Entraron en el competitivo panorama audiovisual por la puerta pequeña de los canales temáticos, pero ya se han convertido en la rutina televisiva de millones de personas. Las series turcas han devorado el prime time nocturno de las cadenas en abierto y viven en España su época dorada, tras haber arrasado en medio mundo.
En Antena 3, pionera en apostar por dramas turcos, han logrado adjudicarse cuatro noches seguidas gracias a las emisiones de Mi hija, y Mujer. Y en Telecinco, que no está registrando tan buenos resultados como su principal rival, Love is in the air también se emite varios días a la semana.
Atresmedia adivinó lo que venía tras los resultados obtenidos en 2018 con Fatmagul, la primera producción turca que compraron, que arrasó en su canal temático Nova. Se convirtió, y sigue siendo, en la serie más vista en la historia de un canal secundario.
«El éxito nos llevó a pensar que quizá en nuestro canal principal podrían ser una buena opción», cuenta a el director adjunto de contenidos de Atresmedia TV, José Antonio Antón.
Se arriesgaron entonces a llevar a Antena 3 Mujer, que «es una de las producciones más aclamadas y de mejor factura de los últimos años y fue todo un acierto». Lo importante, añade, es dedicar tiempo y recursos a la selección de productos ya que «ni todas las series turcas son buenas, ni todas funcionan en audiencia».
Dos cosas claras dejan siempre quienes trabajan comercializando dramas turcos. La primera, que no son un género en sí mismo, pues cada producción hecha en Turquía (el segundo país que más ficción exporta, después de EEUU) es distinta y las hay de muchos géneros.
Y el segundo, que no todas son telenovelas. Algunas sí, las que están concebidas como tal, más cortas, para emisión diaria y con más bajo presupuesto. Pero las que llegan al prime-time español «son producciones de ficción de una altísima calidad, con guiones muy cuidados y repartos estelares».
Sí tienen varias particularidades: un ritmo sumamente lento y una duración por capítulo de dos o tres horas. «Pero el presupuesto de una serie turca de prime time, ese capítulo de dos horas, se puede comparar con el presupuesto de una serie en abierto en España», cuenta Barbora Suster, directora para Latinoamérica e Iberia de Eccho Rights, una empresa que comercializa audiovisuales y está especializada en drama turco.
Sentar las bases
Ellos fueron los pioneros en España, pues intermediaron en la llegada de Fatmagul, que sentó las bases del huracán posterior. «Hace seis años no se vendía ni se compraba absolutamente nada turco en España y hoy en día estamos con el catálogo casi completamente vendido», asegura.
Tras ella llegaron Elif, Cennet o Everywhere I go... títulos conocidos por miles de personas que se han familiarizado con el barrio de Tarlabasi o los paseos por el río Bósforo y para quienes comer hojas de parra o dolmas ya no suena tan remoto.
¿Por qué gustan? Es la pregunta que muchos se hacen. ¿Cómo es posible que, habiendo tanto canal, plataforma y producción original donde elegir, miles de personas apuesten cada noche por esta ficción que a priori puede chirriar a muchos?
En opinión de la experta en distribución audiovisual Judith Clares, profesora de la Universitat Oberta de Catalunya, la primera razón es que «su contenido es universal». «Hablan de familia, amor, trabajo. Tienen ese punto de culebrón cercano a la telenovela latinoamericana. Pero son más contemporáneas», explica.
«Hay muchas personas a las que les gustan las historias sencillas» y, pese al auge de las plataformas, «todavía quiere ver aquello que le programan».
«Nos encontramos en un momento en que el boom del contenido audiovisual es enorme. Nos fijamos en las plataformas porque es la novedad, pero nos olvidamos que hay mucho público todavía en la televisión generalista», agrega.
Público que quiere ver cosas diferentes y las series turcas lo son, gracias a ese «exotismo añadido» que, añade Suster, es otra de las razones por las que los espectadores las eligen.
¿Será un fenómeno pasajero? En opinión de la directiva de Eccho Rights, no lo será. «Es una tendencia que ha llegado para quedarse». Ahora está «muy a tope» y «puede ser que luego baje» pero «no va a desaparecer» sino que «encontrará su puesto dentro del panorama audiovisual de España».