El peso de la obra pública resulta muy significativo en el volumen de negocio del sector de la construcción, cuyas empresas no solo trabajan para el sector privado principalmente en la construcción y reforma de viviendas, sino que buena parte de su actividad se ve impulsada por proyectos promovidos por las Administraciones públicas, tanto de edificación como de obra civil. Frente a un sector privado más voluble y dependiente de los vaivenes del mercado inmobiliario, la obra oficial ofrece más estabilidad a las constructoras, si bien es cierto que el tamaño de éstas define también el tipo de proyectos públicos a los que pueden aspirar y también si realmente pueden presentar ofertas a ese tipo de concursos.
En el caso de la provincia de Ávila, el valor de la obra oficial licitada por las distintas administraciones públicas ha experimentado un incremento superior a los 17 millones de euros, según el avance provisional de los datos acumulados de enero a octubre ofrecido por la Cámara de Contratistas de Castilla y León, que cifra el importe total en 111,8 millones de euros cuando el año anterior por las mismas fechas era de 94,6 millones, lo que implica que en 2024 se ha producido un aumento del 15,38%. Este incremento registrado en la provincia de Ávila contrasta con los datos a nivel regional, donde el importe de la obra pública licitada en ese mismo período experimenta un ligero descenso (-2,41%).
Tampoco coincide el reparto de esos fondos por administraciones. Si en el conjunto de Castilla y León fue la Administración Central la que realizó licitación de obra por un mayor volumen -con un 53,5% del total-, en la provincia de Ávila fue la Junta de Castilla y León la que sacó a concurso un mayor importe de obra oficial a lo largo del año 2024: casi un 63% del valor de licitación acumulado, lo que en términos absolutos supone que la Junta sacó a concurso obra por importe de 70,1 millones. Le sigue, aunque de lejos, la Administración central, con un 26% del total y 29,1 millones. Más lejos aún se sitúa la Administración local -ayuntamientos y Diputación Provincial-, que sacaron a licitación el 11% del importe total correspondiente al período entre enero y octubre (12,6 millones).
En cuanto al tipo de obras que salieron a concurso público en la provincia de Ávila en los primeros diez meses del presente año, la cuantía más abultada se la llevaron trabajos de obra civil, de los que salieron a licitación un total de 69 proyectos valorados en 94 millones de euros frente a los 33 proyectos de edificación que salieron a concurso público por importe de 17,8 millones de euros.
En los últimos años viene detectándose un fenómeno que antes era aislado pero que cada vez resulta más habitual: hay concursos públicos que quedan desiertos porque ninguna empresa se interesa por esos proyectos y, por tanto, no se presentan ofertas. Con todo, Ávila no está entre las provincias de Castilla yLeón en las que más concursos han quedado desiertos. De hecho, en los primeros diez meses de este año la Cámara de Contratistas de Castilla y León las cifra en cuatro: tres de la Administración local y una de la Junta de Castilla y León. Las primeras corresponden todas al Ayuntamiento de Ávila: la reforma del pabellón de San Antonio; la obra de mejora del centro de limpieza y desinfección de vehículos de transporte del mercado de ganado y el suministro e instalación de juegos de un parque infantil. Por su parte, la obra que sacó a concurso la Administración regional en Ávila y quedó desierta fue la finalización de la obra del centro de salud de Arévalo.
Sin embargo,en otras provincias de la región esa situación se ha dado en muchas más ocasiones que en Ávila este año. Así, la palma se la lleva Palencia, donde 37 concursos públicos han quedado desiertos; 32 en León; 31 en Salamanca y 27 en Burgos. Incluso en provincias similares a la nuestra como Segovia, en los diez primeros meses del año quedaron desiertos once proyectos de obra pública y diez en Soria, completando la lista Valladolid con 19 licitaciones desiertas y Zamora, con once.
La otra cara de esta misma circunstancia, quizá más dramática, es que después de ser adjudicatarias del proyecto, incluso tras haber iniciado los trabajos, hay empresas que los abandonan. Así ha ocurrido, por ejemplo, en los proyectos de ampliación de los centros de salud de Arévalo y Madrigal de las Altas Torres, que no solo ha paralizado ambas obras sino que ha acarreado un retraso de años con el consiguiente perjuicio para los usuarios de la sanidad pública de ambas áreas de salud, que ha acabado generando un malestar social que se ha materializado en un movimiento ciudadano en La Moraña para reclamar soluciones a esa carencia de infraestructuras sanitarias adecuadas que perjudica el servicio que se presta. Y aunque recientemente se ha retomado la obra del centro de salud de Arévalo después de que la Consejería de Sanidad recurriera a la fórmula del procedimiento negociado para adjudicar la obra a otra empresa tras más de dos años paralizada, la ampliación del centro de salud de Madrigal sigue sin adjudicarse por segunda vez, aunque se espera para primeros de 2025.
LA VISIÓN DEL SECTOR. Pese a que la mayoría de las empresas abulenses que trabajan en el sector de la construcción son de «pequeño tamaño» y este hecho dificulta el acceso a ciertas licitaciones de obra pública, sobre todo las que por su propia «dimensión» exigen una determinada «clasificación» a la compañía, sí hay «empresas potentes dentro de Ávila que hacen obra pública», según explica a este diario el presidente de la Federación de Construcción y Obras Públicas de Ávila, Ladislao García Segovia. En este sentido, destaca que «en los últimos años» y gracias a los Fondos Next Generation promovidos por la Administración Central sí «ha habido bastante repercusión de la obra pública» en el volumen de trabajo del sector constructivo abulense. Prueba de ello es que, argumenta, «2023 fue un buen año respecto a 2022, aumentándose algo más de un 40% la licitación de obra pública y en el avance provisional para este 2024 se espera la misma tendencia que en 2023», augura.
Preguntado por el hecho de que cada vez haya más concursos de obra pública que quedan desiertos, en concreto por este fenómeno en el Ayuntamiento de Ávila, que en los últimos años acumula ya varios casos de tener que sacar a licitación hasta en dos ocasiones el mismo proyecto tras comprobar que ninguna empresa presentaba ofertas, García Segovia ofrece su punto de vista al respecto: «Cuando eso ocurre es porque los presupuestos iniciales de licitación no están bien estudiados porque si los concursos públicos quedan desiertos es porque a nadie le interesa y eso es porque ninguna empresa puede competir en condiciones más o menos razonables y de mercado», argumenta. «En algunos casos se ha sacado un proyecto a licitación por primera vez que suponía pérdidas de un 15% o un 20% para las empresas y por eso queda desierto, así que creo que desde las administraciones públicas deberían revisar estos precios porque si el importe de licitación es correcto, se ajusta a mercado, eso implica que la empresa pagará la mano de obra correcta y los materiales correctos, no pueden estar las administraciones sacando proyectos de obra a concurso a precios irrisorios y pretender que las empresas hagan esas obras tirando de sus propias costillas», reflexiona.
Por otro lado, advierte que el principal problema del sector es la escasez de mano de obra. «No encontramos gente dispuesta a trabajar en esto a pesar de que somos un sector que paga bien y que las jornadas de trabajo son bastante reducidas respecto a las que hay en otros», lamenta.