien habla de ese nuevo futuro laboral con ilusión. 

De cara a ese cierre definitivo que tendrá lugar en los próximos meses Quique Joyeros liquida todos los artículos tanto de joyería como de relojería y con ofertas de hasta el 50 por ciento. Una ocasión perfecta de cara a redactar la carta de los Reyes Magos y también para despedirse de uno de los negocios más emblemáticos de esta ciudad.