«Poesía y naturaleza nos ayudan a sentirnos en paz»

D. Casillas
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María Ángeles Álvarez presentó su poemario 'Un jardín amado donde descansar', un libro de «poema único» que invita al sosiego a través de la palabra y los espacios con plantas y en el que acompaña los versos con acuarelas

«Poesía y naturaleza nos ayudan a sentirnos en paz» - Foto: David González

María Ángeles Álvarez, abulense que ha sabido conjugar la poesía con otras muchas artes (floral, pintura, música) y saberes (arqueología, historia), presentó al público el que es su tercer poemario publicado en Cuadernos del Laberinto, un libro que une la palabra con la imagen para enriquecer a ambas en su empeño de darles el mayor significado y hondura posibles. 

Un jardín amado donde descansar es el titulo de este poemario –que llega tras Y el aire al soplar y Las hierbas de los regatos están blancas. Crónica poética de un agosto en llamas–, a través del cual María Ángeles Álvarez celebra con sosiego «el regalo que nos hacen la poesía y el jardín cuando van de la mano, porque juntos conforman en un lugar en donde sentirnos felices, descansados, en paz, relajados», haciendo del libro «una especie de jardín interior al que uno puede llegar para reencontrarse consigo mismo y para descansar estableciendo ese diálogo entre la palabra y las plantas».

Con esta poesía, añadió, «quiero reivindicar la posibilidad que todos tenemos, que a veces es casi una necesidad, de poder de huir del ruido que nos agobia, entrando en el refugio íntimo que todos tenemos», un objetivo al que ayudan «los jardines, las terrazas, las plantas de casa porque todo ello nos devuelve a ese lugar de interior que tenemos huyendo del estrépito en la búsqueda de nosotros mismos».

Esa fusión que propone de poesía y naturaleza, defendió, «es quizás la más indicada para poder decir muchas cosas que es difícil expresar, pero que se puede conseguir a través de la palabra poética porque tiene ese poder abierto y un potencial enorme en el que luego cada uno de los lectores va a ir por su propio lugar, hará las palabras suyas y creará su propio jardín, será su rincón de plantas donde podrá dialogar con las plantas, libre en sus sensaciones aunque lo haga a partir de mis palabras».

palabra poética y acuarela. Pero Un jardín amado donde descansar no solamente tiene palabra poética sino que también, «por mi manera de expresarme, he querido que lleve unida la imagen, y para ello he hecho una acuarela para cada uno de los poemas; cada uno tiene su imagen, su acuarela, que es la imagen que yo tengo del poema».

Aunque en realidad, quiso puntualizar, «me gusta decir que todo el libro es un poema entero, no tienen nombre los distintos poemas porque están dentro como de un concepto completo, que es este jardín, que yo lo concibo como un ente de todo, en donde uno entra poco a poco y va habitando el jardín mientras está allí». Realmente, concretó aún más, «todo el libro es un gran poema con distintos estadios, distintos lugares, distintos momentos, para que los lectores, como digo al principio, el lector se sumerja en él con toda tu alma y sin reservas».