Risueña y simpática, Payal Kapadia, puede enorgullecerse de ser una de las pocas directoras de cine de su país, la India. Precisamente, uno de los atractivos de sus películas es que nos acercan a esa cultura tan alejada. Con La luz que imaginamos, relata una historia de amistad y solidaridad femenina a través de la vida de dos jóvenes enfermeras que pasan penurias de amor.
¿Cómo surge la idea de retratar a dos mujeres de su país que sufren de amor por distintos motivos?
Quería mostrar esas dos relaciones amorosas diferentes: Una está casada con un hombre que apenas conoce y ha desaparecido de su vida pero para la sociedad india es totalmente legítima, mientras la otra, Anu, se está enamorando de un chico guapísimo, adorable, pero que la sociedad no ve legítima esa relación porque pertenecen a diferentes religiones. ¿Qué ocurre con el amor? Esa es la pregunta principal de esta película. El amor en la India es muy político, resulta muy difícil estar con la persona a la que amas.
Porque, a día de hoy, sigue siendo imposible en la India casarse con una persona de otra religión. ¿No?
En la India esto es lo normal y cada vez más porque la islamofobia es más creciente. También está la cuestión de las castas. Es muy complicado, si tú te casas con alguien que tus padres no quieren te repudian.
Por lo tanto, si ya es complicado encontrar una pareja en Occidente, en su país se convierte en casi una misión imposible.
Así es que como está diseñada nuestra sociedad, para que conozcamos a gente que es como nosotros, de la misma clase, raza y religión. Todo planteado para que yo elija a alguien que mis padres acepten.
En su película se muestra que parece que las mujeres tienen un don especial para estar al servicio de los más vulnerables, ancianos y niños. Eso no solo ocurre en su país sino también en Occidente. ¿Por qué cree que sucede?
Sí, y yo creo que debemos aceptar el papel. Aunque este año he visto la película española Salve María, que me pareció muy interesante porque ponía en entredicho la maternidad.
También habla de amistad sin fisuras, relaciones que son a veces más fuertes que los lazos familiares.
En mi país todas las relaciones son muy codificadas; como es el padre, la madre, los hermanos, es muy pesado. Pero la amistad no, elegimos y no hay obligaciones, somos amigas porque nos queremos.
Quizás, porque soy occidental, no entiendo que los indios perciban Mumbai, superpoblada con más 20 millones, como la ciudad de los sueños: ¿A qué se debe?
Hay muchas oportunidades en Mumbai si lo comparamos con otras ciudades del país. Es muy buena especialmente para las mujeres porque hay anonimato y puedes vestir como quieras, volver a casa cuando desees y existe transporte público.