Jesús Rico ya es el obispo de Ávila. La Catedral acogió la ordenación episcopal y toma posesión de quien desde ahora es la cabeza visible de la Iglesia abulense en una celebración que estuvo presidida por el cardenal Ricardo Blázquez. Junto a él ejercieron de ordenantes el nuncio apostólico, Bernardito Auza, y Jesús García Burillo, obispo emérito de Ávila y una representación de arzobispos, obispos, cardenales y sacerdotes, con unos 40 concelebrantes.
Con la Catedral preparada para que los abulenses acompañaran a su nuevo pastor, al finalizar la celebración el nuevo obispo pronunció sus primeras palabras como tal con los correspondientes saludos y dirigiéndose a las autoridades e instituciones a quienes ofreció su colaboración para todo lo que sirva «para el bien común en aras de una sociedad más justa y fraterna».
Dijo el obispo que se abre «al futuro con esperanza» y se mostró dispuesto a soportar «las cargas» y a evangelizar en «medio de una cultura de la indeferencia y la increencia», que es el «reto» que se plantea.
El proceso de humanizador que puede sacar adelante la Iglesia, dijo, «quedaría incompleto si se priva al hombre del nombre de aquel que es su vida», porque «la vida y la misión de la Iglesia no es otra cosa que comunicar a Cristo, unir a los hombres, acada hombre y mujer, a los pueblos, en Cristo».
Recordó el dicho de 'Ávila tierra de cantos y de santos' y por eso agradeció los testigos que han salido «de esta tierra y ayudaron a una auténtica reforma de la Iglesia».
«Necesitamos sentirnos pueblo de Dios, caminar juntos como comunidad» porque «uno de los grandes tesoros que podemos ofrecer es la experiencia del grupo, de la comunidad» porque «la Iglesia está llamada a ser comunidad» con «unidad en la diversidad, sin guerras mutuas, capaz de dejar de lado rencillas y división», con «servicio a la caridad».
Por eso habló de «la revitalización de nuestras comunidades», pero no por estragegia pastoral sino por «comunión con Cristo» para ser germen «de auténtica vida y fraternidad».
En el inicio de la celebración el nuncio expresó la gratitud a la labor realizada por el anterior obispo, José María Gil Tamayo, y también por Jesús García Burillo por su «entrega y dedicación» a la diócesis 15 años y por su «disponibilidad». Cuando se celebra el IV Centenario de la Canonización de Santa Teresa, el Papa Francisco se dirigió a la familia carmelita y recordó a Santa Teresa como fruto de la tierra abulense en una ciudad «reflejo de su propia alma», afirmó. También se dirigió al nuevo obispo para que «su pastoreo» se sume a las «bendiciones de la Iglesia en Ávila».
Jesús García Burillo, que estaba ejerciendo como administrador apostólico en Ávil,a recordó que pidieron que fuera enviado un «buen pastor» y ahora se ponen «a su disposición».
el rito. El rito de ordenación comenzó con la presentación del elegido y la lectura de las Letras Apostólicas, con las palabras del Papa Francisco en las que destacó la «rectitud de comportamiento», «pericia», «doctrina» y «calidad se sus obras pastorales».
Tras la homilía de Ricardo Blázquez llegó el momento de las promesas del elegido en las que prometió consagrarse al ministerio episcopal, anunciar la fidelidad del Evangelio, conservar el depósito de la fe, edificar la Iglesia, obedecer al sucesor de Pedro, cuidar al pueblo de Dios, ser bondadoso y comprensivo, buscar a las ovejas dispersas y cumplir las funciones del sumo sacerdocio.
Jesús Rico se arrodilló ante el altar y se tumbó para continuar el rito con las letanías de los santos antes del momento de la imposición de manos, imposición del libro de los Evangelios, la unción de la cabeza y proceder a la entrega del Evangelio y las insignias episcopales (Evangelios, anillo episcopal, mitra y báculo). A partir de ese punto llegó el momento de la toma de posesión por lo que se invitó al nuevo obispo a sentarse en la Cátedra con la mitra y el báculo. Es en ese momento en el que Jesús Rico tomó posesión de la diócesis abulense como obispo y fue recibido con un aplauso. Entonces comenzaron a tocar las campanas de la Catedral.
Ya en el cargo, todos los obispos se acercaron a acogerlo como también hizo una representación de la diócesis que manifestó su adhesión, momento a partir del cual el nuevo obispo presidió la celebración.
Además, al final de la celebración, se llevó a cabo la bendición del nuevo obispo, que recorrió las naves de la Catedral, acompañado de los otros dos obispos operarios que hay en España, Jesús Pulido y Ángel Pérez Cuello mientras era aplaudido. Allí llegaron las primeras sonrisas del nuevo obispo.
Tras las primeras palabras del obispo llegó el momento de la despedida y el besamanos, con la procesión hacia la sacristía y el saludo de los asistentes a Jesús Rico.