Tener sobrepeso u obesidad no es ninguna broma y cada vez son más los ciudadanos que están concienciados con las posibles y trágicas consecuencias de padecer algunos de estos trastornos de cara a sufrir diabetes, enfermedades cardíacas o cánceres.
De hecho, los españoles consideran que la obesidad, el estrés y una dieta poco saludable suponen un mayor problema para la salud que el consumo de alcohol y tabaco, según los datos aportados por el tercer estudio Bupa-Sanitas Health Pulse, que recoge las tendencias en el cuidado sanitario de más de 14.000 personas de un total de 13 países.
Estos resultados contrastan con el incremento de la tasa de sobrepeso de los nacionales en los últimos 10 años, situada por encima de la media internacional, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Y es que, una de cada seis personas adultas es obesa y uno de cada tres niños entre 13 y 14 años padece sobrepeso. Además, el organismo prevé que, en la próxima década, aumente en más de un 10 por ciento el número de adultos que padece este trastorno.
Por ello, en España solo el 7 por ciento de los encuestados considera que el alcohol es un problema de salud y el 13 por ciento que lo es el tabaco, mientras que el 24 por ciento asegura que la obesidad es la preocupación sanitaria número uno, el 23 por ciento cree que es el estrés y el 15 por ciento la falta de ejercicio físico.
No obstante, el 40 por ciento de los preguntados no reconoce el sobrepeso como un factor de riesgo clave para el desarrollo de la diabetes. Además, el 65 por ciento afirma tener un buen estado de salud, especialmente aquellos con edades comprendidas entre los 18 y los 24 años -en el 79 por ciento de los casos-. Por el contrario, algo más de la mitad de los interrogados de entre 55 y 64 años señala estar en unas buenas condiciones físicas.
Por otro lado, los mayores de 65 años -el 12 por ciento- siguen considerando que tienen mala salud, y el 68 por ciento de los hombres entiende que tiene una vida sana, frente a un 61 por ciento de las mujeres que lo afirman.
En relación al ejercicio físico, el 15 por ciento de los encuestados observa que la falta de actividad es uno de los mayores problemas que afecta al bienestar, el 34 por ciento reconoce realizar al menos una hora al día de actividad ligera y más de tres de cada cuatro personas afirman destinar a estas tareas deportivas, al menos, 60 minutos a la semana.
Además, en comparación con los 13 países a los que se ha realizado la encuesta, España se sitúa en el quinto puesto cuando se trata de dedicar más de una hora a la semana a la práctica de deporte suave. Frente a estas cifras, solo el 29 por ciento confirma que durante la semana realiza más de una hora de ejercicio intenso, una cifra muy similar a países como Estados Unidos o Australia.
Ahora bien, cuando se trata de dedicar más de una hora por semana a la realización de una actividad física intensa, el país ocupa el octavo lugar, en comparación con el resto de territorios analizados, a pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja que los adultos de entre 18 y 64 años dediquen, al menos, en torno a dos horas y media durante la semana para realizar una actividad física intensa moderada.
Buenos propósitos.
Por otra parte, ocho de cada 10 españoles confirman haber intentado hacer cambios en sus hábitos en los últimos cinco años con el objetivo de mejorar su estado de salud. Sin embargo, solo la mitad de ellos afirma mantenerlo.
En una situación similar se encuentran países como México y Brasil, donde el 48 por ciento de los primeros y el 47 por ciento de los segundos han logrado mantener estos cambios.
Sin embargo, en China el 92 por ciento afirma haber realizados modificaciones en el último lustro que benefician a su salud y más del 80 por ciento asegura haber logrado mantener dichos comportamientos.
En concreto, el estudio ha analizado estos parámetros entre los ciudadanos de España, Nueva Zelanda, China, Australia, Gran Bretaña, Estados Unidos, Tailandia, India, Egipto, México, Hong Kong, Arabia Saudí y Brasil.
Quinto factor de riesgo.
Según la OMS, el exceso de peso es el quinto factor principal de riesgo de defunción en el mundo e indica que cada año fallecen por lo menos 2,8 millones de personas adultas como consecuencia del sobrepeso o la obesidad. Además, el 44 por ciento de la carga de diabetes, el 23 por ciento de las cardiopatías isquémicas y entre el 7 y el 41 por ciento de algunos cánceres son atribuibles al peso.
La organización considera que «la obesidad ha alcanzado proporciones epidémicas a nivel mundial y que, aunque antes se consideraba un problema confinado a los países de altos ingresos, en la actualidad este trastorno también es prevalente en las zonas de ingresos bajos y medianos».
Pero sin lugar a dudas, una de las obesidades más preocupantes es la infantil, que puede convertirse en uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI. La preocupación es mundial y está afectando progresivamente a muchos países de bajos y medianos ingresos, sobre todo en el medio urbano, indican desde la OMS. No en vano, la prevalencia ha aumentado a un ritmo alarmante y se calcula que hay en torno a 42 millones de niños con sobrepeso en todo el planeta, de los que cerca de 35 millones viven en países en desarrollo.
Además, se da la circunstancia de que los menores con kilos de más tienden a seguir siendo obesos en la edad adulta y tienen más probabilidades de padecer a edades más tempranas enfermedades no transmisibles como la diabetes y las dolencias cardiovasculares. Y hasta tal punto es así, que la siguiente generación podría tener una esperanza de vida menor que la actual. De hecho, algunos estudios indican que la obesidad acorta la esperanza de vida en unos 13 años.